Sergio Arancibia
Reuniones como la de Cádiz - donde se congregaron recientemente la gran mayoría de los presidentes de Hispanoamérica - sirven, entre otras cosas, para que los gobernantes allí presentes puedan tener encuentros bilaterales o multilaterales de su interés, y atender por esa vía, temas importantes para sus respectivos países que, de otra forma, requerirían viajes internacionales específicos.
Una de esas reuniones realizadas en Cádiz fue la de la Alianza del Pacífico, conformada por México, Colombia, Perú y Chile, cuyos presidentes aprovecharon para pasar revista a los avances en esta novel iniciativa de integración y señalar metas para el próximo año.
La Alianza del Pacífico tiene la peculiaridad de no meter demasiada bulla ni hacer demasiados despliegues protocolares. Tiene en ese campo una gran diferencia con otros organismos que se gestan en nuestra América, que se inauguran en medio de grandes torneos de discursos y declaraciones grandilocuentes, sin que nadie sepa muy bien para qué servirá el organismo que se crea.
La Alianza del Pacífico se ha planteado la meta de generar prontamente la libre circulación de bienes, servicios, inversiones y personas, entre los cuatro países miembros.
En materia de circulación de bienes, para principios del próximo año - es decir, dentro de pocos meses o semanas - el 90 % de las mercancías intercambiables entre esos cuatro países circulara sin pagar arancel. Otros países de nuestra América han tardado décadas en llegar a ese punto. Estos cuatro países logran esa meta casi justo un año después de que el grupo se constituyó formalmente.
En materia de libre circulación de personas, los cuatro países mencionados han establecido que no serán necesarias las visas de turismo, hasta por 180 días, para los connacionales de los otros países.
Existe en funcionamiento, aun cuando todavía a un nivel de prueba, la unificación de las respectivas bolsas de valores, lo cual permite el flujo de capitales y la unificación de oportunidades de inversión entre los países que en ello participan.
Una característica importante de esta nueva asociación regional es que su deseo de constituir entre ellos un área de libre comercio - que abarca el 35 % del PIB de América Latina y el 55 % de las exportaciones de la región - no va en absoluto unido a la idea de constituir una unión aduanera.
Mercosur es una unión aduanera, aunque incompleta, pues tiene un arancel externo común, y cada uno de sus países socios se encuentra imposibilitado por la alianza colectiva, de establecer compromisos de libre comercio con otras naciones, a menos que sea un acuerdo de todos los países miembros.
Ese acuerdo de unión aduanera se convierte en la práctica en una camisa de fuerza que imposibilita que sus países miembros puedan abrirse a asociaciones comerciales que les puedan ser ventajosas con otros países del mundo.
La Comunidad Andina de Naciones también intentó caminar por la vía de una unión aduanera y un arancel externo común, pero viene manifiestamente de regreso. Para evitar rupturas, la CAN ha procedido a autorizar a sus países miembros a establecer asociaciones o tratados de libre comercio con otros países, o grupos de países, de la región o de fuera de ella.
De allí que Perú y Colombia tengan en pleno funcionamiento, cada uno por su cuenta, un tratado de libre comercio con Estados Unidos, y estén ambos a punto de lograr en el transcurso de lo que queda de este año, un tratado de libre comercio con la Unión Europea. Perú tiene además un tratado de libre comercio con China.
La Alianza del Pacífico no quiere en absoluto transitar por esa vía. Su meta es el libre comercio entre los países socios, y eventualmente lograr asociaciones de libre comercio con otros países o zonas del mundo, fundamentalmente del Asia Pacífico. Es indudable que la experiencia latinoamericana, y de ellos mismos, les ha servido de lección.
sergio-arancibia.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario