S. BOCANEGRA
Es posible que el semi presidente actual, suerte de fantasmático doble del que se sabe, ha puesto en estas elecciones una torta, ejecutado un sublime abuso, una pendejera que no debe tener antecedentes ni en los tiempos del Chávez más tosco y primitivo. En pleno día de elecciones se ha permitido una rueda de prensa donde ha hecho la más descarada propaganda a favor de sus candidatos, sin un ápice de recato y, probablemente, con una conciencia poco clara de la monstruosidad que estaba cometiendo, perfectamente delictiva y violatoria de la mínima decencia y moral cívicas. La propia e inolvidable metida de pata, que para un debutante en las alturas más altas es una especie de harakiri político.
Además, las balbuceantes y babosas evocaciones del Presidente enfermo llegaron a producir nauseas por rastreras y lamebotas.
Pasará a la más exigente antología de la cursilería nacional, tan enriquecida en este período: metáforas "geniales" como el de la oración-acción, es decir, voto, voto devoto para mayor gloria del Padre votivo, poco más o menos, no deben olvidarse.
Total que si alguien pensó que con Maduro podríamos pasar de Guatepeor a Guatemala deben estar muy decepcionado. Eso que vimos en televisión no es ni la sombra del Otro, ni su negación, ni su superación, ni su atenuamiento. Es su devaluación, su parodia triste. Es una moneda falsa, de tres bolívares.
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