jueves, 20 de diciembre de 2012

NO A LA AUTOFLAGELACIÓN


     TRINO MARQUEZ C.
El triunfo del chavismo el 16 de diciembre fue categórico. Carece de sentido tratar de atenuarlo o disminuirlo. El Gobierno se impuso en la inmensa mayoría de los estados, municipios y parroquias del país. No cuento las comunas porque todavía estas unidades geográficas no pueden considerarse pues no aparecen registradas en el mapa levantado por el CNE.
Otro asunto es explicar esa avasallante victoria sin incurrir en la autoflagelación y en la autoagresión. En el señalamiento de culpas a la MUD y a los candidatos, como si la responsabilidad fundamental del fracaso residiera en su apatía, en su incompetencia, en la tesitura de su discurso o en la ausencia de una actitud firme y un mensaje nuevo que seduzca a las masa populares.
Varias son las causas que explican el arrollador éxito del régimen y el fracaso opositor. Subrayaré solo una: el obsceno ventajismo del que disfrutaron sus candidatos. Los errores u omisiones en los que incurrieron los aspirantes opositores son pecados veniales frente al descarado uso de los recursos públicos por parte de los representantes del chavismo. El abuso de poder que caracteriza a la autocracia, se multiplica a la enésima potencia en períodos electorales. No hay exceso que no cometa con los bienes de la nación. Los aspirantes opositores enfrentan a un contrincante que cuenta con los recursos de PDVSA, Corpoelec, el SENIAT, las empresas públicas, la red de emisoras de televisión y radio del Estado, y, como si esto fuera poco, con el respaldo incondicional de la mayoría que controla el CNE.
La rueda de prensa concedida por Nicolás Maduro el domingo 16 de diciembre por la tarde, en la cual llamaba a votar por los aspirantes del chavismo, fue una demostración del desprecio que los jerarcas del régimen sienten por los reglamentos electorales y la arrogancia con la que ejercen el poder. Ese abuso exigía la intervención directa de la presidenta del CNE exigiendo que cesara de inmediato el atropello. La señora Lucena guardó un silencio cómplice. Vicente Díaz tuvo que intervenir para evitar que la arbitrariedad continuara. A los representantes de la “revolución bonita” y del “amor por la patria” no les quedó otra opción que acatar la orden del rector de la dignidad.
Cada candidato a gobernador del chavismo se convirtió en un mandatario adjunto, con un presupuesto paralelo al del gobierno regional. Los recursos financieros abundaron. A los representantes del teniente coronel podía faltarles cualquier cosa, menos dinero a manos llenas. Sus campañas estuvieron acompañadas del reparto de neveras, lavadoras, televisores, aires acondicionados y alguna que otra vivienda que servía como señuelo para alimentar la esperanza de los más necesitados y crédulos. La publicidad inundó hasta los más alejados rincones de cada entidad federal Al igual que en la campaña presidencial que culminó el 7-0, el populismo se desbordó.
Mientras que a los procónsules de Chávez les sobraba el músculo financiero, los nuevos aspirantes y los gobernadores opositores tuvieron que sobrevivir en medio de restricciones severas. Los recursos provenientes del Situado Constitucional llegaron tarde o no llegaron. Los fondos que supuestamente se encontraban en el FIDES, tampoco se les transfirieron, al igual que los correspondientes a la Ley de Asignaciones Especiales Las posibilidades de obtener ingresos propios mediante el cobro de impuestos u otras tasas fueron muy reducidas, pues las competencias tributarias de las gobernaciones son exiguas. La Ley de la Hacienda Pública Estatal nunca ha sido aprobada. Los mandatarios regionales de la oposición debieron encarar solos -sin ningún apoyo de Miraflores, e incluso con su saboteo- las exigencias reivindicativas internas y las demandas de sus respectivos estados en todos los órdenes. En este cuadro se desenvolvieron las campañas de los aspirantes de la oposición.
En condiciones de equilibrio y transparencia normales, otro gallo habría cantado. Los resultados, muy probablemente, habrían sido distintos. La abstención se habría reducido. La gente habría entendido que votar posee el significado de la defensa y el ataque. Defender lo que se tiene y conquistar lo que se aspira.
@tmarquezc

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