Delsa Solórzano
Rubén, permíteme que te hable de “tú”. Te conozco a través de tu música desde siempre. Mi esposo y yo, ambos amantes de la “sala clásica”, gusto heredado de nuestros padres, nos enamoramos compartiendo tus canciones -y los libros de Neruda-. La primera vez que fui a mi querida Panamá, lo primero que pedí fue que me llevarán a ver tu casa, a recorrer “Plaza Herrera” y “de Chorrillo a Carrasquilla”.
Vengo de la centro izquierda venezolana. Cuando Chávez llegó al Poder yo era una “chamita” que dejaba forzosamente la dirigencia estudiantil para dedicarme al derecho, a juro había que crecer y trabajar. Me opuse desde siempre a su gobierno. La primera razón es muy sencilla, no me gustan los golpistas. La segunda me lucía más lógica aún: soy hija de un guerrillero comunista venezolano que pasó 14 años de su vida siendo un preso político. En el Cuartel San Carlos se casaron papá y mamá. Ahí aprendí a caminar, a hablar, ahí me enseñaron que la política es una asunto civil. En consecuencia, tampoco me gustan los militares en el ejercicio del poder político.
Leo tu carta a mi adorada Venezuela, esa que amo con tanta profundidad que no puedo pasar más de una semana afuera sin comenzar a extrañar su olor. Esa que amo tanto que antes de parir a mi hijo en esta tierra, ya sabía lo que era el amor de madre porque así mismo la quiero a ella. Esa que me hace levantarme todos los días muy temprano a tratar de construirla desde el corazón, esa que me duele cuando la recorro y hay tanta pobreza y tristeza en nuestra gente que te duele el alma. Esa que tiene los mismos problemas sin distingo de color político.
No vengo de la “cuarta república”, no sé lo que es el ejercicio del Poder, no vengo de AD ni de COPEI, aún cundo los respeto muchísimo. Hoy ejerzo mi primer cargo de elección popular, soy Diputada de las fuerzas de la oposición democrática gracias al voto ciudadano, pero trabajo día a día por todos los venezolanos por igual.
Leo tu carta y sin duda alguna, hay muchas cosas en las que tienes razón. Sin embargo, despachar como un asunto de mero trámite la lucha de la oposición no me parece lo más objetivo. Pretender que se trata únicamente de dos fuerzas enfrentadas por el poder, no es justo con la lucha que hemos dado en mi país enfrentando a un Estado totalitario que persigue sin tregua. Luchar contra un régimen no democrático por las vías democráticas ha sido un reto impresionante. De tal modo que, meternos a todos en un saco, como si no nos importara el pueblo o tuviéramos intereses diferentes a los de la gente, satanizar el ejercicio de la política honesta y sincera es parte de lo que nos tiene hoy acá. No Rubén, no me parezco a quienes hoy ejercen el gobierno. No somos lo mismo.
Criar a mi pequeño hijo en un país con la inseguridad más alta del mundo, la escasez desbordada, y la inflación más alta del planeta, en medio de una conflictividad política terrible, escuchando los insultos en cadena nacional del Presidente de turno, o evitar que vea la TV cuando desde el “canal de todos los venezolanos” se dedican a insultar a su mami, y a pesar de eso hacer de él a un niño maravilloso y feliz que anhela ser músico y cantante igual que tú, me hace sentirme a diario como el hombre de la película “La Vida es Bella”.
Desde este lado de la calle, hemos promovido un diálogo honesto y sincero con el gobierno. Lamentablemente no hemos tenido respuesta con palabras, sino con balas.
Desde este lado de la calle, hemos luchado con todas las fuerzas del mundo por la defensa de los Derechos Humanos de todos por igual, y lo que hemos obtenido es cada vez más prisión y más persecución política. Hoy lidio con la terrible situación de jóvenes presos y torturados por un régimen opresor, a la vista gorda del mundo que parece distinguir entre una represión buena y una mala, dependiendo de si quien reprime es de izquierda o de derecha. (Por cierto, creo con firmeza que el único socialismo a es el democrático, aquí sin duda no hay democracia).
Dime Rubén, ¿cómo no confrontar con un Gobierno que antes de estos terribles sucesos que hoy tienen incendiada políticamente a mi tierra, mantenía cerca de 30 presos políticos, centenares de exiliados y miles de perseguidos políticos?, ¿cómo no polarizar con un gobierno que censura, que cierra medios de comunicación social y que arremete contra sus periodistas?, ¿cómo no polarizar con un gobierno corrupto, donde simplemente se roban en un año más de $ 25 mil millones del ente regulador de divisas y simplemente la Fiscal General me responde que ella no sabe o que ella “no era fiscal cuando eso”?, ¿cómo no polarizar con un gobierno que no permite elecciones libres y democráticas ya que utiliza graves actos de corrupción para favorecer los resultados? -A pesar de ello seguimos participando en elecciones, seguimos ejerciendo nuestro derecho constitucional con valentía-. ¿Cómo no polarizar con un gobierno que amenaza a los empleados públicos para que voten por ellos, bajo amenaza de perder su empleo, en un país donde el Estado es casi el único empleador?, ¿cómo no polarizar con un gobierno que acabó con el aparato productivo nacional y hoy casi el 90% de lo que consumimos es importado? -aquí lo único “soberano” es la importación-. ¿cómo no polarizar con un gobierno que hambrea, que no educa, que no garantiza salud o seguridad, que divide, que odia?. Son muchas las razones Rubén. Lo que sí te aseguro, es que mi mayor anhelo es no polarizar con el pueblo. Al final del día mi pueblo amado pasa lo mismo, sufre lo mismo, llora lo mismo, la inseguridad nos azota igual seamos rojos o azules, y debemos hacer la misma fila de horas y horas en el supermercado para tratar de adquirir cualquiera de los bienes escasos, es decir todos.
Nuestros estudiantes, valientes, combativos, maravillosos, que hoy manifiestan pacíficamente, están siendo maltratados, perseguidos, reprimidos brutalmente en las calles, y están junto a sus madres luchando por lo mismo: la paz de Venezuela y el retorno de las oportunidades. Mi hijo es demasiado pequeñito, así que me toca luchar por él.
Ojalá que nuestros estudiantes no tengan que mirar atrás 15 años, tal como yo lo estoy haciendo ahora y no tengan que escribirle a nadie una carta como esta.
Mis saludos desde Venezuela, donde te han escuchado “desde el goajiro hasta Cumaná”.
Mis saludos desde Venezuela, donde te han escuchado “desde el goajiro hasta Cumaná”.
Delsa Solórzano
Diputada venezolana ante el Parlamento Latinoamericano
Vicepresidente de Un Nuevo Tiempo
Diputada venezolana ante el Parlamento Latinoamericano
Vicepresidente de Un Nuevo Tiempo
No hay comentarios:
Publicar un comentario