martes, 25 de febrero de 2014


Lo que dice Vielma Mora

        Teodoro Petkoff

Cómo explicar la inmensa manifestación del sábado pasado si no es
como expresión del elevadísimo nivel de insatisfacción popular existente
frente a la gestión del gobierno? No fue una marcha más, de las centenares
que ya ha habido, sino una poderosa acción de protesta y reclamo ante la
incapacidad del gobierno de atender las decenas y decenas de razones
que tiene la gente para protestar una pésima conducción del Estado.

Dijimos hace poco tiempo que la economía comenzaba a acorralar a
Maduro; pues bien, ya lo tiene contra las cuerdas. El país viene
mostrando que está harto de una gestión administrativa y política que
no da pie con bola. El país está exigiendo una rectificación a fondo del
modo como se está conduciendo la cosa pública. Pero existe una prelación
en esa exigencia y es la de que se disuelvan y desarmen los llamados
“colectivos”, que se han transformado en un engorroso factor de perturbación
pública. Esa prelación es necesaria porque hablar de “diálogo”, como con
frecuencia lo hace Maduro, pero al mismo tiempo mantener activos grupos
armados, dedicados a sembrar el terror, es un contrasentido. Invitar a
dialogar, al tiempo que se coloca una pistola sobre la mesa, es una
burla, una cuchufleta, que niega el propio llamado que se hace.

Proceder de este modo no es otra cosa que tratar de simular que se
atiende la exigencia nacional por un clima de paz y por el cese de la
violencia mientras se actúa de un modo que propicia todo lo contrario.

Dialogar implica ante todo identificar aquellos temas que concitan el
interés nacional, cosa nada difícil porque no son otros que aquellos
que con mucho tino y coraje ha colocado sobre la mesa el gobernador
del Táchira, Vielma Mora. Cuando este pide cese a los excesos en
la represión es porque admite que los ha habido y que ve en ello una
de las causas fundamentales del espeso clima de desasosiego que
agobia al país. Los “excesos” en Táchira, que Vielma reprocha,
obviamente le habrían costado el cargo al general de la GN Bermúdez
Pirela y la designación de uno nuevo en su lugar, el general Vivas
Landino. “Aquí nadie está autorizado para ejercer la violencia”, indicó
Vielma Mora, con lo cual reclamó para sí el respeto a su autoridad,
pues sólo a él compete todo cuanto atañe al orden público en la entidad
que dirige.

“Borrón y cuenta nueva”, pide Vielma Mora y aboga por la liberación de los
presos políticos, incluyendo entre estos a Iván Simonovis y a Leopoldo
López. “Necesitamos creer que eso va a ocurrir”, exclama con angustia el
gobernador del Táchira, al tiempo que anuncia que hará ese planteamiento
al presidente Maduro. A pesar de que, como dijo, no tiene injerencia en las
operaciones policiales y militares, se mantendrá vigilante de ellas para
“mirar por el respeto a los derechos humanos”, subrayando que está
“en contra de tratar manifestaciones pacíficas con violencia y atropello”,
rematando que por eso él “ha dejado que en el Táchira los estudiantes
protesten en su zona”. “Yo estoy de acuerdo con la protesta pacífica.
Los derechos individuales y colectivos no pueden ser cercenados”,
concluyó, por si alguien no había entendido bien lo que antes dijera.
Ciertamente el gobernador del Táchira apunta a las condiciones
necesarias para abrir el camino hacia la paz, justamente las que
habíamos señalado al principio de estas líneas.

Editorial del Tal Cual

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