Krauze deplora el silencio de Latinoamérica contra la represión en Venezuela
El historiador mexicano Enrique Krauze deploró hoy que “los Gobiernos de la región latinoamericana” permanezcan “callados” ante la represión lanzada por el Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela contra grupos estudiantiles.
En un homenaje que se le brindó en la Cámara de los Diputados mexicana 30 años después de la publicación de su ensayo “Por una democracia sin adjetivos” (1984), Krauze lamentó que “en Brasil, la joven Dilma Rouseff, la guerrillera torturada por los militares (…), apoya un régimen que reprime estudiantes”.
El historiador explicó que, actualmente, “no pocos herederos de esas corrientes intelectuales, políticas y estudiantiles, defienden las acciones represoras de un Gobierno, el venezolano, que tiene el tufo del de (Gustavo) Díaz Ordaz”.
Así aludía al presidente mexicano durante el periodo 1964-1970, quien reprimió al movimiento estudiantil de 1968, con el que estaba alineado Krauze, con las fuerzas castrenses y el grupo paramilitar Batallón Olimpia.
Krauze lamentó que el Gobierno mexicano encabezado por el presidente Enrique Peña Nieto haya permanecido hasta ahora callado, igual que la Cámara baja.
Venezuela se encuentra sumida en una ola de protestas desde el 12 de febrero pasado que han dejado hasta ahora trece muertos y 150 heridos, según cifras oficiales.
“No se trata, en absoluto, de pedir la remoción o la caída del régimen. Ese cambio solo puede derivar de un proceso electoral”, indicó.
Se trata “de pedir lo mismo que nosotros pedíamos en (…) el 68: diálogo, castigo a los represores, libertad a los presos políticos, respeto a la libertad de protesta, restitución plena de la libertad de expresión”, apuntó.
Si el bloque latinoamericano “permanece callado cuánto honraría al Congreso mexicano un pronunciamiento por el diálogo, la libertad y la concordia enVenezuela, sería un peldaño más y un adjetivo menos para nuestra democracia”, añadió el historiador.
En su intervención, Krauze también habló de la “pobre, muy pobre, cultura democrática”, un aspecto que en 1984 no previó en su ensayo, publicado en la revista Vuelta.
“Estamos lejos, muy lejos, de que nuestra democracia pueda proclamar su triunfo histórico. Nuestra democracia tiene graves limitaciones”, entre ellas “un problema real de representación”.
Otras carencias que mencionó fueron “la corrupción”, “la falta de transparencia” en los gobiernos estatales y municipales, así como el poder que han acumulado “los llamados ‘poderes fácticos’” en el proceso de descentralización política que hay en México.
“¿Cómo hablar, en suma, del triunfo de la democracia mexicana cuando hay territorios enteros del país que han dejado de ser México para volverse cotos sin ley?”, se preguntó. EFE
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