sábado, 9 de agosto de 2014

¿QUÉ TAN FRAGIL ES EL RÉGIMEN DE MADURO?

ANDRÉS VOLPE

To act on the belief that we possess the knowledge
and the power which enable us
to shape the processes of society
entirely to our liking,
knowledge which in fact we do not possess,
is likely to make us do much harm.
                                                 Friedrich Hayek.

Procusto tenía una posada en Ática. Allí hospedaba a viajeros buscando alojamiento y los convidaba a quedarse y dormir en una cama de hierro. Al dormirse el viajero desprevenido, Procusto procedía a amordazarlo y atarlo a la cama, estirando el cuerpo del viajero para medirlo y fijarse si las extremidades rebasaban los límites del armazón de hierro o si quedaban cortas. De no caber las extremidades del viajero en la cama, Procusto las serruchaba para ajustarlas a las dimensiones del armazón. Por el contrario, si el viajero era demasiado corto, Procusto procedía a estirar las extremidades a martillazos.
 Este mito griego invita al horror y al asco, pero igual lo hace Maduro cuando, tratando los problemas políticos y económicos bajo estándares ideológicos arbitrarios, construye una armonización ficticia.
Nassim Nicholas Taleb enuncia en su obra Antifrágil que los sistemas que buscan reducir a los entes orgánicos, entre ellos los seres humanos, a factores cuantificables, medibles y, por lo tanto, predecibles, incurren en un error fatal; quizá sea un error generalizado en la modernidad, ya que ella nos incita a la racionalización de la realidad. La máxima proviene de una falacia en el pensamiento moderno: la sociedad es un constructo humano que puede ser racionalizado y, por lo tanto, susceptible de entendimiento. El entendimiento del comportamiento de la sociedad nos puede llevar entonces a predecirla y cuantificarla. El sueño de todo socialista: la aplicación del lecho de Procusto a la humanidad.
Ahora bien, los socialistas estipulan que esto se hace en pro de crear igualdad por medio de la planificación; esa necesidad de planificación para estandarizar lo intrínsecamente múltiple y especial. Así mismo, se hace con la intención de asegurar una estabilidad y eliminar la volatilidad de los sistemas políticos, económicos, empresariales, etc. Dicho en otras palabras, se busca eliminar la volatilidad necesaria de los sistemas de organización espontánea. Los ejemplos en Venezuela son variopintos: el control de cambio, Pdvsa, el control de precios, control de la producción de las empresas radicadas en el país, estabilidad laboral y sueldo mínimo impuesto verticalmente, el control centralizado del poder político en Miraflores, la planificación central por parte de los malandros del PSUV, etc. Todas estas políticas solo han causado escasez, reducción en la producción de las empresas tanto privadas como estatales, inflación, proliferación de un mercado negro para todo tipo de bienes, estallidos sociales y pare usted de contar.
Por ende, la planificación y el subsecuente control centralizado solo produce sistemas frágiles que hacen implosión desatando diversas crisis que exigen paquetazos económicos, congresos políticos para mantener a todo el mundo amarrado y las lealtades alineadas, así como para evitar multiplicación de Giordanis en el gobierno. Así mismo, invitan a la utilización de la Guardia Nacional para la supresión de protestas y los clamores por un mejor país.
Un ejemplo histórico de los errores fatales del socialismo y su planificación centralizada a causa de argumentos de eficiencia es la hambruna soviética en los años de 1932 y 1934. Stalin quiso organizar la sociedad soviética y en 1929 se inició la gran colectivización estatal de la agricultura. El producto de dicha política fue el de aproximadamente 7 millones de personas muertas por la hambruna y todavía no se saben las cifras exactas por las mañas de Stalin y sus tendencias de falsificación histórica. El sistema, tratando de garantizar estabilidad y, aplicando conductas dignas de Procusto, se volvió frágil y susceptible de errores fatales y catastróficos. Esto es producto de lo que Friedrich Hayek llamó la arrogancia fatal del socialismo.
El único sistema que obedece a la naturaleza humana y a su incapacidad de controlar sistemas creados por ella misma es el de la libre organización espontánea. Ello garantiza sistemas sólidos que se consolidan mediante pequeños ensayos y errores, o rectificaciones espontáneas del mercado. Quizás por ello la democracia habla de alternancia en el poder, ya que el sistema democrático se consolida mediante el aprendizaje del electorado al momento de elegir Presidentes bajo una técnica de ensayo y error. Es decir, una mala elección es enmendable al terminar el término constitucional. El mercado electoral debería crear la necesidad de un líder mejor al anterior. Esto debería asegurar a la democracia como un sistema “anti-frágil”, en palabras de Nassim Taleb. No obstante, el aprendizaje del electorado es una condicio sine qua non difícilmente replicable en la realidad. Ahora bien, en los regímenes en los cuales no existe alternancia, los errores son exponencialmente mucho más graves, ya que normalmente son irreparables y conllevan al desmoronamiento del sistema, como ha sido el caso de la democracia en Venezuela.
El régimen de Maduro es frágil. Es tan frágil como el hilo que sostuvo la espada de Damocles y los demás frágiles equilibrios de la historia. La estructura misma de la organización del régimen esta diseñada de una manera que invita a la implosión, ya que se siente orgulloso de su arrogancia estatal centralizada. Maduro evidencia su fragilidad y miedo al adquirir 300 nuevos equipos antimotines, porque a nuestro Procusto la cama de hierro se le está oxidando.

@andresvolpe

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