sábado, 2 de agosto de 2014

RICARDO SUCRE OPINA


Siempre veo “las sociales” en la prensa. Son fuente de información política, más que “un pin” o “una persona me dijo que”.
Veo la del 71 aniversario de El Nacional. Principalmente, las páginas 6, 9, y la foto de primera página. El mejor testimonio de los reacomodos de poder y de grupos que hay en la Venezuela de oposición, catalizados por la muerte de Chávez -quien fue una suerte de “padre castrador” que no permitió que “sus hijos” se desarrollaran y hoy, sin Chávez, hasta “reviran”- y que, en el fondo, es la causa estructural de la salida de Aveledo y Medina de la MUD ¿pero por qué salen en este momento? porque, a mi modo de ver, la MUD ya venía con asuntos a resolver importantes desde su “cuarta encerrona” de fecha 29-7-11. Pero hay una causa coyuntural para el desenlace. 
Ocurre ahora porque “salidistas” y “no salidistas” -aunque no se diga- se dieron cuenta que vienen las parlamentarias, y eso supone decidir quiénes van porque “no habrá cama para tanta gente”. Esta fue la variable coyuntural que catalizó lo que sería el desenlace dentro de la MUD, que iba a ocurrir, a mi modo de ver. 
Ya el “take over” sobre la Secretaría Ejecutiva se concretó, y ahora viene la pugna por el control de quién y cómo se postulará para la parlamentarias en circuitos que serán competidos. 
Con mayor sinceridad de parte de los grupos en pugna, se hubiesen evitado los 43 fallecidos a partir del 12-2-14, para arribar a donde desde 2013 se sabía que se iba a llegar, con “calle” o sin ella: a las parlamentarias de 2015.
Al día de hoy, los reacomodos que ocurren en el mapa “de los actores políticos”, sugieren 4 grupos, con grados variables de poder e influencia, con uno dominante ahora: el grupo del gobierno, caracterizado por su carácter corporativo-sin contrapesos y avanza en su vocación hegemónica al plantear la imbricación del partido con el Estado (conclusión importante del III Congreso del PSUV, y es la visión Maduro-Cabello expresada en la Instalación del Congreso el día 26-7-14).
Luego, en la órbita oficial, está la disidencia, cuya fuerza es un estado de opinión, pero que no manifiesta organización política, sino se expresa en los canales tradicionales de este sector -Aporrea- y, paradójicamente, la visibilidad social que hoy tienen se las dan “medios de la derecha” (El Nacional y El Universal, principalmente), pero más por la pugna con el poder oficial de Maduro y compañía, para crearle problemas o hacer contrapeso, que porque realmente se crea en el chavismo disidente (sus ideas son “comunistas”, que no creo sean del agrado de los accionistas o de los que leen El Nacional o El Universal).
En el lado opositor, hoy se habla de un deslinde o de "relanzar" la Unidad. Están esas posibilidades, pero ahora noto que la fragmentación o balcanización también es probable.
Al margen del resultado final, las opciones se mueven en dos corrientes.
Una -que es la que se impone en el clima de opinión y avanza en los hechos- que es la conocida como “salidista”, caracterizada por su ambición de poder, audacia, manejo de medios y de estados emocionales, su irresponsabilidad política, sus pocos escrúpulos a la hora de hacer política (su “maquiavelismo”), asume una suerte de “destino manifiesto”, y prepotente (personas de 30 años en puestos políticos cuyo mayor mérito es hablar “golpeao” y algunos, hasta el “golpeao” lo hablan mal).
Es una concepción elitesca de la política -por ejemplo, en las instancias de la Mesa en las que participo, opiné que no me sentía “salidista” y planteé una opción “que el mercado decida” para abordar la diferencia; no solo por su irresponsabilidad política, sino por su carácter elitesco, y en mi caso, me siento más cercano a lo popular- que representa a los sectores muy bien retratados en “las sociales” del 71 Aniversario de El Nacional.
Su fuente de apoyo hoy es una clase alta y una clase media frustrada y depauperada, que aceptó a Chávez no solo porque le tenía miedo -hoy hablan del “difunto” de forma despectiva, pero en vida, era “el Presidente Chávez” y ni de “vaina” hablaban de “dictadura” por el temor a la reacción de Chávez- y porque había dólares y consumo, mucho consumo. 
Hoy, “el salidismo” busca acercarse a los sectores populares descontentos con la situación económica.
Otra corriente, caracterizada por una lógica AD-Copei: acuerdos y la palabra que se honran, hombres maduros que se miran a los ojos en tediosas reuniones para decirse las cosas, buscar personas honorables y que le “digan algo” al país para puestos claves, con más escrúpulos a la hora de hacer política, también prepotentes (pero en el sentido de subestimar siempre al que no sea vivo o “avispado”), con poca visión política (más pendientes del juego de poder táctico), todo el mundo tiene su lugar y el lugar es lo que te define, no tus méritos o esfuerzo, lo que los hace conservadores; una Venezuela decente pero conservadora, también elitesca, de personas honorables que deciden, pero pausados, y algo más abiertos y plurales. 
Su base natural de apoyo hasta 2011 fue la clase media y alta que hoy alimenta al salidismo, y me luce que busca compensar la pérdida con una búsqueda de nuevos públicos de la periferia al centro. 
De las dos opciones, me siento y he estado en la última, básicamente por sus escrúpulos a la hora de hacer política, que van más con mi personalidad. Me aleja, su conservatismo, su lentitud. 
Toda esta reflexión porque tengo meses sintiéndome como creo se sentía un venezolano común y corriente del Siglo XIX o de la primera mitad del Siglo XX. 
Tu suerte la define estar cerca de algún grupo político o “montonera”. Si no, podrás llevar una vida decente pero limitada, sin mucha prosperidad.
La Venezuela moderna post-1958 -y, aunque se niegue, fue la lógica de Punto Fijo- buscó que las personas pudieran prosperar y ser decentes sin tener que estar en una “montonera”, es decir, sin tener que decir “soy amigo de”, “estoy en el grupo de”, o “conozco a alguien del grupo de”.
No considero que alguno de estos 4 grupos representen hoy ese espíritu de la Venezuela moderna. Son corporaciones, más amables o menos amables, más incluyente o menos incluyentes, pero al final, grupos de amigos o de pares que deciden, y el resto, atados al “soy amigo de”, “estoy en el grupo de”, o “conozco a alguien del grupo de”.
Tal vez, esa es la política. La "teoría elitista de la democracia", como uno estudió en ciencias políticas. En ese entonces pensaba y sigo pensando, que hay algo distinto al elitismo en la política. 
Ese es el otro legado de “la salida”: el regreso de la política de clivajes, de los bolsones geográficos, identitaria; la “política de la sospecha” -leía en una nota de Globovisión en que uno de los “requisitos” planteados para ser Secretario Ejecutivo de la MUD es no tener un “pasado de traiciones” ¿Cómo se verifica ese “requisito” y quiénes lo verificarán?- que nos acompañará por un tiempo.
No sé cuántas personas deseen prosperar sin “ser amigo de”, “estar en el grupo de”, o “conozco a alguien del grupo de”.
No sé cuántas personas quieren el objetivo de la Venezuela moderna: un país decente, institucional, en donde si quiero hacer política y estar en un grupo, bien; pero si no quiero hacer política, pueda prosperar, sin sospechas, chantajes emocionales, o sentimientos de culpa (armas psicosociales que hoy se usan para domesticar conciencias y voluntades). 
La Venezuela democrático-liberal que, de pequeño, le escuché hablar a Rómulo Betancourt y Leopoldo Sucre Figarella, en los “domingos políticos y familiares”. No es regresar a lo que no se puede, pero sí al espíritu de esa Venezuela amable, institucional, que invitaba al progreso, al reconocer que fue elitista en su concepción (la "democracia mínima" de ka que habla Juan Carlos Rey), pero ese elitismo fue una de las causas de la crisis, que abrió la puerta al personalismo y, ahora, al corporativismo sin contrapesos o la versión elitista.
Hoy me pregunto ¿Quién articulará nuestros intereses y nos representará en esta Venezuela de “montoneras”?
Casualmente, en El Nacional, antes de “las sociales” del 71 Aniversario, un remitido de la FAPUV reproduce un artículo de Luis Ugalde titulado “La salida del gomecismo”….no tengo las luces de Ugalde, pero creo que se equivoca, me luce que estamos a “la entrada del neogomecismo del Siglo XXI”….”Montoneras 2.0"

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