El extraño viaje de un exmilitar español al Estado Islámico, con parada en Malí
Jorge A. Rodríguez
El País
La red de captación de yihadistas descabezada este viernes en las ciudades vecinas y fronterizas de Nádor (Marruecos) y Melilla (España) había sido inspirada por Zakaria Said Mohamed, un exmilitar español que ahora combate con el EI en Irak o Siria. Este, un antiguo soldado del cuerpo de ingenieros en Melilla, le había encargado a su hermano Mohamed la organización de una red que captase desde la ciudad española a nuevos acólitos en Marruecos para el EI. Mohamed era el jefe y ponía sus contactos. Zakaria coordinaba en la distancia.
La operación fue iniciada por los servicios policiales de Marruecos, extremadamente preocupados por la afluencia de compatriotas a las filas del ISIS: se cifra en 2.000 los marroquíes que combaten en Siria e Irak. Los hermanos, uno en directo y otro de forma remota, había constituido un grupo que, según el Ministerio del Interior español, “desarrollaba actividades propias de una auténtica milicia terrorista”. Ya estaban realizando “entrenamientos físicos específicos” y se movían adoptando medidas de seguridad.
Los conocimientos, la “experiencia yihadista”, los aportaba el exmilitar, “especialista en el manejo de armas y explosivos”, según Interior. Era una especie de coordinador de la célula. El modelo a seguir. Zakaria Said Mohamed fue soldado profesional en el Regimiento de Ingenieros 8 con base en Melilla entre 2007 y 2010. No renovó contrato. En 2012 se le perdió la pista. Se unió al Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental (Muyao), franquicia de Al Qaeda. Con este grupo luchó en Malí, según los servicios antiterroristas.
Los ahora detenidos (ocho marroquíes en su país y un español en Melilla) habían estado inicialmente relacionados con las células terroristas Attaouhid y Al Mouahidine, ambas encuadradas de Al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI). Estas células fueron golpeadas por la policía en mayo de 2013 durante una operación antiterrorista en Nador.
A partir de ese momento, según el Ministerio del Interior de Marruecos, el grupo de Zakaria y su hermano comenzó a girar hacia el EI. Sus primeros pasos en este sentido fueron los robos de coches para venderlos con el objeto de “financiar el viaje de miembros de la célula a Siria e Irak”. En estos países, Zakaria, no solo recibía aspirantes a terroristas. También se sospecha que estaba haciendo volver a combatientes con el objetivo de encuadrarse en “células activas para la comisión de atentados tanto en Marruecos como en Europa”.
Marruecos ha llevado el peso de la operación, pero para detener al supuesto jefe de la célula, el hermano de Zakaria, pidió la colaboración de la Comisaría General de Información, que lo detuvo en el barrio de la Cañada de Hidum, a espaldas de la mezquita blanca, fuera del control de los imanes marroquíes. La operación, calificada de “preventiva para eliminar la amenaza terrorista” sigue abierta y bajo el secreto que ha dictado el juez de la Audiencia Nacional Javier Gómez Bermúdez. El exsoldado Zakaria sigue libre. Su hermano pasa este domingo a disposición judicial a efectos de extradición. Le espera, con una alta probabilidad, la cárcel.
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