Las Mentiras del gobierno
Para quien navega sin rumbo, ningún viento
le es favorable.
le es favorable.
Séneca
Pedro Luis Echeverria
La alto mando gubernamental espurio, falaz e
ineficiente que ha tomado por asalto el poder en nuestro país, adoptó a la
“chita callando”, la más y peor perversa medida contra el poder adquisitivo del
ingreso de los venezolanos al devaluar la moneda nacional con el único objetivo
de tratar de paliar el fuerte déficit que acusan las cuentas fiscales y obtener
recursos financieros adicionales para utilizarlos descarada y alevosamente en
la campaña electoral que se avecina. Esta acción del gobierno, aislada y
carente de la necesaria racionalidad económica para adoptar simultáneamente
otras medidas destinadas a morigerar y compensar las negativas consecuencias de
una devaluación que afecta a todos los venezolanos por igual, es, por decir lo
menos, criminal. Hay que recalcar que las
correcciones que demandan los
desequilibrios macroeconómicos son causadas, precisamente, por la intrínseca incapacidad administrativa
gubernamental, por el irresponsable malbaratamiento de los ingentes recursos
recibidos por el país y por las malas y
equivocadas políticas que ha venido aplicando desde hace quince años. Esa
decisión adoptada por el gobierno de forma soterrada y sin mayores consultas a
los conocedores de esos temas, tendrá como únicos resultados: mantener la
sobrevaluación del bolívar, afectar negativamente la competitividad de las exportaciones no petroleras, las importaciones
continuarán su ritmo ascendente, igualmente seguirá la quiebra de empresas con
la consiguiente merma de nuestro aparato productivo,
profundizará el establecimiento de más opresivos controles a la
ciudadadanía, más inflación, más corrupción, más falta de incentivos para
la inversión, más desempleo y escasez,
más vulnerabilidad a una economía altamente dependiente del comportamiento de
los precios del petróleo y, por si fuera poco, mantiene abierta la tendencia
para futuras devaluaciones adicionales
como ya ha ocurrido, en varias oportunidades, durante los largos años en que ha
gobernado. Es decir, en lugar de solventar los serios desajustes económicos que padecemos, por el contrario,
los profundiza y cierra las
posibilidades de recuperación lo que
peligrosamente nos acerca, aun más, a la noción
de un Estado fallido.
La
propaganda del régimen a través de las rimbombantes y estólidas declaraciones
de sus exégetas tiene como
finalidad esconder la terrible
realidad que los proventos petroleros no alcanzan para mantener el enorme gasto
fiscal y que sus desesperados intentos de obtener recursos externos para financiarlo no obtuvieron
resultado alguno. Esa es la secuela de su
incompetencia y la desestabilización a la que sistemáticamente ha sometido al aparato productivo nacional y cuyos
efectos se expresan en baja
productividad, pérdida de la capacidad competitiva de la industria y el agro,
la desaparición física de muchas empresas tanto por su vulnerabilidad
operativa, como por las expropiaciones
y, un enorme endeudamiento improductivo y dañino que no ha aportado nada
positivo a la calidad del desenvolvimiento económico.
Chávez, es el
gran responsable de esta caótica situación. Los actuales segundones
usurpadores continuarán gobernando, ayunos
de ideas y “auctóritas” y pletóricos de mentiras y banalidades. Por sus propias
carencias no han podido ni podrán
superar la grave crisis de la que son los únicos responsables. Salta a
la vista que no están resolviendo los
problemas. ¿Podrán seguir engañando al sufrido pueblo o éste finalmente se
percatará que el modelo del Socialismo del Siglo XXI es una utopía perdida y
que arteramente el gobierno lo está
usando para eternizarse en el poder?
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