sábado, 27 de septiembre de 2014

Otro Quijote pensando

El politólogo Luis Salamanca estudia la relación entre democracia, dictadura y autoritarismo. El exrector del CNE y doctor en Ciencias Políticas, tiene algo que contar acerca de estos 15 años
SEBASTIÁN DE LA NUEZ
Tal Cual

¿Para qué editar un libro más sobre Chávez, si hay como 4 mil rondando por el mundo? Luis Salamanca, quien debe tener un montón de chiripas en su casa pues colecciona recortes de periódico desde que el comandante ascendió al poder, o antes, al producirse la noticia, es inasequible al desaliento.
En el fondo le preocupa un tema, aun cuando no lo exprese de esta forma tan cruda: ¿qué demonios le ha pasado a este pueblo, dándose trancazos una y otra vez contra la misma piedra caudillista? Con mayor precisión, ahora estudia la relación entre democracia, dictadura y autoritarismo .
Este es el tema del siguiente libro. Salamanca es un caballero que afinó lecturas y juicios en el Instituto de Estudios Políticos de la UCV junto a lumbreras como Juan Carlos Rey yHumberto Njaim. "Creo que en la cultura política nuestra la palabra autoritarismo no tiene casi ningún significado", dice. "Vemos los regímenes políticos en blanco y negro: o dictaduras o democracias".
Para él, el autoritarismo es un género de varias especies; en alguna de ellas mora el chavismo aferrándose al poder como una garrapata.
Ha recolectado más de veinte calificativos para el Gobierno chavista. Fiel seguidor del profesor Juan José Linz, no halla un apellido definitivo que pueda nombrar esto. Sencillamente porque el régimen no ha llegado a un punto de implantación del modelo completo, como es. Piensa Salamanca que sí, que la democracia se ha reducido, que el venezolano la vive desde la precariedad y que el modelo autoritario ha avanzado fuertemente, pero aún no ha logrado cristalizar como dictadura básicamente porque no se lo ha permitido la resistencia democrática. Linz, el alemán con sangre española, dio lecciones sobre estos temas pero no pudo alcanzar tampoco a escanear el chavismo.
LA HISTORIA NO ABSUELVE
Salamanca se teme lo peor. Este Gobierno está acorralado y Maduro sabe (desde el mismo momento en que cacarea "me llamarán dictador") el camino que ha emprendido. El futuro luce negro: la imposición del silencio absoluto sigue, se utiliza cualquier arma, cualquier argumento. Sin embargo, hay algo que no entiende mucha gente de la derecha: esto no es una dictadura porque la gente lo ha impedido; y cada elección es una batalla entre democracia y dictadura.
Salamanca adelanta una teoría aun cuando se halla en plena batalla para extraer conclusiones del conjunto de sucesos que le quitan el sueño: "A esta forma de gobierno autoritaria se ha llegado de manera evolutiva, gradual. Si Chávez hubiera triunfado el 4 de febrero, hubiese implantado una dictadura de una vez. Iba a desconocer los poderes existentes. Pero no llega por las armas sino por los votos, y eso le impone una dinámica distinta. Se le ocurre ir acabando a sus contrincantes, irlos minando. El gobierno comienza con el pretorianismo. Lo único que Chávez tenía claro al comenzar era que quería un gobierno militar, pues para él son más eficaces que los civiles". Lo que ha sucedido en estos quince años está tomando forma en los textos del politólogo.
Su lectura transversal da cuenta de un proceso de destrucción. Camino bordado de episodios: desde la eliminación del principio de la representación proporcional de las minorías, que hubiera hecho de la Constituyente un proceso más democrático; el Kino, la ñapa que le regaló el TSJ a Chávez, el triste papel de la opositora Cecilia Sosa; más tarde la declaración de omisión constitucional a partir de la cual la Sala Constitucional pasó a designar directamente a los nuevos rectores del CNE... En fin, de allí al cuento de las firmas planas. "Chávez dio una demostración de descaro anticonstitucional al agarrar aquellas firmas, en televisión, y nombrar a algunas personas: aquí está Fulanito de Tal, esto es una firma plana...
Una cosa increíble: un presidente metiéndose en las funciones de otro poder, que por su naturaleza es autónomo. Y el poder no hizo nada".
Y apareció por primera vez en la historia del país una lista negra: La Lista Tascón. Chávez logra con el amedrentamiento y con el arrebatón del TSJ, más la mesa servida por la oposición en las parlamentarias de 2005, sumar todo el poder. Y probó que no estaba dispuesto a que nadie lo sacara de allí. Se dispuso a crear un sistema de control que a su vez no lo pudiera controlar a él. Pero eso se fue dando, no era algo premeditado. De allí que Salamanca aventure al final nombre y apellido: este régimen es un autoritarismo evolutivo.
El país sigue sufriendo de amnesia. Se necesita más reflexión, más memoria, más libros, mayor digestión sobre lo que ha pasado y sigue pasando. Luis Salamanca es solo otro Quijote más.

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