miércoles, 20 de abril de 2016

No hay otra salida


Bernard Horande - @BHorande

Algunos amigos y conocidos me preguntan si saldremos de "esto". Que "cuándo". Que "cómo". Que "por qué no pasa nada". Que la gente está demasiado tranquila calándose "esto". Muchas interrogantes con respuestas no precisamente fáciles.
En cuanto a lo primero, sin dudar en lo más mínimo, mi respuesta es sí. Saldremos de esto.
Por supuesto, enseguida viene la pregunta: "¿cuándo c....?". Aquí empiezan las dificultades.
Porque el "cuándo" va muy ligado al "cómo". Aunque según va pasando el tiempo, a mucha gente con toda lógica le va importando cada vez más el "cuándo" y cada vez menos el "cómo", lo cierto es que este último sí es muy importante.
Algunas personas me dicen - creo que sin reflexionarlo mucho - que ojalá que de una vez la gente se amotine, que salga todo el mundo a la calle, que se arme el alboroto del siglo,  y así resolvemos de una vez "esto".
No es tan sencillo. Cuando se desea una salida de este tipo no se miden las consecuencias. El Caracazo del 89 nos dio una muestra de lo que un acontecimiento como ese puede provocar.
En las circunstancias actuales, mucho peores que las que dieron origen a aquél episodio, con los problemas elevados a la enésima potencia, uno puede pronosticar que los saqueos y desórdenes callejeros, con su respectiva cifra de muertos y heridos, dejarían un país en condiciones más que dantescas.
Observo que algunas personas que me comentan esta posibilidad creen que ante algo así pasarían "lisos". Que no les afectará. Que otros serían quienes sufrirían las consecuencias.
No es así. Aterricen.
De modo que suelo responder que el camino para solucionar "esto" debe buscarse por el lado de la paz.
La paz es una vía que no se decreta, sino que se construye paulatinamente, y que, generalmente, conlleva tiempo.
Conlleva crear presión. En todos los niveles: en lo legal, en lo social, en lo político y, por supuesto, en la calle.
Conlleva comprender a cabalidad que el régimen venezolano seguirá colocando obstáculos en su objetivo de ganar tiempo y no salir del poder. Y no desesperarse por ello.
Conlleva negociaciones políticas. Nacional e internacionalmente. Negociaciones necesarias, porque la política es precisamente eso: negociación.
Conlleva la aceptación de una transición en condiciones y con personajes que, muy probablemente, no serán del gusto de algunos extremistas de ambas partes.
Conlleva estrategia. Dejar los atajos y los "atores", muy comunes entre nosotros los venezolanos. Ir utilizando de forma inteligente y ojo, muy importante, de modo progresivo, los diversos mecanismos de sustitución del régimen como, por ejemplo, el Referendo Revocatorio, la Enmienda Constitucional y la Asamblea Constituyente.
Por cierto, algunos apresurados por la realización de una Asamblea Constituyente seguramente deben saber que para convocarla se necesitan las 2/3 partes de los integrantes de la Asamblea Nacional, cosa que no tenemos en este momento dada la remoción ilegal de los 3 Diputados de Amazonas.
O en su defecto, se requiere el 15% de las firmas de los electores, recogidas bajo las condiciones leoninas y con las inimaginables trabas a las que nos tiene acostumbrados el órgano electoral, y que, en virtud de la insistencia por el Revocatorio, hemos tenido la mala suerte de experimentar una vez más estos días.
Finalmente, conlleva tres cosas más: primero, persistir en la Asamblea Nacional, en la cual ya tenemos una sólida mayoría, para que siga haciendo su trabajo de promulgación de leyes de tipo político para la salida de este perverso régimen, pero también leyes para la solución de los problemas diarios de la gente.
Segundo, conlleva insistir en la elección de Gobernadores de este año. Ganar entre 16 y 20 gobernaciones marcaría un cambio significativo en el país en lo referente al Poder Ejecutivo a nivel regional.
Y tercero, conlleva resistir.
Entender que el proyecto chavista fracasó, se acabó. Entender que cada día son más minoría. Que la gente ya no los quiere. No sólo eso: los detesta.
Comprender que lo que les queda todavía es el beneficio de la inercia, porque el entramado que estos gaznápiros y maleantes han logrado imponer en Venezuela durante 17 años no se borra de un día para otro. Que sólo les queda un grupito, cada vez más pequeño, de civiles, militares y negociantes enchufados que buscan desesperadamente cómo salir de "esto".... ilesos.
Si resistimos hasta hoy, resistiremos el tiempo que falta.

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