viernes, 29 de abril de 2016

¿Por qué no renuncia? 

Oscar Hernández Bernalette


No hay esfuerzo posible ni propaganda amañada que ayude para que el gobierno levante su deteriorada imagen. Será que algunos de sus amigos de partido o del Foro de Sao Paulo tendrán la honestidad de explicarle a Maduro que lo mejor que debe hacer por el bien del país, de su familia, del propio PSUV es renunciar.
Qué importante la opción del revocatorio; es una salida constitucional pero al igual tardará su tiempo en implementarse, en imponer nuevas elecciones y que tengamos un nuevo gobierno listo para las complejas tareas que se tienen por delante para recuperar el país.
La situación es tan grave que el país necesita un soplo de oxígeno que lo tranquilice y le dé ánimos para prepararse para los nuevos tiempos. Pero no es para dentro de unos meses, es para ahora, lo más pronto posible, porque la gente está desesperada, agresiva, asustada, y entendió al fin que el modelo que se le propuso no funcionó y, además, fue engañoso y tortuoso.
El alto gobierno, aun borrachos de poder unos, y otros encismados en las prebendas de la vida fácil, del despilfarro y de la corrupción, no quiere entender que el país se les fue de las manos y la ciudadanía está furiosa. Lo que se escucha en la calle es grave por altisonante, y lo que se ve es peligroso. La gente está harta de las colas para conseguir alimentos, de los precios exorbitantes, del engaño y de ser cada día más pobres. Borraron del mapa a la clase media, medida esta por sus ingresos y no por sus valores, de los cuales la lucha y la perseverancia siguen intactos.
Entonces, ante un cuadro de esta naturaleza, reforzado por la crisis eléctrica que tiene como consecuencia la estafa y no El Niño, la duda razonable que se genera sobre la nacionalidad, además de una inflación que desborda el poder adquisitivo del venezolano en un momento en el cual la opinión pública internacional recomienda un cambio de gobierno, nos situamos en un escenario de la lógica política que le recomendaría a Maduro que renuncie a la presidencia, que no le inflija más sufrimiento a la gran mayoría de los venezolanos, que negocie términos que en política tienen sentido y busque otro destino que le permita a Venezuela superar el inmenso deterioro a que está sometida.

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