viernes, 5 de marzo de 2010

ALERTA DE TSUNAMI
Argelia Ríos

Ya soplan los primeros vientos del ventajismo oficialista. Pese a que ya conocemos su guión, nunca sobra reiterar la advertencia sobre la abundancia de abusos y arbitrariedades a que estaremos expuestos los próximos meses. Chávez ha iniciado esta campaña en medio de una situación precaria, que le animará a elevar la apuesta del atropello, aun tomando el riesgo de sus efectos perversos. Por primera vez a los largo de 11 años, todos los estratos sociales -salvo en el E, donde el comandante está "tablas" con sus adversarios- presentan una intención de voto que beneficia a la Unidad Democrática. La situación no es comparable con otras anteriores, porque ninguna de ellas se asemeja a este momento de desgaste.
La diferencia es que ahora coinciden las falencias acumuladas del liderazgo personal del Presidente -cuyo teflón está rasgado por sus inconsecuencias- y una crisis de gestión profundizada por el plan de racionamiento eléctrico, cuyos efectos ahondarán la escasez, el desempleo, el alto costo de la vida y la inseguridad: justo los problemas principales identificados por el electorado. El regreso de Chávez a los barrios, procurando restablecer el contacto con "el soberano", es el reconocimiento de que, tal vez, la propaganda y la trapacería no le resultarán suficientes. El comandante depende del voto de los segmentos D y E, cuyas opiniones alrededor de su Gobierno y de la necesidad de un cambio le anuncian el peligro de un tsunami electoral.

Para tener una idea de lo que Chávez se juega, basta pasearse por una cifra demoledora. Sólo el 37% del estrato E está dispuesto a "aguantarse" o a "adaptarse" a las circunstancias que la revolución le ha impuesto a Venezuela: en contraste, un sólido 60.4% de este sector social "exige un cambio", del mismo modo que lo exige el 57.5 % del segmento D de la población. Las opiniones sobre las instituciones revolucionarias, sobre la calidad de su elenco y sobre los partidos del Gobierno son igualmente letales en estos dos grupos de la sociedad venezolana. Allí también es contundente la aspiración de que Chávez se mantenga en el poder sólo hasta 2012. El deseo de que el Presidente no intente prolongar su mandato más allá de esa fecha involucran al 71.6% del segmento E y al 69.6% del D, que también acompañan a los demás estratos sociales en su certeza (de más del 70% en el D y E) de que las expropiaciones no mejoran el poder adquisitivo, ni la escasez, ni las condiciones para la generación de empleo.

Chávez ya inició su trabajo. Quizás esté sobreestimándose, como lo hizo CAP en su oportunidad. Pero nadie debe bajar la guardia: la MUD debe superar las intrigas, apresurar la marcha y hacer su mejor esfuerzo estratégico para impedir un rebote.

No hay comentarios:

Publicar un comentario