Manuel Carrillo
El texto más importante sobre la guerra escrito en la historia de la Humanidad, se cree data del 475 antes de Cristo. Tzun Tsu escribe El arte de la guerra en tablillas de bambú. Con las lecciones de ese texto Qin Sin Wangi logro unificar los siete reinos combatientes y fundar China.
En trece capítulos formaliza lo que teóricamente hay que hacer para ganar la guerra, pero quizá su principal conclusión es que la batalla perfecta, es someter al enemigo sin pelear, para evitar que la mano de obra muera y preservar así las nuevas colonias. Fue la primera vez alguien propuso un método para hacer el combate, con un juego planificado de inteligencia y contrainteligencia, estrategias y acciones tácticas.
2300 años después, un general prusiano escribió de nuevo sobre estrategias y tácticas, en De la guerra, dicen que inspirado en Tzun, y ese libro es hoy la columna vertebral de los estudios militares y bélicos occidentales. Esa obra, así como su precursor chino se utilizan actualmente en la vida empresarial y política. Carl von Clausewitz afirma que la guerra es la continuación de la política por otros medios, (ahora se aplica a la viceversa) aquello causó revuelo en épocas de guerras napoleónicas, como es lógico.
La MUD – La Mesa Unitaria Democrática – se constituyó como una discusión de partidos para hacer política estratégica y enfrentar la todopoderosa maquinaria electoral del chavismo, que venía propinando derrotas a la oposición precisamente por falta de efectividad.
2005: La recuperación
Los primeros pasos los da la candidatura del hoy exiliado ex- Gobernador del Zulia Manuel Rosales, quien en un giro de consenso y en una campaña flash de 4 meses contra el titán de Sabaneta, logra los primeros 4 millones de votos opositores luego de la debacle abstencionista. Allí empezó el tejemaneje, inmediatamente que perdió la elección, las hienas se le abalanzaron y lo acusaron de entreguista y colaborador del gobierno. Después el caudillo lo mando casi sin dolientes al exilio, y a los lengualarga de siempre no les importó ni les importa. Así llegó la primera turbulencia de la Mesa de partidos pequeños, medianos y grandes, porque unos no estaban invitados y otros no querían entrar. La sociedad civil no participaba porque se los prohibían sus patrocinantes, pero detestan la MUD y cualquier cosa racional.
Así pasaron cinco años de avances y retrocesos, referéndum, elecciones municipales, de gobernadores. Llegó Capriles con primarias, después presidenciales dobles y un camión de criadillas en su estilo, hay que reconocerlo. En la MUD, está el bien nacional por excelencia, allí se realizaban interminables reuniones antes de cada elección para debatir cualquier cantidad de concepciones y enfoques de los problemas cotidianos nacionales, mundiales y del espacio sideral. Personalidades de todas las tipologías, desde los que les pica la oreja izquierda y se la rascan con la mano derecha, solo por ser incómodos. En fin esa es la diversidad democrática y hay que tener la paciencia de Buda, Ghandi y Mandela como R. G. Aveledo y Omar Barboza entre otros, para tratar de tener la mejor de las convivencia en el saco de gatos, tigres, conejos y sapos.
El odio a Capriles
En estas últimas elecciones la mesa produjo un documento impecable y brillante con las ideas de todos y un plan de acción para ejecutarlas. Pero trazar estrategias es prácticamente imposible ahí, porque contra la prudencia que exige la política, hay personajes que se parecen mucho a Savonarola y las cantaron en un ánimo de protagonismo tan ingenuo y plano, que hay veces se puede creer que actúan como espías internos, tal cual lo dice Tsun en la “Red Espiritual” del Capítulo 13 de “El arte de la guerra”.
Ahora la auto-molienda va por el líder reconocido Henrique Capriles, el semi-dios y estrella de rock, porque se equivocó en la estrategia de cantar fraude sin ir a fondo y luego plebiscitar las municipales, para complacer precisamente a los siempre potenciales amotinados, los que ahora, que raro, se lo quieren comer vivo y repetir la historia de Rosales.
Esa errónea jugada, propia de políticos nerviosos, pasa por encima del tratamiento del problema que recomiendan los documentos de la MUD, que planteaban una estrategia de como se debería actuar en tales circunstancias. Cantaron la jugada sólo para verse en pantallas y en primeras planas, su ingenuidad política los llevó; parafraseando a Tsun, a delatar la estrategia al enemigo, desde las reservas de municiones, pólvora, alimentos y en lo moderno hasta la ruta del abastecimiento de combustible con coordenadas satelitales incluidas. ¿Sabrán al menos jugar ajedrez? Se cansa uno.
Fortalecerse para comerse el elefante
Pero como no fue suficiente plantear una división, quieren más. Es así que con dos años para reagruparse y prepararse para ganar la asamblea, hacer los ajustes ideológicos necesarios y organizar a los partidos para oponerse en serio a la inseguridad y al empobrecimiento progresivo, así como regresarle los votos a las tarjetas de cada uno y levantar un proyecto de país que percole más profundamente entre los humildes, prefieren invocar de nuevo la locura: la irresponsabilidad del 2002 y 2003. Que dilema. En cambio en el horizonte, la realidad es del tamaño de un templo: el desgaste acelerado de un gobierno con mucho apoyo popular pero añejo, populista, enredado en una ideología fracasada e ineficiente que no resuelve nada y sin claridad para salir de la herencia, agotado, paralizado, un elefante auto-anestesiado que no puede levantarse.
La travesía planteada indica fortalecer aún mas a la Mesa y los partidos por su lado para que sean los garantes de una transición pacifica a la democracia – cuando corresponda -, la reintitucionalizacion vía la Asamblea Nacional, que pese a mañas, trampas y ventajismo verá a una oposición democrática, calmada, racional, convertirse en mayoría y que asumirá los cambios sin radicalismos infantiles. Tiempo hay si se actúa ya en consecuencia y que nadie, más nunca por desesperado, revele al adversario las estrategias y las acciones para enfrentarlo.
@mcarrillodeleon
No hay comentarios:
Publicar un comentario