viernes, 26 de noviembre de 2010

Nadie quedará a salvo
MIGUEL ÁNGEL SANTOS | EL UNIVERSAL
viernes 26 de noviembre de 2010

No se trata de una admonición acerca de lo que se nos viene, ni tampoco de una amenaza del líder del colectivo La Piedrita o del Presidente de la República (si a ver vamos, las diferencias son apenas de forma). La frase viene de Brian Cowen, primer ministro de Irlanda, al anunciar el plan de ajustes que abordará esa nación para procurar estabilizar la economía. "Los que puedan pagar más, pagarán más, pero nadie quedará a salvo".

Hasta hace muy poco Irlanda era el alumno más aventajado de la clase europea. Su relación de deuda a Producto Interno Bruto era de las más bajas de Europa (41%) y sus bonos pagaban un interés de 0,25%. Venía de una década de crecimiento acelerado, con una media anual equivalente al doble de Europa e inversión extranjera directa abundante concentrada en tecnología. Pero al igual que en el resto del mundo, el crecimiento alimentó una burbuja inmobiliaria especulativa por cuya explosión habrá que pagar caro. Los precios de las viviendas por metro cuadrado en Dublín, que llegaron a equipararse con los de Manhattan, Tokio, o Los Ángeles, han caído ya 29% en los últimos tres años. El Gobierno irlandés puso primero en marcha un enorme paquete para capitalizar los bancos, pero a comienzos de este año ha tenido que rendirse. Los rescates, en medio de un entorno de pérdida de actividad económica y de confianza, llevaron el déficit fiscal a nada más y nada menos que 32% del PIB. La nacionalización es inevitable.

Después de solicitar la ayuda de la Comunidad Europea, Cowen ha anunciado un drástico paquete que afectará significativamente el bienestar de los irlandeses en los próximos cuatro años. "Vamos a dar unos pasos atrás, para después continuar nuestro camino hacia adelante". Las medidas incluyen el despido de 25.000 empleados públicos, llevar el IVA de 18% a 23% en cuatro años, ampliar la base del ISLR personal, rebajar los beneficios en 10% a los nuevos pensionistas, y aumentar gradualmente la edad de jubilación. Los impuestos a las empresas se mantendrán en 12,5%, los más bajos de Europa, porque se consideran "la piedra angular de la política de desarrollo industrial". La Unión Europea, que ya ha armado un paquete de ayuda de 85.000 millones de euros para Irlanda, aún no ha dicho su última palabra.

Cualquiera que sea el retroceso que Irlanda sufra en estos próximos años, no llegará a compensar el crecimiento de 338% en el ingreso por habitante que esta nación ha experimentado en los últimos 20 años. Esa es una cifra que vale la pena recordar a quienes se frotan las manos con Irlanda y la citan como un ejemplo del "fracaso del capitalismo". ¡Ya quisiéramos nosotros fracasar así!

Si estas medidas van a sacar a Irlanda del atolladero aún está por verse. Muchos piensan que el recorte fiscal sólo ahondará aún más la recesión, y que el tipo de cambio fijo (euro) presagia unos años duros de deflación y caída real de los salarios. Está por verse. Angela Merkel tampoco es que ayude mucho. Ya van dos veces en la semana que pide a los gobiernos "coraje para obligar a los inversionistas privados a compartir las pérdidas en el valor real de la deuda soberana". ¡Si el nuestro ve esa liana suelta, ¡se cuelga! Acuérdense de mí.

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