viernes, 19 de noviembre de 2010

ENTREVISTA A BARACK OBAMA

Antonio Caño

El País


Apenas unos días después de concluir una larga visita a Asia, Barack Obama se embarca en un nuevo viaje internacional, esta vez a Lisboa para participar en una cumbre de la OTAN y otra con la Unión Europea. Un abismo separa ambas misiones. En Asia, el presidente norteamericano buscó abrir mercados, extender su influencia y contrarrestar el ascenso incontenible de China. Fue un viaje con la vista puesta en el futuro. En Europa, en cambio, Obama trata de salvar la Alianza Atlántica de la incertidumbre sobre su supervivencia y de las divisiones creadas por la guerra de Afganistán. Trata también de dar contenido a un vínculo con Europa que se diluye cada día en la irrelevancia. Intenta, en suma, que el diálogo transatlántico sea algo más que un instrumento del pasado

Ambos viajes están unidos, sin embargo, por el hecho de que Obama procura en los dos casos reflotar su imagen, gravemente deteriorada por la derrota electoral sufrida por su partido el 2 de noviembre. Su talla como líder internacional está a prueba. De los efectos de ese revés, de sus ambiciones internacionales y su visión sobre el futuro de la OTAN y el papel de Europa habla Obama en esta entrevista que ha concedido a EL PAÍS por escrito y en exclusiva para España.

Pregunta. Dígame la razón más poderosa por la que merece la pena que los soldados españoles sigan arriesgando sus vidas en Afganistán.

Respuesta. Primero, déjeme expresarle mi gratitud por los esfuerzos y sacrificios que España ha hecho en Afganistán. Creo que España está comprometida en esa misión por la misma razón por la que nosotros y otros aliados de la OTAN lo están: para garantizar la seguridad de su país y proteger al pueblo español de los ataques de Al Qaeda y sus afiliados impidiéndoles que dispongan de un santuario en Afganistán. España conoce de primera mano la angustia y el dolor de los ataques terroristas sin sentido. Al Qaeda sigue siendo en este momento la amenaza terrorista número uno de Europa, y los líderes de Al Qaeda siguen manifestando su intención de atacar Europa y Estados Unidos.

P. ¿Y cuánto tiempo más va a ser necesaria la presencia militar en Afganistán?

R. La OTAN mantiene su compromiso en la misión de Afganistán. Ayudar a que Afganistán sea más estable y más seguro es de vital importancia para Estados Unidos y la seguridad europea. Todos juntos, incluyendo a España, podemos conseguir que las fuerzas de seguridad de Afganistán incrementen su capacidad y puedan asumir su responsabilidad de defender al pueblo afgano frente a amenazas externas e internas. Esto va a llevar tiempo y nuestro compromiso con Afganistán es de largo plazo. No podemos darle la espalda al pueblo afgano, como antes. El presidente [Hamid] Karzai apoya ese compromiso de largo plazo y ha respaldado públicamente el objetivo de que las fuerzas afganas asuman el mando de la seguridad al final de 2014.

P. ¿Va a ser ese su mensaje en la cumbre de Lisboa?

R. En la cumbre esperamos que nuestros aliados y socios reafirmen su compromiso duradero para facilitar un proceso de transición sostenible mediante el anuncio de más efectivos para el entrenamiento de las fuerzas afganas y exponiendo su apoyo de largo plazo a Afganistán a través de la Declaración de Cooperación OTAN-Afganistán.

P. ¿Apoyaría usted una solución para la guerra de Afganistán a través de un diálogo del Gobierno con los talibanes?

R. Como hemos dicho muchas veces, Estados Unidos y nuestros aliados de la OTAN apoyan plenamente un proceso de reconciliación y reintegración que busque la reincorporación a la sociedad de aquellos miembros de los talibanes que estén de acuerdo en algunos puntos principales: tienen que abandonar la violencia, romper sus lazos con Al Qaeda y aceptar vivir bajo las reglas de la Constitución afgana, incluyendo los apartados que protegen los derechos de todos los afganos. Esta reconciliación empieza con un diálogo con las fuerzas insurgentes y tiene que estar dirigida por los propios afganos. Nuestro objetivo es un Afganistán próspero y seguro. Conseguir eso servirá también para conseguir una región y un mundo más a salvo de las amenazas terroristas.

P. En su último desplazamiento al exterior usted consumió 10 días en Asia y pasó tres en India. En cambio, solo va a estar tres horas en Lisboa con los líderes de la Unión Europea. ¿Es eso el reflejo de las nuevas prioridades de su política exterior?

R. Con nuestros amigos europeos vamos a discutir sobre cómo promover la estabilidad, la libertad y la prosperidad para nuestros pueblos, pero también en beneficio de otros pueblos alrededor del mundo. Desarrollar nuevas alianzas en otras regiones no significa que lo hagamos a expensas de nuestra relación con Europa. Es algo que beneficia a todos. Estoy convencido de que muchos socios europeos estarán de acuerdo con eso, y de hecho veo que Europa también está profundizando sus lazos en otras partes del mundo. La realidad es que dondequiera que vemos un desafío, Estados Unidos consulta con Europa y trabaja con Europa para hacerle frente, y lo hacemos porque compartimos valores e ideales.

P. ¿Se refleja eso en la agenda de sus reuniones en Lisboa?

R. Estas dos cumbres, con la OTAN y con la Unión Europea, demostrarán, en efecto, que Estados Unidos y Europa trabajan juntos en una amplia lista de asuntos económicos y de seguridad de carácter global. Gran parte de lo que discutiremos en esas cumbres es cómo, juntos, podemos promover la seguridad y la prosperidad mundial.

P. ¿Qué papel contempla usted para la OTAN en un futuro, al margen de la guerra de Afganistán?

R. Esperamos adoptar en Lisboa un nuevo concepto estratégico de la OTAN que reafirme nuestros valores compartidos y nuestro compromiso en la defensa de cada uno de los miembros. Ese nuevo concepto estratégico identifica nuevas amenazas de las que tenemos que defendernos juntos, amenazas como el terrorismo, las actividades criminales en el ciberespacio, la proliferación de armas de destrucción masiva, sus medios de distribución y otros desafíos. El nuevo concepto estratégico reconoce que existen amenazas modernas que también exigen una respuesta global y pone en marcha un modelo de alianzas con otros países y otras organizaciones que es muy similar a nuestra propia Estrategia de seguridad nacional.

P. ¿El terrorismo es la mayor de esas amenazas?

R. El último concepto estratégico fue escrito en 1999, antes de los ataques del 11 de septiembre de 2001. El nuevo concepto deja claro, efectivamente, que el terrorismo internacional y la inestabilidad en territorios extranjeros pueden ser amenazas directas contra la Alianza, y que el tratamiento y la respuesta a las crisis, incluyendo la adopción de medidas de carácter cívico-militar, será un importante instrumento de la OTAN en el futuro, como fueron las operaciones en los Balcanes y ahora en Afganistán. El nuevo concepto estratégico también insiste en nuestro compromiso de mantener las puertas de la OTAN abiertas a todas las democracias europeas que cumplan los requisitos para ser miembros. La OTAN es la alianza más exitosa de la historia porque está construida sobre una premisa fundamental y duradera que se ha mantenido durante 61 años: porque compartimos los mismos valores y las mismas preocupaciones de seguridad. Entre la visión del nuevo concepto estratégico y la decisión de desarrollar nuevas capacidades, que incluyen la adopción de una defensa antimisiles, la cumbre de Lisboa proveerá el tipo de guía que se necesita para transformar la OTAN y asegurarnos de que sigue siendo tan exitosa en el futuro como lo ha sido en el pasado.

P. ¿Cree usted que la crisis económica y su efecto sobre la imagen de España en el mundo ha disminuido el papel de España en el contexto internacional?

R. La crisis económica ha sido un profundo desafío para muchos países, incluido el mío.Como nosotros, España está trabajando en hacer los ajustes necesarios para restaurar el crecimiento y está obteniendo respeto por esos esfuerzos. En el escenario internacional, estamos trabajando juntos para asegurar una recuperación fuerte y duradera. España sigue jugando un importante papel en ese proceso, y el primer ministro Zapatero y yo acabamos de estar en Seúl en una importante reunión del G-20.

P. Desde su perspectiva, ¿qué papel le ve a España en el futuro de Cuba y, en general, en las relaciones de Estados Unidos con América Latina?

R. Dados los profundos lazos históricos, culturales, económicos y familiares que tanto Estados Unidos como España tienen con los países de América, existe una amplia gama de oportunidades de que nuestros dos países trabajen juntos en objetivos compartidos. España es un aliado valioso en asuntos fundamentales de América Latina, como la defensa los valores democráticos, el diseño de un futuro de energías limpias o la seguridad de los ciudadanos en su día a día. Hemos trabajado con el presidente Zapatero en estos asuntos y esperamos seguir haciéndolo.

P. Después de la derrota sufrida por su partido en las elecciones legislativas de este mes de noviembre, ¿sigue sintiendo usted el mismo entusiasmo y la misma capacidad para cambiar el mundo, como alguna vez prometió?

R. Sí, la sigo teniendo. El cambio es difícil y lleva tiempo, pero la gente, ya sea en Estados Unidos o en cualquier otra parte del mundo, quiere crear un futuro mejor para ellos mismos, para sus hijos y para las futuras generaciones. Es precisamente con ese propósito con el que me propongo revitalizar nuestras alianzas con Europa y Asia, construir nuevas alianzas, hacer frente a la crisis económica a través del G-20 o atajar el terrorismo. Creo que hemos hecho grandes avances en restablecer el liderazgo de Estados Unidos. Siento un interés sincero de otros líderes del mundo en trabajar con Estados Unidos para hacer frente a problemas comunes. Estas dos cumbres de Lisboa en particular son muy importantes precisamente porque afectan a la seguridad y el bienestar colectivo.

P. ¿Es usted, entonces, el mismo Obama en el que el mundo confiaba tanto?

R. Déjeme compartir con usted hasta qué punto me sentí inspirado en mi reciente viaje a India cuando visité la residencia de Gandhi en Bombay, Mani Bhavan. Me sirvió como un poderoso recordatorio de que un solo hombre puede marcar la diferencia. Así es que sí, me siento tan comprometido como cuando juré como presidente continuar trabajando para promover la paz, la prosperidad y la seguridad.

P. ¿Sigue usted creyendo, después de los resultados electorales, que es mejor ser un buen presidente de un solo mandato que un mal presidente que consigue la reelección?

R. Sí, sigo creyendo que es mejor un buen presidente de un solo mandato que un mediocre presidente de dos. He dicho más de una vez que hay una tendencia en Washington a pensar que el principal trabajo de un político elegido es el de ser reelegido. Eso no es lo que yo pienso de mi trabajo. La descripción que yo hago de mi trabajo es la de solucionar los problemas y ayudar a la gente. No voy a aflojar en lo que se refiere a intentar resolver los grandes problemas que afectan a Estados Unidos. Asia no está aflojando. Europa no está aflojando. Ellos están preocupados por sus economías, por sus hijos, por la seguridad de su nación; exactamente las mismas cosas por las que los norteamericanos están preocupados. Yo no quiero tener que volver la vista atrás y decirme a mí mismo que todo de lo que me preocupé fue de mi propia popularidad. No es ese mi objetivo. Mi obligación es estar seguro de que soy fiel a los principios, las creencias, las ideas que harán avanzar Estados Unidos y fortalecer a nuestros socios en todo el mundo.


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