Una cumbre más de tantas
ADOLFO R. TAYLHARDAT
EL UNIVERSAL
El dictador fenecido pronunció una vez una frase que tiene actualidad: "los gobiernos andan de cumbre en cumbre mientras los pueblos se hunden cada vez más en la miseria". Pero él mismo no solo no cumplió con ese mensaje sino que implantó un récord de participación en innumerables cumbres y viajes a diferentes países, particularmente aquellos de gobiernos afines al suyo.
Y su heredero va por el mismo camino.
Tristemente gobernantes serios de la región, que están conscientes de la inutilidad de esos cenáculos, no pueden dejar de asistir so pena de ser señalados como instrumentos del imperialismo.
Celac fue concebida precisamente como una organización sustitutiva de la OEA sin dos de sus más importantes estados miembros: Estados Unidos y Canadá, para ofrecerle a Cuba un desahogo por su exclusión de la OEA. Su promotor fue precisamente el fallecido dictador como parte de su política de destruir instituciones tanto nacionales como internacionales que pudieran obstaculizar la implantación de su proyecto comunista en la región. Dentro de esa categoría entran también la Cumbre Iberoamericana que ya en su última reunión se vio bastante disminuida por la ausencia de muchos jefes de Estado y la Cumbre de las Américas cuyo último documento final no recibió la aprobación de todos los asistentes.
La presidenta de Costa Rica Laura Chinchilla, nueva presidenta pro-tempore de Celac, tiene razón cuando afirma que Celac no puede remplazar a la OEA.
Es verdad que la OEA ha sufrido un hondo proceso de descrédito por su inoperancia en algunos problemas y situaciones en los cuales ha debido tomar acciones efectivas. La destrucción de la democracia en Venezuela es uno de ellos. Pero es que los organismos internacionales no tienen voluntad propia, no actúan autónomamente. Su voluntad es la suma de las voluntades de los gobiernos que los integran y desde que se adoptó la regla del consenso como método para la toma de decisiones la organización ha sufrido una parálisis casi total. Además, desde que la demagogia internacional y la chequera petrolera lograron controlar las voluntades de varios gobiernos, la organización perdió aún más su efectividad.
Pero la OEA no opera únicamente en el ámbito político. Su competencia y sus actividades abarcan importantes áreas como la salud, la economía, el comercio, el desarrollo social, el avance de la las legislaciones, la agricultura, el medio ambiente y muchas más en las cuales cumple tareas concretas que una entelequia como Celac nunca podrá realizar. A diferencia de la OEA, Celac es un cónclave amorfo, sin base jurídica, sin estructura física o humana y sin recursos.
El corro de La Habana terminó con la adopción de un documento de 16 páginas cuyos primeros párrafos evidencian la hipocresía que prevalece en las relaciones internacionales de nuestra región. Veamos algunos ejemplos:
- "Fortalezcamos nuestras democracias y todos los derechos humanos para todos"
¡Vaya cinismo decir esto en Cuba con la anuencia de los Castro, del ilegítimo y de otros aspirantes a dictadores de la región!
- "Reiteramos que la unidad y la integración de nuestra región debe construirse ...con respeto al derecho soberano de cada uno de nuestros pueblos para escoger su forma de organización política y económica"
¿Y por qué no se respeta nuestra decisión y nuestro derecho, consagrados en la Constitución de que Venezuela sea un Estado federal, democrático, libre, soberano e independiente, regido por los valores de libertad, justicia y paz?
- "Nos comprometemos a seguir trabajando... para lograr que la región de América Latina y el Caribe sea un territorio libre de colonialismo y colonias"
¿Y el régimen neocolonialista que, con la complicidad de las altas autoridades venezolanas, nos ha sido impuesto por Cuba?
Luego de todas esas reiteraciones sobre respeto a la soberanía, el derecho a la libre determinación y la no injerencia, el documento de La Habana incluye esta "perla":
- "Reiteramos el carácter latinoamericano y caribeño de Puerto Rico ... que es asunto de interés de Celac"
¿Acaso esto no es asunto de la exclusiva incumbencia de los puertorriqueños, quienes soberanamente optaron por el status de estado libre asociado?
¿Para qué sirven todas esas expresiones de intención si al mismo tiempo las actas y cláusulas democráticas adoptadas en el marco de Unasur y Mercosur no han impedido las flagrantes violaciones de la legalidad democrática ni los graves y constantes atropellos de los derechos humanos en Venezuela?
Un documento más para el cementerio de letras muertas.
www.adolfotaylhardat.net/indexbis
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