domingo, 9 de octubre de 2016

¿QUIEN GANÓ? ¿QUIEN PERDIÓ?


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                  TULIO HERNANDEZ

EL NACIONAL


I. Sabemos que en Colombia no hay una guerra civil. Como la que hubo en Nicaragua entre sandinistas y contras. O como la que hoy se desarrolla, con escalofriante cifra de muertos, en Siria.
Entendemos que se trata de una confrontación crónica entre un enclave de violencia –las FARC, el ELN– y el resto de los colombianos, excluyendo a los capos narcos. Y que ese enclave de violencia es un grupo organizado militarmente, que comenzaron con una causa política pero terminaron como delincuentes comunes, y crearon una industria perversa cuyo combustible son el secuestro y el narcotráfico.
Pero igual sabemos que esa confrontación ha dejado un saldo de muertos que se calcula en 220.000 colombianos, más una cifra incandescente de secuestrados y desplazados. Por lo tanto, entendemos que cualquier esfuerzo de negociación para que los bandoleros se desarmen y deshagan su industria hay que celebrarlo. Por eso tanta gente en Colombia apoyaba la idea de un acuerdo de paz. Son los que, en el plebiscito del domingo pasado, votaron Sí al acuerdo promovido por Santos.
Sabemos que en Colombia todos han jugado sucio. El ejército, los paramilitares y los guerrilleros. Pero como los bandoleros de las FARC han sido tan crueles, han dinamitado edificios, volado un club con sus miembros adentro, colocado collares bombas a personas que luego hicieron estallar, secuestrado a miles, las heridas son muy grandes, y otros colombianos, también muchos, que aún las tienen frescas, no estaban dispuestos a un perdón a ciegas. O querían que se negociara la paz, pero sin darles premios a los guerrilleros como el de los cinco curules a dedo en el Congreso. Son los que votaron No y una buena parte de los que se abstuvieron. Ganó el No. Por un punto porcentual.
II. La pregunta que sigue es quién ganó y quién perdió con estos resultados. Mirando al mediano plazo, tengo la sospecha de que no ganó el uribismo, como creen algunos. Ni perdió Santos, y el gobierno, como interpretan otros. Hay que hilar muy fino para hacer una lectura correcta de los resultados, porque creo que los verdaderos perdedores han sido las FARC. Santos ha sido salvado por la campana. Uribe ha encontrado la oportunidad de desplazarse hacia el centro. Y Colombia ha sido la triunfadora.
¿Por qué? En primer lugar, porque está demostrando fortaleza institucional y dando lecciones de democracia. Si bien hay acusaciones de haberse utilizado el dinero de los contribuyentes para hacer campaña a favor del Sí, la rapidez con la que el arbitro electoral informó los resultados –una forma de respeto a los ciudadanos– y la cuasi inmediatez con las que el presidente Santos los aceptó ante toda la nación –todo lo contrario de lo que ocurre siempre en Venezuela– son muestra de una democracia con buena salud.
En segundo lugar, si los resultados hubiesen sido al revés –porque obviamente estamos ante una situación de polarización–, el acuerdo hubiese sido aprobado por una parte minoritaria de la población lo que le hubiese quitado legitimidad. Salvados por la campana.
Y, en tercer lugar, que haya sido Uribe quien invitara a dialogar al presidente Santos, y que aparezca como dialogante, colocando –no importa si es un simulacro– el interés nacional por encima de su causa personal, es una ganancia para todos.
Tal vez fue un error plantear que quien votara No es porque no quiere la paz para Colombia. Mucha gente decía estar a favor de la paz pero que esta se lograra en los mejores términos para todos, y de manera correcta, sin que un sector de la negociación saliera absolutamente beneficiado en desmedro de los sentimientos de las víctimas. Ese fue el sentimiento que respiré el fin de semana en visita al Táchira, un estado absolutamente involucrado en el debate colombiano,
Lo ha dicho muy bien en El Espectador Henry Robinson, ex integrante del Ejército Irlandés de Liberación, quien apoyaba el acuerdo, seguramente habrá que cambiar la propuesta de los cinco curules gratis en el Congreso, que se los ganen como los demás candidatos. “Por ahora –tituló su artículo– la paz en Colombia tardará un poco más, eso es todo”.


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