domingo, 18 de enero de 2015

CONSEJOS PARA DESTRUIR UN PAÍS


Enrique Viloria Vera


 

A Iglesias, Monedero y los militantes de PODEMOS,

 por si les puede ser útil. 

 

Construir un país no es tarea fácil, destruirlo sí; basta que se apliquen estos consejos que se derivan de la realidad: no son producto de laboratorios de inteligencia ni de conspiraciones mediáticas.

  1. Encuentre un Líder carismático que se crea Mesías, Jesucristo o Quijote, y esté dispuesto a dar el todo por el todo para redimir a los pobres, aniquilar el Neoliberalismo, destruir a la burguesía y pulverizar el Imperialismo americano, a fin de erigirse en indiscutible Cabecilla del Tercer Mundo.
  2. Rodéese de amigos, compadres, compañeros de promoción, familiares y allegados para nombrarlos Ministros, Presidentes de empresas públicas, Gobernadores, Embajadores o Alcaldes, sin tener en cuenta sus credenciales profesionales o méritos personales distintos a su fidelidad al Líder. Además rótelos de tempo en tiempo para que la ineficiencia se riegue por todo al aparato del Estado.
  3. Concentre todos los poderes públicos en la persona del Líder a fin de que las leyes, las sentencias judiciales, las imputaciones penales, las actuaciones de los entes contralores, la defensa de los derechos humanos  y cualquier otro asunto relevante, sea competencia exclusiva del  Presidente en función de sus intereses políticos o personales. No se olvide de incluir a las Fuerzas Armadas como aliadas del proyecto del Líder, consienta a sus oficiales y familia.
  4.  Divida el país en dos, los buenos y los malos, ellos y nosotros, los revolucionarios y los contra, la derecha y la izquierda, insulte a sus oponentes, búrlese de ellos endilgándoles motes, apodos, aliases, sobrenombres, que los expongan al ridículo y a la chacota colectiva.
  5. Utilice el erario público como caja chica del partido y argent de poche, disponga a voluntad de las reservas nacionales. En tiempos de bonanza financiera  dilapide los fondos del Estado en viajes, regalos, canonjías, préstamos sin garantía, en fin, ponga todos los recursos de la Nación al servicio de la causa revolucionaria, y, sobre todo hágase el desentendido cuando sus correligionarios malversen, peculen o, simplemente, roben a su antojo los recursos del Estado.
  6. Tenga siempre a mano un culpable, un paga peo, un enemigo permanente o inventado para achacarle las culpas de sus fracasos o ineficiencias: los gobiernos anteriores, el Imperialismo, la burguesía, los conquistadores, el clima, los países vecinos y hasta un inocente animal.
  7. Destruya el aparato productivo nacional en manos del sector privado, expropie, confisque, permita invasiones, ocupe, obstaculice, ponga trabas, llámelos al dialogo, después no le pare a lo acordado. Recuerde que es mejor importar todo desde los países aliados que promover la rentabilidad de la oligarquía nacional.
  8. Centralice, controle, subsidie, imponga controles para todo y para todos, especialmente para los empresarios, las universidades y los medios de comunicación social. No le pare a la libertad de expresión, es una rémora del pasado.
  9. Alíese con los enemigos del Imperio y del Primer Mundo, apóyelos  en cualquier caso o circunstancia, protéjalos, ampárelos, fináncielos y luego hágase el loco. 
  10. Cuando se vea con el agua al cuello, con la aceptación pública en el suelo, sin recursos para financiar los disparates cometidos, las insensateces promovidas, los errores reiterados, los proyectos faraónicos, las promesas formuladas al voleo, tome su avión personal y salga a mendigar préstamos y ayudas, hipoteque el país, entregue sus recursos naturales, y si es necesario venda parte del territorio o del mar, constate desilusionado que los países, por más hermanos que sean, no tienen amigos sino intereses. 
Finalmente, recuerde lo afirmado por Baltazar Gracián:

“Tan gloriosa es una  bella retirada como una gallarda acometida”

 

 

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