Freedom House avisa de una creciente amenaza contra la democracia
Joan Faus
El informe de la organización independiente Freedom House
sobre las libertades en el mundo en 2014 supone un grito de
advertencia. “La aceptación de la democracia como la forma dominante de
gobierno en el mundo -y de un sistema internacional construido sobre
ideales democráticos- está bajo una mayor amenaza que en cualquier
momento en los últimos 25 años”, sostiene Arch Puddington,
vicepresidente de investigación de Freedom House, en el documento
presentado este miércoles en Washington.
Hay dos causas principales: los regímenes autoritarios
emplean métodos más agresivos y el riesgo terrorista se ha extendido.
2014 fue el noveno año consecutivo en que se registró un retroceso
global de los derechos políticos y las libertades civiles, según el
informe de la organización estadounidense.
El documento constata el “rechazo más explícito” a los estándares democráticos en países como Rusia -a raíz de su papel desestabilizador en Ucrania-, Egipto -por la mano dura del régimen contra los opositores- o Turquía -por la campaña contra libertad de prensa y la sociedad civil-.
“Hasta hace poco, la mayoría de los gobiernos autoritarios decían
respetar los acuerdos internacionales y hablaban con la boca pequeña
sobre normas electorales y derechos humanos”, subraya Puddington.
“Ahora, se saltan cada vez más los valores democráticos, defienden la
superioridad del mandato de un solo partido, y buscan liberarse de las
limitaciones de los principios diplomáticos fundamentales”.
En paralelo, el terrorismo impacta más sobre las
libertades. “Desde África Occidental hasta Oriente Próximo y el sur de
Asia, fuerzas yihadistas radicales acosaron a gobiernos locales y
poblaciones. Su impacto fue devastador en países como Irak, Siria,
Pakistán o Nigeria al masacrar tanto a fuerzas de seguridad como a
civiles, tomar a extranjeros como rehenes, y matar o esclavizar a
minorías religiosas”, señala el informe, que también advierte de que la
respuesta antiterrorista de los gobiernos también menguó las libertades.
El documento evalúa a los países en una escala entre el 1 y
el 7 -desde los considerados más libres hasta los menos- y los
clasifica en tres grupos. En 2014, un 46% de los países del mundo eran
libres (el año anterior, era el 45%); un 28% parcialmente libres (30% en
2013); y un 26% no libres (25%). Buena parte de los países libres se
concentran en el continente americano, Europa y Oceanía; mientras la
mayoría de los no libres en Asia, Oriente Próximo y África.
En América Latina -con Cuba como único país no libre-
destacan los retrocesos de Ecuador -por las mayores restricciones a la
libertad de expresión-, Haití -por la persecución judicial contra la
oposición política y social, y los abusos a periodistas-, México -por el
alcance de impunidad y corrupción revelado por la matanza de Iguala-, y
Venezuela -por la represión contra los opositores-. En el caso
venezolano, el informe lo menciona también de ejemplo de una práctica
extendida a lo largo del mundo de utilizar el terrorismo como
“justificación para medidas represivas nuevas y sin relación”. En
concreto, señala la encarcelación “como terroristas” de figuras
políticas de la oposición.
La zona con menos libertades del mundo es la comprendida
entre el norte de África y Oriente Próximo. Y Siria -azotada desde 2011
por una sangrienta guerra civil- recibe la nota más baja de un país en
más de una década. En el extremo opuesto, sobresale Túnez, el primer
país árabe en conseguir el estatus de libre desde que Líbano lo perdiera
hace cuatro décadas.
Uno de los datos preocupantes es que las naciones que
empeoran su evaluación (61) suponen casi el doble que las que la mejoran
(33). Esta proporción se mantiene en la mayoría de continentes. Otra
señal negativa es el retroceso de países con cierto músculo económico e
influencia diplomática regional, como Rusia, Egipto, Turquía, Venezuela,
Tailandia, Nigeria, Kenia o Azerbaiyán.
El documento también alerta del incremento de las restricciones en Internet en todo tipo de países. En Ecuador
-que considera parcialmente libre- advierte de la contratación de
firmas que retiran contenido que puede ser desfavorable al Gobierno y la
persecución de usuarios críticos en las redes sociales. Y en Corea del
Sur e Israel -considerados libres- apunta, respectivamente, a la censura
de determinados contenidos a raíz de la polémica desatada por un
accidente de ferry, y a la instauración de un “ambiente más estricto” de
discusión en las redes sociales sobre la situación en la Franja de
Gaza.
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