Eduardo Fernandez
Tal día como hoy, hace 57 años, los
venezolanos derrocamos a la que creíamos sería la última dictadura militarista
de nuestra historia. Fue un día de gran alegría y de grandes ilusiones. Todos
saludábamos el nuevo amanecer de libertad y democracia. Prevalecía un gran
sentimiento de unidad.
Regresaron al país Jóvito Villalba, Gustavo Machado, Rafael Caldera y Rómulo
Betancourt. Se abrieron las cárceles para dar libertad a todos los presos
políticos. Salieron de sus “conchas” líderes legendarios de la resistencia como
Pompeyo Márquez (Santos Yorme) y se inició una nueva esperanza para la nación.
En octubre de ese 1958 se firmó al Pacto de Puntofijo. Los grandes líderes, en
nombre de sus respectivos partidos, se comprometían a respaldar y sostener al
gobierno que surgiera de las urnas electorales.
El programa estaba muy claro: consolidar la democracia, diversificar la
economía, dominar el petróleo, promover empleo para todos los trabajadores,
hacer la Reforma Agraria, reducir la brecha entre los pocos muy ricos y los
muchos muy pobres. Luchar contra el analfabetismo, mejorar la educación,
mejorar la salud, acabar con la corrupción y con el enriquecimiento indebido de
funcionarios públicos.
La experiencia duró 40 años. Comenzó con Rómulo Betancourt en el 58 y terminó
con Rafael Caldera en el 98. En los últimos años, el deterioro fue muy
acentuado. El 5 de julio de 1987 me permití advertirle al liderazgo nacional
reunido en el Congreso de la República: “El pueblo está bravo”. Hice un
recuento de todo lo que habíamos logrado y que nos daba razones para sentirnos
orgullosos, pero señalé los motivos por los cuales la mayoría de los
venezolanos estaba desilusionado del régimen político-democrático.
Allí mismo presenté propuestas de cambio que después convertí en las banderas
de mi campaña electoral como candidato a la Presidencia de la República. La
democracia se estaba deteriorando, la economía paralizada y la hiperdependencia
del petróleo nos hacían un país muy vulnerable. La pobreza aumentaba y la
corrupción galopante se enseñoreaba del país.
No se hicieron los cambios que las circunstancias reclamaban y llegaron los
bárbaros. Todavía los estamos padeciendo. Lo demás es historia reciente.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernández
@efernandezve
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