lunes, 25 de abril de 2011

Gobierno entrampado

Los jerarcas gubernamentales saben que lo importante es crear una ilusión de mejora en la condición de vida de la masa poblacional de más bajos ingresos, en vez de buscar la verdadera solución al problema de la pobreza



PEDRO A. PALMA





El Gobierno ha enredado todo de tal manera que ahora se encuentra atrapado por una maraña que él mismo creó. Estataliza empresas a diestra y siniestra e irrespeta derechos fundamentales, como el de la propiedad, para ahora verse cada vez más impedido de producir los bienes que requiere la economía.

Impone un enjambre de controles y obligaciones a las empresas privadas hasta condenarlas a trabajar a pérdida, y crea problemas de desabastecimiento y dependencia de suministro externo cada vez más agudos. Ha incrementado notablemente el número de empleados del Estado, para ahora verse impedido de manejar la enorme carga financiera que ello le ha implicado, y condena a las personas que trabajan en el sector público a recibir remuneraciones de hambre, pues la capacidad de compra de sus ingresos nominales se contrae día a día por la voraz inflación que padecemos. Los trabajadores que en el pasado tenían la esperanza de mejorar su condición de vida al pasar a trabajar para el Estado son los que ahora protestan vehementemente con el fin de forzar al Gobierno a tomar medidas para mejorar sus condiciones de trabajo. Hizo despidos masivos en Pdvsa y revirtió el proceso de apertura petrolera, violó contratos y atropelló derechos de los trabajadores y de los socios extranjeros, para ahora ver mermada la capacidad de producción y exportación de hidrocarburos, de la que dependemos más que nunca.

Sin duda, el Gobierno está en un atolladero. Pero, ¿cómo manejará el problema? Creo que entrampando aún más la situación. El DRAE le da varias acepciones a la palabra entrampar. Dice que, además de significar meterse en un trampal o atolladero, que es lo que sin duda ha sucedido, también es enredar y confundir un negocio, de modo que no se pueda aclarar o resolver; hacer que un animal (o una población) caiga en la trampa; engañar artificiosamente, y, finalmente, contraer deudas o endeudarse.

Pienso que todo eso es lo que hará la actual administración.

Si en algo es bueno el equipo que nos gobierna es en enredar las cosas y en tergiversar las realidades, achacándole la culpa de todos los males que padecemos a cualquiera, menos al Gobierno. Sólo basta mencionar la insólita desfachatez de los voceros gubernamentales al decir que después de doce años en el poder los problemas nacionales fundamentales, tales como la inflación, la inseguridad, el caos eléctrico y tantos otros, son culpa de las anteriores administraciones. Adicionalmente, ya nos tienen acostumbrados a las reiteradas prácticas propagandísticas de corte fascista de decir mil veces una mentira hasta convertirla en verdad; un ejemplo palpable de ello es la acusación de golpistas a todos los opositores al régimen, y la justificación de las sangrientas acciones militares de 1992 como una necesaria insurrección contra el oprobioso e ilegítimo régimen de entonces.

Ante la realidad de las próximas elecciones presidenciales, no me cabe duda de que se hará todo lo que haya que hacer, sin importar las consecuencias, para asegurar el triunfo. A tales fines, los jerarcas gubernamentales saben que lo importante es crear una ilusión de mejora en la condición de vida de la masa poblacional de más bajos ingresos, en vez de buscar la verdadera solución al problema de la pobreza, a través del abatimiento de la inflación y del estímulo a la inversión, con el fin de crear abundantes oportunidades de trabajo permanentes y bien remuneradas.

Por eso creo que lo que veremos será el relanzamiento de las misiones con el fin de que proliferen las dádivas que tantos dividendos electorales generan en sociedades como la nuestra. Ello implicará un incremento notable del gasto público, que será cubierto con los ingresos adicionales del petróleo, con financiamiento del BCV y con nuevo y abundante endeudamiento. En otras palabras, volveremos a ser testigos de las prácticas de entrampamiento a las que ya nos tiene acostumbrados este entrampado Gobierno.

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