viernes, 8 de abril de 2011

Los sepultureros de la democracia
MIGUEL ÁNGEL SANTOS | EL UNIVERSAL
viernes 8 de abril de 2011

Hace unos días leí por ahí que las circunstancias no nos hacen, sólo revelan quiénes somos. Algo así ocurre con las elecciones primarias del candidato de la oposición: es una circunstancia de equilibrios muy frágiles, que va desentrañando día a día quiénes son quiénes. En algunos casos más que desentrañar se trata de recordar, de prender la lámpara y descender con atención por las escaleras de la memoria, que en nuestro caso suelen ser muy resbaladizas.

El tema más álgido ha sido la fijación de la fecha de las primarias. No es un asunto fácil, una de esas cosas que en inglés llaman un no-brainer y entre nosotros un tiro al piso. Yo tengo mi propia posición (me inclinaría por hacerlas antes), pero eso no es lo importante. Lo importante es que hay un conjunto de actores que, arrobándose una más que cuestionable supremacía moral, han salido por ahí a advertir y amenazar a "los políticos". Son idénticos a Chávez y exhiben su majestuosa intolerancia. Para ellos, quienes piensan diferente lo hacen por razones morales ocultas, son ladrones o sinvergüenzas. En particular, quería hacer referencia al editorial de El Nacional del viernes 01/04/2011. Allí se denuncia a la MUD como "hegemonía corrupta heredada del pasado", apenas una "intriguilla de quienes fueron factores de la debacle de la democracia". Concluye esta pieza, de prosa digna de aporrea.org y con unas comas más de La Hojilla, que "no podemos permitir que los sepultureros de nuestra democracia ahora se levanten como sus salvadores".

Y uno se pregunta: ¿"No podemos", quiénes? ¿A quiénes representan? ¿Acaso los medios no tuvieron ninguna responsabilidad en la caída de la democracia, en el ascenso de Chávez? ¿Y el golpe de abril de 2003 o el paro? ¿Quiénes son los sepultureros de la democracia? Hasta donde uno tiene uso de razón, un único premio en ese rubro estaría bien reñido, pues allí compiten la dirigencia política de la época, las élites, los medios de comunicación, empresarios y ciudadanos a título personal. ¿Qué agenda está detrás de la amenaza a quienes manufacturaron la unidad que condujo al éxito en las elecciones a la Asamblea Nacional?

Está claro que, en democracia, la sociedad civil (incluyendo a los medios) debe servir de dique de contención a la acción política. Pero el editorial del viernes pasado suena más a dinamitar la estructura política con la que, para bien o para mal, contamos hasta ahora. Eso me trae a la memoria una frase que alguna vez le escuché a Moisés Naím, "la política es demasiado importante para dejársela sólo a los políticos" (ya no digamos a los medios). A estas alturas de nuestra triste historia deberíamos tener asimilado que la solución ante la mala política es más política (entendiéndose como más participación), no menos. Hace pocos días ha escrito en su blog Irene Lozano: "Las democracias más sanas son aquellas en las que los ciudadanos contemplan no como un derecho, sino como un deber cívico, el dedicarle algunos años de su vida profesional a la política". No me parece que el editorial del viernes vaya por ahí. Me parece que, como sucede la mayoría de las veces, hablando mal de los demás, fue muchísimo más lo que nos revelaron de sí mismos.

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