PEDRO PALMA
Cuando un banco central no es autónomo y
actúa en línea con los mandatos e intereses del Poder Ejecutivo, puede
obligársele a financiar gasto público deficitario sin límite a través de
la creación de dinero sin respaldo, o inorgánico. Esa operación le
genera una acreencia al instituto emisor y una deuda al organismo
público financiado, obligación que muchas veces no es pagada, o su
cancelación se difiere en el tiempo, haciendo que los recursos
entregados tengan un valor muy inferior al que tenían cuando se realizó
el financiamiento.
El dinero creado
por el banco central se denomina dinero base, primario o de alto poder,
ya que al ponerse en circulación va a parar a las instituciones
financieras en forma de depósitos, ampliándoles su capacidad crediticia,
lo cual, a su vez, permite generar una expansión adicional de la oferta
monetaria, la cual puede llegar a ser muy superior al monto de dinero
primario creado por el banco central. Expliquemos esto.
La
oferta monetaria, o cantidad de medios de pago en poder del público,
está formada por activos líquidos, tales como las monedas y billetes en
circulación y los depósitos del público en el sistema financiero. Por
ello, cualquier acción que incremente esos depósitos se traduce en un
aumento de la oferta monetaria. Cuando un banco otorga un crédito
acredita en la cuenta del beneficiario el monto prestado, elevándose así
el volumen de depósitos, por lo que un aumento de la actividad
crediticia de la banca se traduce en un factor de expansión monetaria.
De hecho, cuando un banco central crea dinero base o primario para
comprar activos como divisas o inmuebles, o para dar asistencia
financiera a la banca, o para financiar gasto público deficitario,
inyecta activos líquidos a la economía que estimulan la actividad
crediticia de la banca, haciendo que el nivel de la oferta monetaria
acabe siendo mucho mayor que el del dinero primario o base. Eso es lo
que se denomina el multiplicador monetario. De hecho, un aumento de la
base monetaria puede generar a la larga en un aumento varias veces mayor
de la liquidez en poder del público. Por eso al dinero primario o base
también se le llama de alto poder, siendo muy importante que el
instituto emisor sea prudente en su creación, para así evitar una
expansión desproporcionada de la oferta monetaria que produzca agudas
consecuencias inflacionarias.
Varias
modificaciones recientes de la ley del BCV, flagrantemente
inconstitucionales, eliminaron su autonomía, obligándosele a financiar
de forma irrestricta gasto público deficitario de entes públicos como
Pdvsa, empresa que en los últimos años ha incurrido en altísimos y
crecientes déficits debido a las cargas financieras que se le han
impuesto, muchas de ellas ajenas a su actividad medular, tal como el
financiamiento de las famosas misiones o programas sociales del
gobierno. Eso explica por qué a fines de marzo de 2015 la deuda neta de
la petrolera estatal con el BCV superó la astronómica suma de 925
millardos de bolívares, equivalente a más de 42% de la liquidez
monetaria total de ese momento, habiendo aumentado esa deuda neta 3,6
veces en tan solo 18 meses. Esa es la principal razón por la que el
dinero de alto poder creado por el instituto emisor se triplicó en ese
lapso, y se generó un aumento muy intenso de la cantidad de medios de
pago en poder del público.
Ese
irresponsable manejo de la política monetaria está causando estragos en
la economía. La desbocada inflación se debe en buena medida a esa
expansión del dinero, combinada con la caída de la oferta local de
bienes y servicios, y a la restricción de importaciones debido al
desplome del petróleo, haciendo que estemos recorriendo el mismo camino
que en décadas pasadas llevó a muchos países hermanos de la región a
sufrir devastadores procesos inflacionarios que generaron penuria y
miseria para su población. ¡Hay que corregir el rumbo, sin demora!
palma.pa1@gmail.com@palmapedroa
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