JESUS TORREALBA
Epa, Luis, quihúbole. Escribo esta respuesta pública a tu carta
abierta del domingo pasado agradeciendo que hayas escogido este
mecanismo como pretexto para compartir con los lectores reflexiones
sobre los retos del presente y las interrogantes del futuro. Como
afirmas, hay que usar pretextos, excusas para abordar estos temas, no
porque sean necesarios en nuestro intercambio personal, ya que nos
encontramos con alguna frecuencia y nos decimos las cosas sin anestesia y
con amistosa cordialidad. Pero en Venezuela, en este país país que ya
se despolarizó pero en el que algunas supuestas vanguardias siguen
confundiendo sectarismo con radicalidad, intercambiar razones y
argumentos, en vez de consignas o latiguillos, a veces cuesta. Como dice
El Ciudadano, “no es fácil”…
ESTA NOVELA ES OTRA…
Concuerdo contigo en que la Venezuela que rechaza el proyecto
totalitario tiene hoy la mejor oportunidad de los últimos 16 años para
propinar al régimen una derrota electoral contundente. Todos los datos
(encuestas, focus group, estudios cuali-cuantitativos) lo confirman,
corroborando así lo que empíricamente se verifica en la calle: Esta
novela es otra, este cuento cambió. A la fórmula mágica que le permitió a
Chávez por mas de una década mantener un amplio dominio, le ocurrió lo
mismo que a casi todos los medicamentos en estos tiempos: Se agotó, no
se encuentra, porque sus ingredientes desaparecieron. Los “principios
activos” de esta droga eran dos: Gratificación material y gratificación
simbólica. La primera consistía en el uso de los sobrantes de la
chequera petrolera para atender requerimientos puntuales de las mayorías
empobrecidas, a través de una política social asistencialista y
clientelar que convirtió en “favores” lo que en rigor son derechos. La
segunda consistía en un discurso demagógico que “visibilizaba” a los
pobres, que los “empoderaba” retóricamente, que –en definitiva- atendía a
la muy humana exigencia de reconocimiento. Chávez era en un maestro en
combinar las proporciones de su fórmula: Cuando se acercaba una
elección, aumentaba la gratificación material; Cuando se alejaban los
comicios, incrementaba la gratificación simbólica. Y así fue pedaleando,
manteniendo el equilibrio de la bicicleta del poder incluso cuando, a
partir del 2007, inició la cuesta abajo…
CAMBIANDO LA “CARA DE GOL EN CONTRA”…
Difiero si en lo tajante de tu afirmación de que “las oportunidades
opositoras poco tienen que ver con ella misma y se deben más al
deterioro chavista”. Esa es, a mi juicio, una visión “fotográfica” de la
política, que capta el instante pero no el proceso. Esa foto registra
una obviedad engañosa: “Siendo Maduro tan malo, Diosdado tan rupestre y
la crisis tan profunda, si la oposición no ha ganado es porque es
demasiado maula ella también”, dice quien agarra el rábano por las
hojas. Pero si en vez de ver sólo el fotograma apreciamos la película
completa, llegaremos a la conclusión de que para que hoy existan
“ventajas opositoras” primero tiene que haber oposición, y hoy existe
oposición porque durante catorce de estos 16 años hubo hombres y mujeres
que se empeñaron en desafiar un liderazgo “galáctico” que tenía todo el
dinero del mundo, todo el poder en un puño, el control de todas las
instituciones y popularidad para regalar. Jugando con cara de gol en
contra, esa oposición erró y corrigió el rumbo, una, y otra, y otra vez,
hasta que fue logrando un conjunto importante de victorias parciales
(referendo constitucional 2007, elecciones regionales y municipales del
2008, mayoría del no chavismo en el voto popular en las parlamentarias
del 2010, incremento de 30% en la votación opositora en las
presidenciales del 2012 y final de infarto en las de 2013), que hoy
están a punto de convertirse en una amplia victoria nacional, en un
partido que podemos jugar con la serenidad de quien se sabe con el
marcador a favor. Como ves, no pretendo “reivindicar” lo hecho por la
Unidad en los últimos seis meses, lapso en que he estado al frente de la
conserjería del condominio opositor, sino reconocer el inmenso esfuerzo
que por mas de tres lustros ha hecho gente que ha peleado en
condiciones de amplia desventaja, pero sin cuyo esfuerzo no tendríamos
la posibilidad de victoria que hoy ambos reconocemos.CAMBIAR “NARRATIVA”… Y NARRADOR!
Pero convertir la “posibilidad” de victoria en hecho victorioso, “transformar la energía potencial en energía cinética”, pasa no sólo por un cambio en “la narrativa”, sino por un cambio sustancial en “el narrador”. Hace dos meses, cuando cualquier opinador de oficio era interrogado en radio o TV sobre las posibilidades electorales de la oposición, éste engolaba la voz y decía: “hay un gran descontento, que la oposición no sabe capitalizar…”. Hoy, cuando todas las encuestas indican que la intención de voto opositor duplica o triplica la del gobierno, cuando los sondeos más conservadores nos dan una ventaja de 20 puntos, es evidente que el malestar socioeconómico si esta siendo capitalizado política y electoralmente por la Unidad. Y eso es importante, pero no suficiente.
¿Y DESPUÉS DE LAS PRIMARIAS QUÉ?
En efecto, “capitalizar el descontento” es un proceso de opinión,
pero hay que ir más allá de la mera opinión. No basta con enriquecer la
narrativa, incorporando una oferta política atractiva y movilizadora.
ADEMÁS ES PRECISO ASUMIR QUE, DE ESA NARRATIVA, NARRADORES SOMOS TODOS.
Ahora, una vez superadas las primarias opositoras, entramos en una fase
de la crisis política en la que, preciso es reconocerlo, nadie tiene
mucha experiencia: los partidos políticos, devenidos en maquinarias
expertas en participar en elecciones, poco saben de construir
organización en la base de la pirámide; Los ciudadanos, acostumbrados
durante décadas a ser espectadores de lo público, tenemos poca
experiencia en el ejercicio de la dimensión pública, es decir, la
dimensión POLÍTICA del ser ciudadano. Y eso es lo que nos toca ahora, a
unos y a otros: Ponernos a construir aceleradamente una red de base, en
cada comunidad, en los alrededores de cada centro de votación. Una red
que sea capaz no sólo de movilizar votantes cuando toque hacerlo, sino
de protestar hoy, en el día a día, por la falta de agua, por los
apagones recurrentes, por la inseguridad desbordada, por la inflación
desbocada, por nuestros derechos humanos, civiles y políticos,
económicos y sociales. Una red que llegado el momento sea capaz de
movilizar a todo el electorado demócrata, sea capaz de apoyar a nuestros
testigos y miembros de mesa, Y SEA CAPAZ DE DEFENDER LA VICTORIA
DEMOCRÁTICA Y POPULAR DONDE HAYA QUE DEFENDERLA, EN LAS MESAS Y EN LA
CALLE, con presencia pacífica, si, pero asertiva y contundente.
CRISIS POLITICA Y CAMBIO DEL PODER
Estemos claros, Luis: Más allá de estas elecciones, aparentemente
ganables pero aun sin fecha, la construcción y funcionamiento de esa red
de base es vital para encauzar la acción del pueblo democrático frente a
CUALQUIER escenario que se produzca, de los muchos que son posibles en
el desarrollo de una crisis política que se da además en el marco de una
severa crisis humanitaria. ¿Suerte? Si, la necesitaremos. Pero no
dejemos a la suerte lo que debe resolver el trabajo. Recibe un fuerte
abrazo,
Chúo
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