Mi asesino preferido
Paulina GamusMiércoles, 23 de marzo de 2011
Y uno se pregunta ¿cómo es que quién no sabía nada de la matanza perpetrada por Gaddafi ahora está tan enterado de las muertes que ha provocado la acción de los países concertados en el cerco aéreo legítimo y legal, aprobado por la ONU?
El empeño de Chávez por aparecer ante el mundo como un demócrata, le dio hasta hace poco excelentes resultados, sobre todo con cierta Izquierda miope, esa que con tan solo oír que un gobernante grita !yanquis go home! se cuadra automáticamente con él aunque sea el peor de los tiranos. Pero en la medida en que las cosas cambian y la popularidad decae, la necesidad de apretar tuercas para perpetuarse en el poder se va haciendo imprescindible y la careta democrática cae. Ya la alianza con lo peorcito del staff de autócratas que sobreviven -y cómo- en los rezagos de la Unión Soviética, en el Lejano y Medio Oriente y en África, además del matrimonio ideológico (con pago de elevadísima pensión conyugal) con el opresor de Cuba durante más de medio siglo, empezó a arrojar dudas sobre el talante respetuoso de la democracia que el militar golpista venezolano había querido mostrar. Los sucesos de Libia han dejado al rey desnudo ante el mundo.
Para comenzar el comandante-presidente-doctor honoris causa que se entera de todo cuanto sucede en el país, incluidos los hechos más banales como la afición de las venezolanas por lucir un busto voluminoso, no tenía noticias pasada una semana de enfrentamientos entre los opositores al gobierno de Gaddafi y los mercenarios contratados por éste, de la masacre que su amiguito y mentor libio cometía contra su pueblo. Los medios impresos y audiovisuales además de todas las redes de comunicación virtual informaban sobre el número de víctimas mortales de la barbarie desatada por el sátrapa Muammar el Gaddafi, pero Chávez no estaba informado y por supuesto no le constaba que esas noticias fuesen ciertas. Pero apenas el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la moción del cerco aéreo a Libia a para detener la matanza indiscriminada de civiles, el despistado se percató de que ese máximo organismo operativo de la ONU se quería quedar con el petróleo de Libia. Por supuesto que obedeciendo servilmente órdenes del Imperio yanqui.
A estas alturas del juego, cuando ya no quedan dudas acerca de la locura genocida del dictador Gaddafi, Chávez y sus loritos amaestrados descubren que Libia es un país petrolero y que hay intereses internacionales, sobre todo de las grandes potencias o países más industrializados o del primer mundo, no importa cómo se les llame, por el petróleo libio. Y tiene toda la razón, de no ser así ¿habrían pasado la página de la explosión del avión de PanAm sobre Lockerbie, en escocia, que causó 259 muertes en diciembre de 1988, y que fue orden directa de Gaddafi, convicto y confeso en este caso? Quien menos debía perdonar era Tony Blair , el más directamente afectado por ese crimen imperdonable. Pero le bastó la promesa de Gaddafi de que no lo volvía a hacer, para retratarse con el criminal y estrechar su mano. Ni hablar de otros mandatarios de EEUU y Europa que se sintieron encantados de poder hacerse los locos y así poder tratar al genocida como uno más, es decir como un gobernante normal.
Lograda esa aguda constatación, Chávez debería -además- preguntarse si ese encantamiento y esa sumisión servil de muchos gobiernos del continente hacia su persona y sus desafueros, no tienen algo que ver con la condición de país petrolero que tiene Venezuela y con el uso de ese recurso para comprar apoyos y silencios cómplices. ¿O es que lo quieren por sus discursos breves pero sustanciosos o por su hermosa y timbrada voz o por sus payasadas?
Y uno se pregunta ¿cómo es que quién no sabía nada de la matanza perpetrada por Gaddafi ahora está tan enterado de las muertes que ha provocado la acción de los países concertados en el cerco aéreo legítimo y legal, aprobado por la ONU? Debe ser que sus únicas fuentes de información son Telesur donde hubo un silencio casi absoluto sobre la cuestión libia después que su corresponsal en Trípoli le contó a Maripili Hernández, con pelos, señales y en vivo y directo, los crímenes de Gaddafi. Y Venezolana de Televisión en donde el periodista más sabio, culto, políglota y aviador del mundo, Walter Martínez, mira la realidad con un solo ojo y así mismo la narra.
Lo mismo sucede con los atentados terroristas contra personas que subieron a un avión sin suponer, ni remotamente, que viajaban al otro mundo llevados allí por una bomba que colocaron manos criminales. Tan reprobable e indigno de olvido y pase de página es el crimen cometido por Luis Posada Carriles en 1976 , cuando provocó la muerte de 73 personas que viajaban en un avión de Cubana de Aviación, como lo es el asesinato de 259 seres humanos por la explosión de un avión de PanAm, en 1988, ordenada y sufragada por Gaddafi. Ya lo dijo Teodoro Roosevelt al referirse a Anastasio Somoza: “Es un hijo de p… pero es nuestro hijo de p….”. Parece que no son los imperialistas y los capitalistas los únicos que adulan y justifican a sus hijos de p….
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