Un solo poder
Sadio Garavini di Turno
En la Venezuela chavista se ha perdido la capacidad de asombro. El Presidente de la Asamblea Nacional, o sea el Jefe del Poder Legislativo, Fernando Soto Rojas, ha dicho lo siguiente: “Los poderes públicos son un solo poder. La división de los poderes es falsa. Las decisiones fundamentales no las toma ninguna corte ni ningún parlamento, sino los monopolios y los presidentes de la república. El mundo que se estableció después de la Segunda Guerra Mundial y todo el Derecho, no sirve. Aquí trabajamos para un solo Estado y un solo poder” Apartando el hecho sorprendente que este señor se atreve, con la audacia de los ignorantes, a afirmar que toda la disciplina jurídica y las normas e instituciones que la humanidad civilizada ha producido, después de la II Guerra Mundial, no sirven, lo que me interesa destacar aquí es la visión holística y totalitaria de que el poder del Estado es uno solo y que la división de poderes es una falsedad. Luisa Estella Morales, quien, como Presidente del Tribunal Supremo, es la cabeza del Poder Judicial, coincide con Soto Rojas, cuando nos dice al respecto: “No podemos seguir pensando en una división de poderes porque eso es un principio que debilita al Estado."
En la Declaración francesa de los Derechos de 1789 se lee: “Una sociedad en la cual la garantía de los derechos no esté asegurada y la separación de poderes no está definitivamente determinada, no tiene una Constitución”. Venezuela tiene una Constitución pero, en la práctica no está vigente, es violada todos los días por los mismos que la presentaron y aprobaron hace apenas 12 años. Precisamente, una de las características del totalitarismo es el irrespeto de todas las leyes positivas, incluso aquellas promovidas y producidas por él mismo. En el totalitarismo de extracción marxista, hay la convicción de que no hay necesidad de ningún “consensus iuris”, porque en el fondo se cree que se está obedeciendo rigurosamente a unas leyes de la historia, que Marx descifró. La ceguera ideológica y la disonancia cognitiva que padecen los marxistas de cafetín, incluyendo la mayor parte de los chavistas, les ha impedido darse cuenta de que el profetismo histórico de Marx ha sido ampliamente desmentido por la propia Historia. Recuerdo que Norberto Bobbio decía, palabras más, palabra menos, que la toda la historia de la filosofía política era la historia del largo y difícil esfuerzo para limitar el poder. Para Chávez y sus colaboradores, el poder, en cambio, es uno solo y sin límites en su campo de acción y en el tiempo, por eso la reelección indefinida. Para Zbigniew Brzezinsky la esencia del totalitarismo comunista reside en su celo revolucionario institucionalizado, que procura pulverizar todas las unidades sociales existentes, con el propósito de sustituir el pluralismo precedente con una unanimidad homogénea, modelada por la ideología totalitaria. El poder político puede ser controlado con limitaciones directas, a través de la efectiva vigencia de garantías constitucionales, la separación de poderes y normas jurídico-políticas no escritas; e indirectas, que derivan de la configuración pluralista del sistema social, que implica la existencia de mecanismos de negociación y compromiso entre el poder político y los intereses económicos, profesionales, sindicales y regionales. Chávez ha vaciado de contenido las limitaciones directas y está tratando de destruir, socavar y/o debilitar las indirectas. La vocación totalitaria del régimen es cada vez más evidente
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