Una atenta lectura a los diversos indicadores económicos, así como a los numerosos conflictos que se presentan en la sociedad venezolana, no resulta descabellado pensar que al Presidente Chávez, después de un análisis de las encuestas de opinión, pueda tomar la decisión de anticipar las elecciones presidenciales.
Si eso ocurriera ¿qué argumento van a esgrimir aquellos dirigentes de la oposición que han puesto toda clase de obstáculos a la celebración de las primarias en el último trimestre de 2011?.
Muchas personas de reconocida experiencia política han expresado públicamente la necesidad de elegir lo antes posible al candidato de la unidad democrática a la Presidencia de la República.
Sin embargo en la MUD aún se debate un calendario que se extiende desde finales del 2011 hasta incluso, en la voz de un antiguo candidato a la presidencia de la República, a junio de 2012.
Además utilizando toda clase de argumentos sofísticos esos mismos personajes pretenden justificar que las primarias para gobernadores, alcaldes y presidente de la república se hagan al mismo tiempo.
¿Cuál es la tramoya de esta comedia de las equivocaciones? No es el costo de las primarias, ni tampoco que, entre más tarde la alternativa democrática tenga candidato, menos tiempo tiene Chávez para descalificarlo.
Esos argumentos esconden el verdadero motivo que no es otro que el de neutralizar a los gobernadores y otros candidatos que puntean en la actualidad en todas las encuestas de opinión.
Aceptar las primarias así como la posibilidad de una tarjeta única para la presidencia ha sido una cicuta amarga de tragar para aquellos que han estado acostumbrados a seleccionar candidatos en pequeños cenáculos partidistas.
Unas elecciones primarias definirán la persona que la mayoría del pueblo considera que es la más conveniente para enfrentar el intento reeleccionista de Chávez.
Uno de los inconvenientes que puede es que ninguno de los candidatos obtenga una notable mayoría de votos. En este caso lo ideal sería que hubiera una doble vuelta.
También podría considerarse la posibilidad de establecer un acuerdo previo entre todos los candidatos para que el que llegue de segundo sea el vicepresidente . Cualquiera de estas fórmulas aseguraría que una mayoría calificada estaría detrás de él o los candidatos seleccionados.
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