jueves, 29 de mayo de 2014

Chávez desintegra en las tres direcciones


MAXIM ROSS |  EL UNIVERSAL
Continuando con la línea de pensamiento que he llevado en los dos artículos anteriores, referentes a ese proceso desintegrador e integrador que en los planos políticos, institucionales, económicos y sociales ha sufrido Venezuela voy a focalizar esta entrega en el enfoque de la revolución bolivariana, encabezada por Chávez, su principal líder y actor. Traigo a consideración el tema porque existe la percepción de que todo lo puso en orden y crea un proyecto integrador para Venezuela, cuando se puede demostrar todo lo contrario. Puedo aceptar que esta percepción encuentre muchos, adherentes, inclusive más allá de sus propias filas, porque hizo una denuncia oportuna de la debacle en la que iba Venezuela, en particular por los acontecimientos de los últimos anos, esto es a finales de los noventa, cuando los indicadores sociales tomaron su máxima expresión, pero no fue riguroso en percibir que todos los males fueron atribuidos a los programas aperturistas de Pérez II, cuando ya todos esos indicadores habían empeorado en épocas previas donde las regulaciones y controles económicos eran la regla.
Precisamente, por ello, Chávez y su grupo se equivocan y no dan con una solución apropiada. Como se demuestra, exacerban el proceso de desintegración que venía sufriendo nuestro país en todos los planos mencionados.

Desde el lado político e institucional

Más allá del lenguaje político que utilizo la revolución con respecto a los partidos tradicionales y todo aquello de la "Cuarta República", lo cierto es que la revolución reiteró el modelo desintegrador de la exclusión política, colocando a aquellos partidos en el mismo lugar que ellos le habían colocado en el pasado. En ese terreno, la revolución no hizo otra cosa que copiar a sus antecesores. Puedo reconocer que, tratándose de un evento revolucionario, no quedaba otro camino pero Chávez prolongo la agonía del modelo desintegrador en lo político.
En el plano institucional los daños fueron peores porque al aparato institucional precedente, lleno de intervencionismo, regulaciones y controles se acentuó, mientras la centralización del poder y el personalismo lo volvieron añicos. Si a ello se agrega la doctrina de las "habilitantes" para ejercer el poder legislativo la democracia venezolana sufrió un golpe mortal, tanto que la Asamblea Nacional se convirtió en un "Cero a la izquierda" y ello sin contar con los fallidos intentos de crear un estado comunal que sustituiría el poder descentralizado de las Gobernaciones y Alcaldías. El resultado de todas esas iniciativas es que el uno quedo parcialmente destruido, sin que el otro llegara a hacerse presente, dejando a Venezuela vacía de instituciones.

En el plano económico y petrolero

Chávez llevó a Venezuela al peor de los mundos. Desintegró el modelo integrador por el camino de un ataque frontal a quienes podrían reestablecer la producción, repitiendo el camino de los controles, regulaciones y estatizaciones con un resultado más desintegrador que todos los anteriores. La suma de expropiaciones, congelación de precios, cerco productivo más una deliberada política importadora, supuestamente para asegurar abastecimientos industriales y agrícolas, en beneficio de sus aliados internacionales, destrozó lo poco que quedaba del modelo productivo venezolano. Las dramáticas que han mostrado recientemente por los gremios empresariales ilustran el tamaño de los daños.
En el terreno petrolero no se quedó atrás, porque aquella batalla contra la apertura de mediados de los noventa se convirtió en una deliberada  reducción de la producción, las exportaciones y las inversiones petroleras, con el argumento de que la "soberanía venezolana" se defendía "apuntalando" los precios internacionales con recortes o congelamiento de la producción, en especial en la OPEP. ¡Muy bien! Ganamos en ese terreno pero su efecto fue devastador en lo que respecta a la desvinculación del petróleo con el país, por más plan de "siembra petrolera" que se invente. Ese efecto precios es estrictamente fiscal y distributivo.
Al final de cuentas Chávez lo que hizo fue acentuar los daños del modelo desintegrador y todavía no hemos comenzado a ver los efectos desintegradores que en lo social tienen la inflación, la contracción económica y el desempleo, todos amortiguados por el reparto de la renta petrolera, pero cuyos primeros signos ya aparecen con la reciente publicación de los datos de pobreza en Venezuela.

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