miércoles, 28 de mayo de 2014

¿Quién ha robado en el mes de abril?

MIGUEL ÁNGEL SANTOS  

EL UNIVERSAL
Políticamente, Venezuela luce dividida en dos partes relativamente iguales, convencidas de sus propias ideas, cuyos extremos desprecian las motivaciones de otros y estarían dispuestos a mantener o tomar el poder a cualquier precio. Ya lo dijo Pepe Mujica, en lo que ha sido acaso su única declaración sensata en relación con Venezuela, nadie va a poder gobernar con el 50% del país. Siendo así, se hace necesario un liderazgo capaz de articular una visión común y conformar una mayoría significativa, con base en una narrativa integradora alrededor de los principales problemas de la gente y sus correspondientes soluciones. Tengo para mí que esa narrativa se debe construir alrededor de los valores de la paz, la esperanza y la alegría; en contraposición a la lucha permanente, la desesperación o el sacrificio.

Visión
Usted puede pensar: "Ajá, ¿y con qué se come eso?". Lo que pasa es que antes de empezar a comer hay que ponerse de acuerdo en qué es lo que se va a cocinar. No todo el mundo está de acuerdo con esa visión. Ya he escuchado varias veces por ahí, de gente de buen pensar y buena preparación, que las mayorías se constituyen "con posterioridad a los hechos", citando a destajo algunos elementos de nuestra accidentada y desmembrada historia, muy particularmente los que giraron alrededor del 23 de enero de 1958. No quiero decir que en aquél entonces fue diferente -desconozco los detalles- pero no se trata de eso. Se trata de que no siempre se debe evaluar las cosas desde el punto de vista de lo que funciona y de lo que no, sino desde los principios que las fundamentan, y de las cosas en las que creemos y en las que no creemos. 
Eso de la mayoría que se conforma "con posterioridad a los hechos", me suena francamente a Von Bismarck ("al pueblo se le debe dar lo mejor, pero ellos no lo saben"). Una línea de argumentación peligrosa que se aproxima demasiado a la de aquellos a los que decimos adversar.

Dinamitando
No se trataba de política, en cualquier caso, aunque se me haya hecho largo el preámbulo. Se trata de reconocer, que si bien en la política hará falta un compromiso común para reconocer al otro, en economía la revolución está dinamitando cada vez más las posibilidades de un ajuste gradual. Se entiende que la gradualidad en economía no es un tema de eficiencia, sino más bien de si tienes suficiente dinero para ser gradual o no. No se discute si conviene alinear el consumo con la producción, los ingresos con los gastos, la tasa de crecimiento con el interés que pagamos por la deuda, de una sola vez o de a poco, sino si tendremos suficiente dinero.

Desesperanza
Abril, en ese sentido, ha sido uno de los meses más desesperanzadores. Muchos creyeron que el Sicad-II representaría el levantamiento de facto del control de cambio. Se habló inclusive de que Pdvsa vendería dólares a la tasa Sicad-II e iría pagando la descomunal deuda que ha ido acumulando con el Banco Central de Venezuela (BCV). De ser así, se hubiese producido una absorción de liquidez que serviría como dique de contención a la inflación. Se habló de la eliminación de controles de precios y de cambio. Nada de eso ha ocurrido.
En abril, la cantidad de dinero que ha fluido del BCV a Pdvsa ha sido positiva en términos netos, es decir, el financiamiento monetario ha excedido con mucho a cualquier eventual amortización de deuda. El dinero base ha crecido 95% en los últimos doce meses. Peor aun, fuentes internas en el BCV indican que la cantidad de dólares entregados por Pdvsa en abril apenas alcanzó los 2.000 millones, cuando se preveían unos 3.500 millones que resultarían en un total anual de 42.000 millones de dólares al año. No era mucho pedir: puestos a comprarles las cifras al BCV a valor facial, eso representa menos de 50% de nuestras exportaciones.

¿Unificación?

Cada día hay más evidencias de que el emperador va desnudo. Y no es que va desnudo ahora, lleva rato en eso. Aún así, hay muchos que creen en las disponibilidades de efectivo ex reservas en el exterior, y en la unificación cambiaria. En mi opinión, no puede haber unificación sin acabar con la brutal represión que remunera depósitos a 15% con inflación de 60%. Visto así, el sacrificio económico de hoy no es un paso necesario para la salud financiera, sino más bien una suerte de serpiente que se muerde la cola y se retuerce, un ciclo vicioso que se retroalimenta sin fin. Aunque haya quien vender y venderse como el salvador a muy bajo costo, cada día es más evidente que en materia económica quedará muy poco espacio para medias tintas.

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