Demetrio Boersner
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La actitud intransigente del régimen
venezolano, que ha obligado a la Unidad Democrática a suspender los intentos de
“diálogo”, contribuye a colocar en la picota de la execración mundial al
régimen chavista que, llegado al poder por vía democrática, ha impuesto, paso a
paso, un despotismo violatorio de su propia constitución y de todo principio de
gobierno responsable, hasta convertir al país más admirado de América Latina en
objeto de asombro y lástima universales. Si en el pasado los que se solidarizaban
con la oposición venezolana eran sobre todo corrientes internacionales de
derecha y centroderecha, hoy en día son
todas las corrientes .defensoras de la
democracia política, económica y social. Los editoriales y análisis de medios
internacionales progresistas han llegado a ser tan severos contra el chavismo
como desde antes lo venían siendo los de tendencia liberal-conservadora A la crítica adversa que el chavismo recibe
de los grandes medios, se unen las voces de los parlamentos del mundo, de
prestigiosas organizaciones internacionales no gubernamentales y de las
asociaciones internacionales de partidos políticos, incluida la Internacional
Socialista. Personalidades extranjeras consideradas como incondicionales del
chavismo, y agrupaciones de extrema izquierda, hasta hace poco estridentes activistas
de propaganda y agitación “bolivariana”, están guardando un prudente silencio.
Aun más significativos como indicios del creciente aislamiento
internacional del régimen chavista son algunos gestos y palabras de gobernantes
o dirigentes que hasta hace poco acallaban toda crítica por motivos de interés
económico o estratégico de sus respectivos países. El presidente de la empresa
petrolera estatal de Irán anuncia que su país reducirá su presencia en América
Latina, cerrando oficinas y revisando contratos. Lula da Silva (paladín de la
izquierda democrática latinoamericana pero ex adulante oportunista del
autócrata venezolano) ahora recomienda a Maduro “un gobierno de
coalición”. El sabio don Pepe Mujica aconseja al régimen
venezolano corregir radicalmente su
errada praxis económica y financiera y dialogar en serio con la oposición. El presidente de Nicaragua, campeón de
componendas, trucos y virajes, claramente ha saltado de los brazos del Alba a
los del FMI. El inteligente y cínico
Rafael Correa no sólo se enorgullece de que, sin dejar de alabar vagamente al
“socialismo”, ha convertido a Ecuador en un ejemplo de capitalismo exitoso,
sino además afirma que Israel representa el modelo ideal de desarrollo (justo cuando
Maduro recibe a Mahmud Abás y le promete una “Petropalestina”). Ante todas éstas, el gobierno de Cuba da
máxima prioridad a sus gestiones para abrirse ampliamente a inversiones
capitalistas globales y poder prescindir de la ubre venezolana. Abandonan el barco que se hunde.
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