"La Salida no es para ya porque requiere crear una conciencia"
ROBERTO GIUSTI | EL UNIVERSAL
domingo 25 de mayo de 2014
Su entrega es total, su dedicación absoluta, su actividad frenética. No ha bajado la guardia en 100 días de protesta, reivindica su militancia en Voluntad Popular y niega el carácter elitesco de la lucha estudiantil, poniéndose, ella misma, como ejemplo: nacida en Michelena (Táchira), cerca de licenciarse en Historia por la ULA, reclama su origen popular y confiesa su deseo de dedicarse al ingrato oficio de la política.
-Luego de 42 muertos, miles de detenidos, decenas de torturados y un stress general, ¿valió la pena el conflicto?
-Totalmente. A 100 días de la convocatoria que le hicimos al país el 12 de febrero, ante tanto abuso, hay una realidad vigente. La represión se reveló como un monstruo e iluminó lo que venía sucediendo en las sombras. Lo que hicimos fue quitarle la careta al Gobierno. Hay miles de venezolanos en las cárceles, los fiscales actúan como sicarios al servicio del PSUV y éste ejecuta órdenes de La Habana. Para mí es un éxito lo sucedido en estos 100 días porque el rumbo del país parte del activismo de todos exigiendo respeto a la Constitución.
-¿No se suponía que, según el lema de La Salida, el objetivo era un cambio de Gobierno que no ha sucedido?
-Esa es una de nuestras deficiencias. No nos hemos comunicado bien porque aún estamos construyendo La Salida. Se trata de activar toda opción constitucional y eso pasa por un pueblo exigiéndola en la calle. Lo que no había, hace 100 días, era un pueblo claro de que no tenemos democracia plena. Esa percepción está ahora viva en el sentimiento, pero el venezolano, por su idiosincrasia, proclive al inmediatismo, suponía que la cosa era de dos marchas y ya. No es así, hay que construir una conciencia, activar a todos los factores, hacer que los dirigentes entiendan el mensaje que envía la sociedad
-¿No han estado por detrás del movimiento estudiantil algunos dirigentes?
-Había propuestas de algunos partidos, para activar la protesta. Eso coincidió con un reclamo que nace en Los Andes ante la inseguridad que viven los estudiantes. Esa noche del 4 de febrero detienen a dos compañeros y en la madrugada se someten a tortura en los calabozos de la Policía Nacional. Algo nunca visto en los últimos años. Eso activó las alarmas en un movimiento estudiantil del cual ha surgido una nueva dirigencia.
-Cuando nos preguntamos si nuestra vida cambió en estos 100 días, la respuesta sería que sí. Ahora peor.
-Yo diría que antes que preocuparse debemos ocuparnos. Desenmascarar al sistema político, dejar claro que no estamos en democracia y por tanto esto no pasa por un conteo de votos. Es cambiar un sistema, activar la Constitución y terminar en un proceso electoral porque todo conflicto concluye en diálogo y éste en elecciones.
-Si estamos ante una dictadura, ¿cómo pensar que esto terminará en elecciones?
-Ganancia principal de los 100 días es que el modelo político se quedó sin pueblo. Lo demuestra la calle, a donde acuden al uso de las armas y tratan de impedir que la gente llegue a las instancias de poder en el centro de Caracas. ¿Que la represión ha dejado saldo lamentable y sentimos dolor, tanto estudiantes como activistas de V.P., por haber perdido 42 venezolanos? Sí, pero es algo que no estaba en los cálculos. El 12 de febrero se dijo que pasarían varios meses para que el pueblo entendiera la necesidad de alzar la voz. Pero sorpresa, la pradera estaba más seca de lo que suponíamos y el pueblo, ya harto, lo hizo antes.
-Pero ahí está el gobierno.
-Si en el 2013 hubo 5 mil protestas por diversas causas, ahora hay que cambiar a quienes están al frente del Poder Ejecutivo y del estado. Pero esto no es inmediato. Lo digo luego de participar en el conflicto desde el primer día y de pasar por las más crudas circunstancias: despedir a compañeros en el cementerio, tener a muchos hermanos tras las rejas, ver amigos que dejan el país, no saber, en la mañana, donde voy a dormir en la noche (tengo 100 días sin ir a mi casa) y reducir mi vida a la posesión de un bolso con mis efectos personales. Por ese sacrifico no sólo ha pasado Gaby Arellano, sino miles de jóvenes con un objetivo: construir una Venezuela distinta.
-¿Cómo concibes a la Venezuela "distinta"?
-Un país donde los gobernantes se identifiquen con el reclamo popular. Este país se niega a morir en el miedo o en la supresión de sus derechos y nosotros transformamos ese miedo en coraje. ¿Que hemos cometido errores? Sí. Pero nos enfrentamos a un monstruo que trasciende el país porque es un proyecto continental con una dirigencia sumida en la corrupción y delincuencia protegidas desde la cúpula dictatorial.
-Dices que no previeron la crueldad a la hora de reprimir a los estudiantes. ¿Pero no era eso previsible?
-Hace un año paralizamos la universidad porque falta de recursos para su funcionamiento. Trancamos calles, marchamos a lo largo y ancho del país y no lanzaron ni una bomba lacrimógena. Pero en febrero nos sorprendieron, jamás imaginamos que la primera noche de protestas iban a destrozarle la espalda a un compañero.
-¿Por qué ese cambio?
-Ellos saben que el pueblo rechaza su modelo. Ahora, más allá de eso, en el Gobierno, hay una gran división y cada jefe, en la cadena de mando, tiene su propia política. No hay comunicación entre ellos. En Carabobo la represión ha sido peor porque una cosa piensa el gobernador y otra el comandante del CORE. Hay violación de Derechos Humanos en todo el país, pero en algunos estados la situación es peor, aunque la impunidad es norma común.
-¿No manda Maduro?
-Maduro está alejado de la realidad. Sabe que algunos jefes militares han asesinado a compañeros (CORE-Carabobo ) y no destituyó a nadie. También que a Bassil Acosta lo mataron escoltas de Rodríguez Torres y no tomó medidas para destituir a quien es uno de los principales ejecutores de los hechos más perversos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario