ERREJON, ALTAVOZ DE LA PROPAGANDA CHAVISTA
JUAN RAMON RALLO
JUAN RAMON RALLO
Íñigo Errejón, candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid e integrante de la (mal) llamada 'ala moderada de Podemos', ha hablado sobre la situación de Venezuela desde Chile. Desde Chile, no desde España. Aquí, la extrema izquierda patria
solía apelar al referente chavista hasta 2013, momento en el que el
colapso petrolero del país mostró que los presuntos logros del socialismo bolivariano no eran más que el subproducto de un burbujón de rentas petroleras condenado a reventar.
Desde entonces, los dirigentes de Podemos han guardado dentro de España un prudente silencio electoralista sobre Venezuela, que
acaso algunos confundieran con un distanciamiento ideológico del
desastre bolivariano: pecados de juventud que ya han sido superados por
su maduración dentro de las instituciones políticas españolas. Por
suerte, Errejón es bastante explícito en esta reciente entrevista acerca de sus 'actuales' simpatías hacia el chavismo, a quien apenas le afea no haber resuelto completamente bien la conducción económica del país.
El candidato de Podemos a la presidencia de la Comunidad de Madrid
nos insiste reiteradamente en la idea de que “el proceso político en
Venezuela ha conseguido inmensos avances en una transformación de
sentido socialista, inequívocamente democrática”, entre los que incluye
que la gente tenga acceso a la sanidad o a la educación pública
y que pueda hacer “tres comidas al día”. Tales logros servirían para
justificar su actual “complicidad” con el proceso político venezolano
incluso “a estas alturas del partido”.
Cualquiera que lea la entrevista debería sorprenderse de la absoluta falta de sensibilidad de Errejón ante la misérrima
situación de los venezolanos, sobre todo en contraste con la
hipersensibilidad que siempre ha exhibido frente a la (infinitamente
menos dramática) situación económica de los españoles. La cabeza visible
del ala moderada de Podemos dice desconocer que el peso promedio de los
venezolanos se haya reducido apreciablemente durante los últimos años e
incluso atribuye las migraciones masivas hacia Colombia (el mayor éxodo en la historia de Latinoamérica, según The Economist)
al contrabando de medicamentos subvencionados. Como digo, curioso que
en España Podemos retuerza las estadísticas para exagerar la situación
de pobreza relativa de los españoles y, en cambio, en Venezuela las
retuerza para minimizar o incluso ocultar la situación de pobreza
absoluta de los venezolanos. Cualquiera diría que se trata de una empatía impostada hacia la pobreza según su capacidad para instrumentarla políticamente.
Pero concedámosle a Errejón el beneficio de la ignorancia: supongamos que no miente sin
rubor sobre la tragedia humanitaria de Venezuela con el único propósito
de respaldar ideológicamente a un régimen autocrático y pauperizador
como el de Maduro;
supongamos que, en efecto, desconoce las estadísticas y que, por tanto,
cree ingenuamente que el chavismo ha logrado “drásticos avances” para
el país. En tal caso, mostrémosle la evidencia para que, así, pueda
cambiar radicalmente su opinión acerca del régimen. Si es un ignorante
de buena fe, el conocimiento debería impulsarle a volverse radicalmente
antichavista.
Pues bien, aunque entre 1998 y 2012 la pobreza sí se
redujo en Venezuela gracias al 'boom' petrolero global, desde 2013 ha
comenzado a dispararse de nuevo. Así, si utilizamos las estadísticas
oficiales del INE venezolano,
la pobreza extrema (porcentaje de hogares cuyos ingresos no alcanzan
para adquirir 2.200 calorías diarias por persona) en el primer semestre
de 2015 se ubicaba en el 9,3% de todas las unidades familiares del país,
marca todavía muy por debajo del 19,3% previo al chavismo pero ya por
encima del 6% que había registrado a finales de 2012. De hecho, el
porcentaje de familias en pobreza no extrema (aquellas cuyos ingresos
eran inferiores al doble de lo necesario para adquirir 2.200 calorías
diarias por persona) ya se ubicaba en el 23,7%, apenas cinco puntos por
debajo del 28,7% previo al chavismo (nótese que la pobreza extrema es
susceptible de dispararse muy rápidamente si la renta de los hogares en
pobreza no extrema se sigue reduciendo todavía más).
Hogares pobres en VenEzuela
Fuente: INE venezolano
Tras el primer semestre de 2015, el Gobierno venezolano ordenó dejar
de publicar estadísticas de pobreza. Desde luego, no hace falta ser un
lince para adivinar por qué: la economía continuaba hundiéndose a un
ritmo vertiginoso y se decretó el apagón informativo para ocultar al
mundo la crítica situación de la población. No en vano, mientras que
entre 2012 y 2014 (periodo en el que se produce ese notable repunte de
la pobreza), el PIB per cápita apenas había caído un 4,7%, entre 2014 y
2017 (periodo para el que se decreta el apagón estadístico), el PIB per
cápita se hundió en un 35%: así que no es difícil anticipar que sus
repercusiones sobre la pobreza habrán sido mucho mayores que los
recogidos hasta 2015 por las estadísticas oficiales.
Afortunadamente, contamos con la Encovi (la
'Encuesta sobre condiciones de vida' en Venezuela), elaborada al alimón
por la Universidad Católica Andrés Bello, la Universidad Central de
Venezuela y la Universidad Simón Bolívar, para estimar cómo ha seguido
evolucionando la pobreza de los venezolanos tras el apagón
gubernamental. Y así descubrimos que,
a finales de 2017, el 25,8% de los hogares venezolanos sufría de
pobreza no extrema y el 61,2% experimentaba pobreza extrema.
Pobreza en Venezuela (2015-2018).
Es decir, a finales de 2017, los hogares venezolanos eran
sustancialmente más pobres que antes de la llegada de Chávez al poder en
1998: en aquel momento, el 48,1% era pobre, de los cuales el 19,3% era
pobre extremo (no alcanzaba para cubrir sus necesidades alimentarias
básicas); a cierre de 2017, el 87% era pobre y, de ellos, el 61,2% era
pobre extremo. Y recordemos que el PIB per cápita se ha hundido en 2018
un 15% adicional, de modo que a día de hoy —momento en el que Errejón
sigue hablando de “drásticos avances” merced al chavismo— esas
estadísticas han de ser todavía peores.
Semejante multiplicación de la pobreza extrema ha tenido un profundo impacto sobre la cantidad y calidad de los nutrientes que ingieren los venezolanos.
Por mucho que, según repite Errejón banalizando el drama alimenticio
del país, los venezolanos efectúen tres comidas diarias, el 89,4% de las
familias considera que sus ingresos no son suficientes para adquirir
alimentos; el 79,8% ha recortado su ingesta alimenticia durante los
últimos tres meses por carestía de comida; el 61,2% se ha acostado con
hambre por insuficiencia de alimentos, y el 64,3% ha perdido una media
de 11,4 kilos de peso a lo largo de 2017. Esos son los drásticos avances
sociales que a juicio de Errejón justifican el socialismo 'democrático' del chavismo.
En definitiva, cuando Errejón loa las falsas virtudes del chavismo, simplemente está actuando, inconsciente o 'conscientemente', de
altavoz propagandístico del régimen: repite sus mismas consignas y sus
mismas mentiras al tiempo que abraza su apagón informativo acerca de la
tragedia humanitaria que vive el país. Ese político filochavista es el
que aspira a gobernar a todos los madrileños a partir de 2019.
Este artículo fue publicado originalmente en el blog Laissez Faire de El Economista (España) el 6 de noviembre de 2018.
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