martes, 14 de julio de 2009

DEMÓCRATAS VENEZOLANOS EN MERCOSUR

Lo más importante es que el

presidente Chávez pasa, pero

el país queda

Pedro Simon, senador brasileño (PMDB-RS)

Hace dos años exactos que el Presidente de Venezuela lanzaba una de las tantas amenazas que luego no cumple. El ultimátum estaba dirigido a un par de países de MERCOSUR: “Vamos a esperar hasta septiembre. No esperaremos más porque no tienen razón política ni moral los congresos de Brasil y Paraguay para no aprobar nuestro ingreso. Si no lo hacen nos retiraremos…”

En aquella ocasión, con los buenos modales que lo caracterizan, el sultán petrolero en trámite de ingreso a Mercosur, arremete contra éste acusándolo de ser un mecanismo viejo y neoliberal que para Venezuela no es prioridad. De paso, calificó de impertinentes las declaraciones del canciller Amorim, por haber pedido éste que se disculpara con el senado de su país (“son unos papagayos del imperio”), lo que podía favorecer de una aprobación rápida.

Sin embargo, el presidente remató diciendo: "Venezuela no tiene de qué disculparse. Es el Congreso de Brasil que debe disculparse por inmiscuirse en los asuntos internos de Venezuela”. (¿?)

Así las cosas, han pasado ya 3 largos años sin que entre en vigencia el Protocolo de Adhesión por causa de la no aprobación de los parlamentos, gestión propia de los países en que existe una verdadera separación y autonomía de los poderes públicos. En el caso de Brasil, el trámite se ha demorado por las dudas que existen sobre la condición democrática del régimen venezolano.

No obstante, a estas alturas uno ya empieza a preguntarse si la culpa de que no se haya concretado el ingreso no recae, más bien, en el solicitante, y si éste está haciendo todo lo posible para que no lo admitan.

Este servidor ha estado claro en que el ingreso de Venezuela va a ser aprobado tarde o temprano. Y claro también que MERCOSUR está admitiendo en su seno a un gobierno autoritario cuya ideología anti-mercado y colectivista es contraria a los principios políticos y económicos en que se funda ese bloque comercial. No está de más recordar que fue Fernando Henrique Cardoso quien señaló que MERCOSUR es esencialmente hijo de la democracia.

Independientemente de que los sectores democráticos suscribamos la idea de que la integración comercial es necesaria, consideramos un deber recordar qué tipo de gobierno está al frente de nuestro país y los problemas que pudiera ocasionar a los sectores industriales y comerciales de MERCOSUR; esto sin mencionar las violaciones a los derechos humanos que se están cometiendo en franca contravención de la Carta Democrática Interamericana, el Protocolo de Ushuaia y los demás tratados sobre la materia.

En los días que corren, la Comisión del Senado brasileño (CRE) que estudia el caso, recibió una delegación venezolana conformada por un grupo de jóvenes líderes democráticos. Leopoldo López, Gustavo Tovar y Carlos Vecchio nos representaron allí, y reafirmaron no sólo su compromiso con la integración sino también con la defensa de los DDHH, al denunciar las múltiples acciones inconstitucionales que en Venezuela han ocurrido en las narices de organismos como la OEA, muy prestos frente a lo sucedido en Honduras, pero abúlicos, ciegos, sordos y mudos de cara a la destrucción progresiva de la democracia venezolana.

A la mencionada Comisión debía concurrir también el Embajador de Venezuela, un general -¡otro más¡- que se limitó a enviar una comunicación de contenido inapropiado e inamistoso, casi un regaño (hostil, diría un senador), que desagradó a los senadores; de allí que fuera devuelta a su destinatario. Una gaffe descomunal, pues; que se da gracias a que quien nos representa no tiene la formación, la experiencia, ni la inteligencia requeridas para tan delicadas funciones.

Sin embargo, de la mencionada comunicación se desprenden unos elementos interesantes para el análisis, que vienen a confirmar apreciaciones nuestras anteriores.

Según el señor embajador las negociaciones técnicas avanzan a pesar “de las limitaciones de orden político-ideológico”; y luego agrega que el ingreso de Venezuela “constituye una razón de Estado de carácter supraideológico -¡Guuaao¡- y que por tanto, resulta inconveniente para la consolidación de los intereses del Estado brasileño que se limite la discusión y el análisis del tema al juego de intereses políticos particulares”.

El señor embajador, más adelante, dando pretendiendo dar lecciones de nacionalismo a los senadores, y colocándose en el puesto de un ciudadano brasileño, señala las grandes ventajas comerciales que tendría para Brasil el ingreso de Venezuela, que aquellos parecen no ver, razón por la cual no entiende porqué no se aprueba de una vez el Protocolo.

Detengámonos unos instantes en estas 2 frases: “limitaciones de orden político-ideológico” y “Razón de Estado de carácter supraideológico”. ¿A qué se refiere el señor embajador?

¿No están aquí acaso las claves para saber las motivaciones reales de porqué el gobierno de Chávez quiere ingresar a MERCOSUR?

¿No se está confirmando con estas expresiones la ausencia de interés alguno en materia económica o comercial -como debería ser- con el ingreso de Venezuela al bloque mercosuriano? ¿No explica también esta actitud el hecho de que no se haya consultado a nadie en Venezuela sobre la decisión de entrar en MERCOSUR?

¿No se está confirmando, igualmente, que a pesar de las “limitaciones político-ideológicas”, lo que importa es algo distinto a los fines del MERCOSUR?

Cuando el Embajador pondera a los senadores de la Comisión de Relaciones Exteriores las bondades que para Brasil traería el ingreso de nuestro país ¿por qué, en tanto que venezolano, no formula también las aspiraciones que Venezuela tiene con tal adhesión?

La respuesta es muy fácil, y ya la hemos dado en otra ocasión. La motivación de entrar a MERCOSUR no forma parte de una estrategia y/o una política económica que sea el fruto del consenso de los sectores nacionales que se verán afectados con tal decisión. Es el capricho de un solo hombre, cuya demencia política-ideológica y su afán desmedido de mantenerse en el poder bajo el paraguas de MERCOSUR, le imponen una conducta a contrapelo de los anhelos e intereses de la Nación y de los objetivos integracionistas del bloque.

Que los senados de Brasil y Paraguay, que tienen en sus manos la aprobación del Protocolo de Adhesión de Venezuela, se detengan un poco a examinar las motivaciones que mueven al gobierno que están admitiendo en su bloque comercial, no vaya a ser que después se lamenten. No estaría de más que soliciten mayores garantías de respeto a la democracia no sólo en Venezuela, sino también en aquellos países cuya injerencia del gobierno venezolano es manifiesta.

EMILIO NOUEL.

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