martes, 15 de febrero de 2011

DE CRUCERO CON LOS DICTADORES
Día 15/02/2011

UNA imagen simboliza el triste papel de las democracias occidentales en las movilizaciones árabes contra sus dictaduras, el crucero de lujo por Egipto del primer ministro francés François Fillon y su familia estas pasadas navidades con gastos pagados por Mubarak. En esas estaban los líderes políticos occidentales, de crucero con los dictadores, y en otras no mucho mejores los líderes intelectuales. De la misma forma que antes de la caída de las dictaduras comunistas, los intelectuales tampoco se enteraron de lo que ocurría en los países árabes. Y, lo que es peor, tampoco les importaba demasiado. Y es que el mundo democrático ha vuelto a fallar en esta nueva revuelta por la libertad. En el terreno intelectual y en el moral. Pues hemos ignorado los hechos y, lo que es peor, hemos dado la espalda a los principios morales.

Sobre la ignorancia hemos construido el escepticismo sobre la libertad de los árabes. La ignorancia de que la democracia se ha desarrollado en las últimas décadas en los contextos económicos y culturales más divergentes del mundo, o que el poder de la libertad es arrollador, a pesar de los obstáculos económicos y culturales. La ignorancia de que el mismo escepticismo hacia la democracia se desplegó en el siglo pasado, por ejemplo, respecto a la Italia fascista o la Alemania nazi. La ignorancia de que los datos sociológicos de los países árabes, abundantes en los últimos años, muestran su mayoritario apoyo a los sistemas democráticos. Y lo más asombroso de todo, la ignorancia de lo que piden los propios árabes y musulmanes en las calles, en El Cairo, en Túnez o en Teherán, que es, simplemente, libertad, en una revuelta liderada por jóvenes, por intelectuales, por clases medias, por liberales.

Sobre la indiferencia moral hemos construido el sostenimiento de los dictadores. Lo explicó Natan Sharansky hace pocos años en el mejor alegato por la democracia y la libertad que he leído en mucho tiempo y que FAES tuvo el acierto de traducir al español. Sharansky, un disidente judío liberado de las cárceles soviéticas en 1986, comparó en 2004 la indiferencia occidental respecto a las dictaduras comunistas que él mismo sufrió con la que manteníamos respecto a las árabes.

Más de 15 años después de la caída del muro, escribió Sharansky, el mundo libre infravalora la atracción universal de sus propias ideas y, en nombre de la estabilidad, abraza y corteja a los dictadores. Apuesta por la sociedad del miedo y no por la de la libertad. Y cuando los dictadores caen, añadamos en 2001, el mundo libre aún mira con escepticismo la libertad, la de los demás.

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