jueves, 24 de febrero de 2011

Entre el combo y la superior calidad
DIEGO BAUTISTA URBANEJA | EL UNIVERSAL
jueves 24 de febrero de 2011

Creo que está clara la que va a ser la línea central de la estrategia oficialista de cara a las elecciones del 2012, respecto a la crucial franja de votantes que se pueden inclinar para un lado o para el otro.

Chávez va a apostar duro a la carta del status quo. Él es elstatus, lo conocido, la normalidad. Seguramente va a ir aplanando gradualmente, hasta aparecer cada vez más paternal, bonachón, inofensivo, para ir en busca de esos votos que precisamente son los decisivos. Los votos de los que están descontentos pero no irreversiblemente, los votos de los que en el último momento pueden decir, "no hombre, mejor sigo con éste". Hay que tener presente que estamos hablando de una situación muy reñida, donde unos puntos que se inclinen para acá o para allá pueden decidir el resultado.

El combo destinado a lograr esa leve inclinación, no puede pues ser más sencillo: status quo + Hugo Chávez.

Eso plantea a las fuerzas de la Unidad Democrática una exigencia principal. Si no la enfrenta con éxito, ya podrá denunciar cuanto quiera, ya podrá el precio del petróleo venirse al suelo, ya podrá Chávez no hacer ni una de las viviendas que ha prometido, que las posibilidades de que "el combo" tenga éxito serán importantes.

Esa exigencia es la de mostrarse como de una alternativa de superior calidad a la que representa el Gobierno, elstatus. Una alternativa que transmita capacidad de gobierno, que transmita seguridad en sí misma, que comunique la idea de que en ella se pueden poner las manos del país sin nada que temer y con mucho que esperar. La torta que Chávez pone día tras día no es suficiente para el triunfo democrático.

De esto se deduce que el énfasis de la Unidad Democrática debe dirigirse a presentarse como un opción preferible por sus cualidades positivas sin, por supuesto, dejar nunca de atacar con todo el filo los flancos débiles que muestra la gestión del Gobierno.

Ese esfuerzo tiene varios escenarios obvios en los cuales desplegarse. El primero que viene a la mente, por su gran actualidad, es el de la Asamblea Nacional. Los grupos políticos y los independientes allí presentes tienen que transmitir la imagen de una muy buena coordinación y coherencia. La percepción pública de la actuación de la Unidad en la AN ha sido positiva y se está en la dirección de corregir errores o defectos. Pero no puede haber tregua en esa empresa. Los problemas de comunicación interna que allí estén presentes tienen que ser resueltos. El oficialismo tiene muchos recursos para enredar la percepción pública de lo que ocurre en los debates parlamentarios, lo cual impone una carga adicional al esfuerzo de un desempeño convincente. Por cierto que es la AN uno de los espacios donde la línea estratégica de "normalización" que esta siguiendo el oficialismo tiene más terreno para desplegarse.

Otro escenario que se presta para lo que venimos indicando es el de las candidaturas presidenciales. Como se ha dicho hasta la saciedad, Chávez está corriendo solo en esa pista. Lo hace con plena libertad de maniobra para ir ajustando su combo, hasta lograr la proporción exacta en la que deben mezclarse los dos componentes de la oferta.

Se necesita que ese accionar de Chávez sea confrontado por la acción de un competidor con nombre y apellido. No hay nada que sustituya, para encarnar el valor y la calidad de lo que se ofrece como alternativa, a la voz de otros individuos que aspiran a ser presidentes de la República, y luego la voz del que resulte seleccionado para competir con Chávez por esa posición a través de unas elecciones primarias.

Pero más allá de esos dos escenarios que hemos querido singularizar, estamos hablando de un criterio de acción y de comunicación. Un criterio que es aplicable a todos los ámbitos, en todo momento. Al ámbito de las propuestas programáticas, al ámbito de las formas de expresarse y conducirse en cualquier escenario público, al ámbito de la presencia en los conflictos de todo tipo que atraviesan de extremo a extremo a este país. Un criterio que, si quisiéramos ponerlo en palabras, diría algo como "esto que estoy haciendo o diciendo, o proponiendo o denunciando, la forma -hasta en sus detalles- en que lo estoy llevando a cabo, ¿está en la dirección de mostrar una opción superior a la que representa el combo?, ¿contribuye a transmitir la calidad necesaria para superar las fuerzas del conformismo a las que Chávez está apostando fuerte? ¿conduce a que el elector se diga: 'votar por gente así vale la pena'?".

No hay comentarios:

Publicar un comentario