¿Qué pasa en PDVSA?
José Guerra
Tal CualLos venezolanos y el mundo deben conocer
que la industria petrolera de Venezuela está
mal. Muy mal. Tal vez la manera directa de
verlo es con la información del gráfico adjunto
donde se aprecia la caída sistemática del PIB
petrolero, el cual mide la producción de petróleo
valorada a precios constantes
pare eliminar el efecto distorsionante de la
inflación. Son ocho trimestres de caída
continua de la producción
de petróleo y sus derivados, hecho que
ha coincidido con una recuperación
espectacular de los precios del petróleo
en los mercados mundiales
y el volumen de ingresos recibidos no ha servido
para reanimar a una empresa entumecida a la cual
ya no le es suficiente ni siquiera una cotización
superior a US$ 80 por barril para equilibrar sus
finanzas. El aumento de
los precios petroleros entre 2008 y 2010 le
sirvió de muy
poco a Venezuela, salvo para seguir cayendo
tal como lo atestigua las cifras del BCV. Mientras
que todas las economías de América Latina ya
salieron de la recesión, Venezuela se encuentra
postrada, víctima de una política que desalienta
la inversión, concentra todo el poder en
manos del Estado,
persigue a los trabajadores y ahuyenta a los
inversionistas.
Hace quince años PDVSA producía 3.200.000
barriles de petróleo al día y tenía 30.000
trabajadores, actualmente
produce 2.700.000 barriles y su nómina es de
90.000 trabajadores. Se ve una empresa que
produce menos petróleo y tiene una protuberante
burocracia. Ahora bien,
de esos 2.600.000 barriles, casi 700.000 son
consumidos internamente en forma de combustibles
para vehículos, aeronaves y generación de electricidad,
250.000 barriles están comprometidos con China en
un préstamo que le hizo a
Venezuela cuyos recursos ya fueron gastados. Otros
90.000 barriles van a Cuba, como una especie de
donación del gobierno de Venezuela a la dictadura
isleña y 80.000 más
a otros países que lo pagan en cómodas cuotas.
Es decir, quedan 1.570.000 barriles para exportar,
básicamente a Estados Unidos, quien los paga en
dólares constantes y sonantes. Con esos dólares
es que se puede comprar los alimentos, las medicinas,
repuestos, equipos,
maquinarias y pagar la deuda externa.
Es muy grave el declive de la producción de PDVSA y
también el incremento de su deuda. En 1998, PDVSA debía
US$ 4.000 millones y actualmente la deuda registrada es de US$
36.000 millones incluyendo lo que le debe al BCV y los bonos que
acaba de emitir, sin contar más US$ 7.000 millones por expropiaciones
que no ha pagado. Debe mencionarse, además, que PDVSA
tiene pendientes varios juicios en cortes internacionales que
pueden significar el desembolso de sumas importantes aún si
se llega a un acuerdo amistoso con los demandantes. Como
puede observar el lector, la empresa está financieramente
dificultades y todo ello a pesar del aumento del precio del
petróleo. En 1998 el precio del petróleo venezolano cerró en
US$ 9,5 por barril y alcanzó a US$ 72,6 por barril en 2010 y en lo
que va de 2011 se cotiza en más US$ 85 por barril, un aumento
exorbitante y nada de ello ha servido para mejorar la situación de
la empresa. ¿Qué es lo que ha sucedido? Que PDVSA cayó en
manos de la corrupción, la politiquería, del nepotismo y además está
desenfocada de su negocio. PDVSA se ocupa de vender
alimentos y fabricar casas cuando eso lo pueden
hacer otros entes del Estado.
Acaba PDVSA colocar un bono a 12,75% de interés, el
más elevado
del mundo. Cuando empresas petroleras emiten esas
deudas lo hacen a un interés máximo de 6%. Ello dice lo
grave en que están
las cuentas de PDVSA. Pero lo que resulta más
paradójico es que
PDVSA emite un bono comprado en bolívares
pero pagadero en
dólares. Si se trata de financiar gastos locales el bono
ha debido
emitirse en bolívares. En el caso de destinarse a la
compra de
maquinarias y equipos en divisas, el bono se tuvo que
haberse
emitido en dólares, obviamente en el mercado internacional.
No fue ni para lo uno ni para lo otro sino para intentar
estabilizar el mercado cambiario ante la escasez de divisas
por parte de CADIVI,
aunque ello no es función del BCV.
El nuevo gobierno que vendrá en
Venezuela
tiene que tomar muy en serio una política
distinta para el petróleo, que focalice a PDVSA
en su negocio y deje la asistencia social a los
organismos especializados y competentes en la
materia y la actuación en el mercado de divisas en
manos de la autoridad monetaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario