jueves, 17 de febrero de 2011

Las primarias en la oposición



FRANCISCO SUNIAGA

Reducido el ruido de opiniones destempladas que pareciera fascinar a algunos opositores, los puntos a dirimirse de cara a las elecciones primarias son: cuándo celebrarlas, qué cargos elegir, quiénes pueden participar en ellas y con qué tarjeta votar en los comicios del año 2012.

Si estas diferencias se evalúan a la luz de la necesidad histórica de derrotar a Hugo Chávez y del necesario sentido común (ese que anima a los ciudadanos de a pie y pareciera faltar en algunos líderes políticos), no hay razón para que puedan devenir en trabas importantes.

Hay quienes sostienen que el candidato debe elegirse en el primer trimestre de 2012 y contar con nueve meses para hacer campaña. Argumentan que elegirlo antes, en este año, es desgastante y que además Hugo Chávez lo podría inhabilitar. Creo que esta posición es equivocada.

Más que un candidato, la oposición va a elegir a un líder (que buena falta le hace).

Un hombre que desde ya debe contar con tiempo suficiente, primero, para armar una gran alianza nacional para derrotar a Chávez y, luego, para adelantar una transición política y económica de crucial importancia, que debe concebirse y lanzarse desde la campaña misma.

Por si eso fuese poco, Chávez se mantiene corriendo solo en la pista y su presencia mediática es urbi et orbi. Si alguien necesita tiempo para presentarse personalmente en todos los rincones del país es precisamente el candidato opositor. Chávez lleva 12 años en eso y no está constreñido por el tiempo. Por el contrario, mientras más tarde en trabarse la contienda presidencial, mejor para él.

Es obvio que lo ideal sería unos comicios primarios de la oposición para todos los cargos. Sin embargo, creo que lo conveniente es que la elección se limite a los candidatos presidenciales. La oposición carece del músculo financiero y organizativo para llevar adelante una mega elección que el propio Consejo Nacional Electoral va a encontrar particularmente difícil de realizar. Las primarias para otros cargos, que sí pueden esperar hasta el año entrante, podrían hacerse en aquellos lugares donde, por falta de consenso, se hagan necesarias.

En las primarias deberían participar todos quienes así lo deseen. En el caso de los partidos, es obvio que debe ser uno por organización. Que abran sus debates internos y escojan a sus representantes de la manera más amplia y democrática posible. En los casos de los inhabilitados, creo que deben inscribirse y participar todos, con la condición reglamentaria de que, en caso de resultar ganadores, habrá una fecha tope para esperar por su rehabilitación.

Finalmente, no estoy de acuerdo con la tarjeta única.

La mejor manera de volver a tener un sistema político competitivo, basado en partidos, es manteniendo el que tenemos.

La Mesa de la Unidad Democrática ha devenido en un sistema bastante sofisticado que exige a los competidores cooperar entre sí para la consecución de fines superiores y compartidos por todos los demócratas.

La tarjeta única luce primitiva ante ese mecanismo. Creo que liquida la competencia política y eso es mortal para cualquier democracia.

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