Jean Maninat
La oposición parece haber recobrado su pulso y hay indicios de que estaría en disposición, y hasta en capacidad, de actuar de nuevo con una visión unitaria y un mensaje común. No quiere decir que los ventiladores hayan cesado en su empeño de distribuir bajezas, ni que los demiurgos de las derrotas eternas hayan tomado un suspiro sabático para dar descanso a los oídos de sus aconsejados. Tuiterlandia sigue siendo un campo minado de injurias y desde Miami se siguen exportando todo tipo de desvaríos, para que los ejecuten otros, sin correr mayor riesgo que el de recibir una multa por estacionamiento indebido.
La realidad, que suele imponerse sin pedir permiso, ha dejado sentado cuales serían las tareas que habría que acometer para potenciar el esfuerzo de la oposición y darle un vuelco democrático a la desastrosa situación a la que ha conducido el experimento del socialismo del siglo XXI. Estamos saliendo por donde debimos de haber entrado y cogiendo mínimo; se están reconociendo, no sin cierta cautela, las contribuciones de uno y otro lado en la oposición.
La gente pareciera estar cansada de la diatriba entre los diversos factores del campo opositor y exigiendo una mayor eficacia para confrontar al régimen. Bien caería una reunión de la MUD para que quienes dirigen a la oposición se digan lo que se tengan que decir y luego, más calmos, acorralen una plataforma mínima común y la expongan al país.
Hay material suficiente gracias a un equipo gobernante dispendioso en fabricar disparates tras disparates, y en constante pérdida de apoyo popular tal como lo indican las encuestas más recientes. No quiere decir que el mandado esté hecho, pero nunca había sido tan notoria la incapacidad que se enquistó en Miraflores y tan palpable su terrible impacto en la cotidianidad de la gente.
La ruina económica que ha creado la impericia e irresponsabilidad del gobierno de Maduro, es uno de los asombros que recorren los medios de comunicación y las sedes de gobierno de la región. El otro: cómo es posible que quienes lo confrontan no hayan aprovechado la oportunidad que tamaña incompetencia les ofrece para consolidar un sólida mayoría opositora. La respuesta habría que encontrarla rápido, más aún ahora que se comprobó que consignas no preñan, y que hace falta un sólido bloque opositor capaz de crecer convenciendo, y manifestando pacíficamente su insatisfacción cuando sea necesario.
El gobierno tiene ante sí algunos retos inmediatos. Las elecciones en San Cristóbal y San Diego tienen una carga de profundidad simbólica de alto poder y su derrota sellaría el fracaso de quien cree que reprimiendo se acaba la insatisfacción en el país. El titular podría ser sísmico: Maduro pierde en los municipios que intentó confiscar.
El diálogo que se lleva a cabo lo va a obligar a ceder en sus posiciones si quiere mantener alguna credibilidad con los países que hasta ahora han sido sus valedores en la región. Puede darle una patada a la mesa -el puntapié es uno de sus reflejos condicionados- pero le restaría la poca credibilidad que todavía existe acerca de su capacidad para gobernar. El entusiasmo por su persona está bastante debilitado. Pregúntenle a Lula.
Las elecciones legislativas, cada día más cercanas, aún con sus peculiaridades locales, pueden ser el desaguadero por donde se vierta el creciente malestar popular con la gestión gubernamental. La preparación por parte de la oposición para acometerla, podría constituir una eficaz campaña para continuar señalando las insuficiencias a medida que la situación se deteriora. La sola escogencia de los eventuales representantes a la Asamblea Nacional -de hacerse con transparencia y equidad- constituiría ya un espacio de contraste y discusión importante. Serían varios meses de exposición nada desdeñables y una ocasión para enviar una potente señal de integración.
La protesta social seguramente continuará a pesar de la represión y sus líderes naturales -como en el caso de los estudiantes- sabrán determinar su ritmo y extensión. Afortunadamente, los polizontes rara vez culminan la ruta.
¿Regresa la unidad? Quienes tienen la respuesta en sus manos que respondan.
@jeanmaninat
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