Unidad sin Fariseísmos, ni
Exclusiones
Pedro Luis Echeverria
La Unidad es el más valioso instrumento
del que dispone la disidencia para
derrotar social y políticamente al régimen. Restablecer una sólida y viable Unidad es y debe ser el objetivo
fundamental para la oposición venezolana.
La salida del poder de la caterva de
incapaces que gobierna y reconstruir a la Nación sobre paradigmas y
orientaciones modernas, solo es posible con el concurso de todos los
venezolanos. La voluntad popular unida tiene la capacidad para poner fin a una
era de oscurantismo y a la más profunda ineficiencia operativa del
Estado que registra la historia de
Venezuela.
A través de la Unidad, estaríamos en condiciones de sellar el final del mandato de
un régimen que se identifica y representa el pasado, y que, por lo mismo, no
puede conducir el país hacia el futuro. Una sociedad unida, probablemente con
visiones diferentes pero con principios y objetivos comunes, podrá asumir
cabalmente la enorme responsabilidad de reconstruir la Nación y reunificar a la
sociedad venezolana
Las alianzas que dificultosamente han
construido partidos políticos y organizaciones civiles forman parte del juego
democrático y por ello, las nuevas organizaciones políticas y sociales que emergen
en la coyuntura actual también deben tener plena participación activa en la
edificación de una Unidad remozada
en su composición y dispuesta dar sus aportes y esfuerzos en aras del país De
hecho, las plataformas de apoyo tanto
político como electoral que se establezcan deben constituir un cuadro de
acuerdos entre diversos agrupaciones políticas y organizaciones de la sociedad
civil que actúe sin exclusiones y
preñado de valores éticos que trasciendan los intereses particulares o
partidistas y que coloquen a la reconstrucción de la Venezuela asolada, como el
norte de sus esfuerzos y desvelos. La
necesidad de reedificar la Unidad,
precisamente, se fundamenta en tal principio: todos los ciudadanos y
organizaciones civiles y políticas opositoras crean la gran alianza nacional
para ganar los espacios políticos al gobierno
y posteriormente constituir un
gobierno de Unidad nacional que
garantice la gobernabilidad. La Unidad
debe encarnar la respuesta del país democrático al bloque gobernante para
evitar la destrucción del orden constitucional y el hundimiento de una
normalidad existencial.
La Unidad
debe fundamentarse en el establecimiento de una nueva relación entre Estado
y sociedad que garantice una amplia coalición social y la vigencia de una
verdadera comunidad de ciudadanos dispuestos a darle un rumbo diferente a la
marcha del país. Se trata, en síntesis, de construir, con la fuerza de la unión, una visión de sociedad que rompa con los
conceptos populistas y el estatismo
aberrante. Esta visión debe sustentarse en un eficiente sistema de
gobernabilidad democrática y en un paradigma de progreso compartido y
equitativo para impulsar políticas que permitan superar los niveles de pobreza, intolerancia, autoritarismo,
exclusión social y arbitrariedad estatal que caracterizan al régimen y,
remover, los factores que restringen la libertad de las personas y del
colectivo. Este gran esfuerzo de cambio demanda la participación plena de los
agentes sociales fundamentales y la asunción de un pacto renovado de compromiso
cívico para el progreso, la convivencia, la paz y la solidaridad societaria.
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