lunes, 7 de julio de 2014

Unidad sin Fariseísmos, ni Exclusiones

Pedro Luis Echeverria

La Unidad es el más valioso instrumento del que dispone la  disidencia para derrotar social y políticamente al régimen. Restablecer una sólida y viable Unidad es y debe ser el objetivo fundamental para  la oposición venezolana. La  salida del poder de la caterva de incapaces que gobierna y reconstruir a la Nación sobre paradigmas y orientaciones modernas, solo es posible con el concurso de todos los venezolanos. La voluntad popular unida tiene la capacidad para poner fin a una era de oscurantismo  y a  la más profunda ineficiencia operativa del Estado que registra  la historia de Venezuela.
 A través de la Unidad, estaríamos en condiciones de sellar el final del mandato de un régimen que se identifica y representa el pasado, y que, por lo mismo, no puede conducir el país hacia el futuro. Una sociedad unida, probablemente con visiones diferentes pero con principios y objetivos comunes, podrá asumir cabalmente la enorme responsabilidad de reconstruir la Nación y reunificar a la sociedad venezolana
 Las alianzas que dificultosamente han construido partidos políticos y organizaciones civiles forman parte del juego democrático y por ello, las nuevas organizaciones políticas y sociales que emergen en la coyuntura actual también deben tener plena participación activa en la edificación de una Unidad remozada en su composición y dispuesta dar sus aportes y esfuerzos en aras del país De hecho, las plataformas de apoyo tanto  político como electoral que se establezcan deben constituir un cuadro de acuerdos entre diversos agrupaciones políticas y organizaciones de la sociedad civil que actúe  sin exclusiones y preñado de valores éticos que trasciendan los intereses particulares o partidistas y que coloquen a la reconstrucción de la Venezuela asolada, como el norte de sus esfuerzos y desvelos.  La necesidad de reedificar la Unidad, precisamente, se fundamenta en tal principio: todos los ciudadanos y organizaciones civiles y políticas opositoras crean la gran alianza nacional para ganar los espacios políticos al gobierno  y  posteriormente constituir un gobierno de Unidad nacional que garantice la gobernabilidad. La Unidad debe encarnar la respuesta del país democrático al bloque gobernante para evitar la destrucción del orden constitucional y el hundimiento de una normalidad existencial.

La Unidad debe fundamentarse en el establecimiento de una nueva relación entre Estado y sociedad que garantice una amplia coalición social y la vigencia de una verdadera comunidad de ciudadanos dispuestos a darle un rumbo diferente a la marcha del país. Se trata, en síntesis, de construir, con la fuerza de la unión,  una visión de sociedad que rompa con los conceptos  populistas y el estatismo aberrante. Esta visión debe sustentarse en un eficiente sistema de gobernabilidad democrática y en un paradigma de progreso compartido y equitativo para impulsar políticas que permitan superar los  niveles de pobreza, intolerancia, autoritarismo, exclusión social y arbitrariedad estatal que caracterizan al régimen y, remover, los factores que restringen la libertad de las personas y del colectivo. Este gran esfuerzo de cambio demanda la participación plena de los agentes sociales fundamentales y la asunción de un pacto renovado de compromiso cívico para el progreso, la convivencia, la paz y la solidaridad societaria.   

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