Ramón Espinasa: "El crecimiento en China ha desplazado la
demanda de materias primas hacia el Lejano Oriente".
Tras un período de bonanza prolongada de las economías
de libre mercado durante los años 90 y principios de este
siglo, el ciclo económico pasó a la etapa de retroceso
en medio de un proceso de cambio estructural por el cual
"el centro de gravedad de las economías mundiales se
desplazó
hacia Asia y los países emergentes", aseguró el
economista
venezolano Ramón Espinasa, profesor adjunto de la
Universidad de Georgetown en Washington D.C.,
Estados Unidos,
donde imparte el seminario de Seguridad Energética en
el Hemisferio Occidental.
-¿Cómo evolucionó el mercado de las materias
primas?
-El petróleo tuvo mucha estabilidad desde 1986 hasta
2002, cuando inició un incremento significativo hasta su
pico en 2008 y el ajuste en 2009. Pero eso ha ocurrido
con
otras materias primas como metales o alimentos, que
tienen
una correlación superior a 90% entre la evolución de
sus precios
con los de la energía. La crisis de 2008, si bien tuvo un
disparador financiero, en el sustrato lo que
hubo fue grandes presiones en el precio de las materias
primas,
por lo que la economía se ajustó porque ya no podía seguir
creciendo.
Y lo que está sucediendo es un cambio estructural: el
desarrollo de las economías emergentes, las asiáticas, y
en particular de China, que provoca un desplazamiento
hacia
el Lejano Oriente de la demanda de materias primas. Eso
no
desaparecerá en el corto plazo, debido a factores como
el
crecimiento del PIB per capita en Asia.
-¿Qué ha pasado con la demanda de petróleo?
-Desde 1986 la demanda mundial de petróleo se ha
incrementado 47%, de 60 a 88 millones de barriles diarios. Y
de ese crecimiento, 81% correspondió a países fuera de la
OCDE (economías en desarrollo).
China, el resto de Asia, Medio Oriente y América Latina
son
los países que han empujado la demanda petrolera.
Pero además hay concentración del suministro de crudo
fuera de la OCDE, cuyo descenso de 4 millones de barriles
diarios en 25 años ha sido más que compensado por
aumentos
en la extracción de la OPEP, que produce 14 millones de
barriles
diarios más que en 1985, y por países fuera de la OCDE y la
OPEP, como Brasil, Colombia, Angola, Vietnam, Cabo Verde,
entre otros, que producen 6 millones de barriles más. Hay
un
fenómeno de demanda en el cual se ha acoplado la nueva
oferta, y con un cambio estructural por destacar: se verá
una revolución en la economía mundial por la incorporación
masiva de producción de bienes y servicios de las
economías
asiáticas, que a su vez requieren materias primas; aunque
podría haber episodios cíclicos de ajustes de precios de
las materias primas, como en 2008, por
los límites de crecimiento.
-¿Qué panorama hay para América Latina con los
precios de las materias primas?
-Este escenario es halagüeño. El éxito particular de Perú,
Brasil
y Chile es en parte por suplir a los mercados asiáticos. América
Latina tiene petróleo, gas, hidroelectricidad, metales,
concentración
de agua y tierras para alimentos. La oportunidad esta ahí, y
depende de factores como la existencia de instituciones que
faciliten la inversión para producir y transformar con
creciente
valor agregado nacional esos recursos nacionales, porque
típicamente la inversión para este tipo de bienes es de largo
plazo y requiere seguridad en los derechos de propiedad. El
éxito
de Perú, Chile y Brasil es porque han creado condiciones
para que
se materialice esta inversión. También debe haber
instituciones,
como fondos de estabilización, para manejar los shocks
asociados
a los precios. Las economías latinoamericanas tienen que
madurar,
entender la naturaleza cíclica de este tipo de bienes. La
madurez
debe traducirse en instituciones y éstas trascienden a la
coyuntura.
-¿Cómo se enfrenta la pérdida de competitividad y
los altos flujos de capital?
-Para América Latina ha habido shock externos positivos por
las materias primas y las bajas tasas de interés. Esto creó
oportunidades de inversión en Colombia, Perú y Brasil, pero
también apreció el tipo de cambio y hay sectores que pierden
competitividad sobre todo en mano de obra.
Hay que ahorrar para evitar los volcamientos de capital, y
por ello las instituciones de equilibrio son requeridas. Cuando
hay abundancia de recursos debes evitar la apreciación de los
tipos de cambio. Y un país que destaca por su capacidad de
absorción es Brasil.
-¿La situación en Medio Oriente justifica las alarmas por
los precios del crudo?
-Al principio la desestabilización de los regímenes no
democráticos
en la zona del norte de África y Medio Oriente era un tema
de
expectativas, pero ya en Libia ha habido una disrupción del
suministro.
En este momento es muy arriesgado elaborar un pronóstico,
pero
solo Dios sabe lo que pasaría si se afectara el suministro
de petróleo
desde la zona del Golfo Pérsico. Pero aunque ha habido
una
sobrerreacción de los mercados, en términos relativos no
lo es
tanto. Desde octubre hay un aumento de 25% en el precio,
pero
la referencia para que los precios vuelvan a $80 es la
capacidad
de producción ociosa.
La agrupación pide a la ONU que siga reclamando la
liberación de la jueza.
En los últimos tres años acumula un descenso de
15,4%
según datos del BCV
Tras dos años de retroceso la disparada de los precios
del
petróleo se convierte en la muleta que puede proveer
impulso
para que la economía camine hacia adelante, no obstante,
desequilibrios de fondo como el desmoronamiento de la
inversión
colocan una elevada pared a pocos metros de distancia.
Al igual que en otros períodos en los que el barril ha
ganado
brillo los petrodólares permitirán que el Gobierno aliente el
consumo y las empresas incrementen las ventas, pero
una vez
se empleen al máximo las máquinas y equipos disponibles
en las
plantas, el crecimiento se detendrá por el déficit de
inversión.
Las estadísticas del Banco Central indican que tras un
período
de recuperación, después del paro empresarial de 2002,
la
inversión en máquinas y equipos que permiten ampliar la
producción ha retrocedido en los últimos tres años para
acumular
un declive de 15,4% entre 2007 y 2010.
Pedro Palma, presidente de la Academia Nacional de
Ciencias
Económicas se pregunta "¿quién invierte en un país con
tal
hostilidad a la actividad económica privada donde los
riesgos
de ser expropiado o expoliado son tan elevados? El que
invierte
es el que necesita hacerlo para mantener su actividad
operativa
pero nadie más".
Desde su punto de vista hay otro elemento a considerar.
"El
aparato productivo que está pasando a manos del
Estado
se
está haciendo cada vez más improductivo y por tanto
disminuye
la eficiencia y los problemas de estrechez de oferta son
cada vez
mayores, esos son factores que limitan la posibilidad de
crear
nuevas
fuentes de empleo y generar crecimiento".
La administración de Hugo Chávez ha tomado el control
de
empresas clave como Sidor, Cantv, La Electricidad de
Caracas,
fincas, cementeras y en los últimos tres años, gracias a
este
cambio de propiedad, el PIB del sector público crece 18%
mientras
que el sector privado se encoge 6,6%.
Se perdió
Entre 1950 y 1980 el país aumentó de manera constante
su
capacidad para producir, incluso superó las necesidades
reales,
pero el colapso del modelo rentista colocó un techo.
Asdrúbal Baptista, economista y profesor del IESA, explica
en un
trabajo sobre el tema que "los inversionistas acumularon
capacidad
productiva que fueron utilizando según las circunstancias
en las
décadas posteriores. Esta capacidad llegó a su uso pleno
hacia 2008".
Añade que "la existencia de esa capacidad excedentaria
hace
que
la inversión nueva simplemente se paralice en el tiempo que
sigue
a 1980.
Y hay más, finalmente, esa capacidad, en más de un caso
no se
repuso siquiera, dándose la extraordinaria situación de un
acervo
de
capital que simplemente se dejó perecer".
"Toda vez que los años en escrutinio testimonian una onda
tecnológica de gran intensidad, el corolario de lo anterior
es que
buena parte del capital productivo venezolano que pudo
ser
de frontera
en el momento cuando se lo instala, resulta más o menos
obsoleto
al cabo de las décadas", afirma Asdrúbal Baptista.
En este momento para producir un dólar en el PIB no
petrolero se
requiere una inversión de 1,8 dólares de capital.
Fuera de juego
La inversión extranjera en Venezuela es de las más
bajas del
Continente, incluso, el año pasado en términos netos
registró
un declive de mil 404 millones de dólares, en 2009
sufrió otro
declive de 3 mil 105 millones de dólares y en 2008 tuvo un
mínimo aumento de 349 millones de dólares.
Para tener una idea clara de lo que esto significa basta
con observar
que de acuerdo con la Cepal entre 2008 y 2009 Colombia
captó
inversión extranjera por 17 mil 784 millones de dólares,
Perú por
11 mil 682 millones, Uruguay por 2 mil 978 millones
y países
centroamericanos como El Salvador mil 214 millones
de dólares.
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