martes, 10 de diciembre de 2013

La implosión de Venezuela según director del banco central de Colombia

Publicado noviembre 25, 2013

-Implosión significa “acción de romperse hacia adentro con estruendo”, algo que va a resultar muy doloroso tanto para la población venezolana como para los colombianos que viven en la frontera.

Por: Salomón Kalmanovitz*
 
La razón de fondo es la presencia de desequilibrios macroeconómicos agudos y crecientes: la tasa de cambio negra es 10 veces superior a la oficial, lo que canaliza su escasa producción hacia Colombia de contrabando; un gasto público financiado con una renta petrolera decreciente y una emisión monetaria desbordada; se regala la gasolina (tanquear un vehículo vale 200 pesos colombianos) y los pocos impuestos que recauda el Gobierno los ha licuado la inflación; el alza de precios alcanzará 56% en 2013, reflejo de una caída de la producción doméstica y de una baja de las importaciones; la corrupción desbordada se hace a buena parte de las divisas que se asignan a dedo.
 
La reforma agraria de Chávez fue un fracaso, manifiesto en que hay que importar el grueso de los alimentos que consume la población. La producción lechera se transforma en queso que se vende en Colombia. La política de estrangular al empresariado ha hecho colapsar la manufactura, mientras que las empresas públicas son administradas de manera incompetente o corrupta. Se habla de una boliburguesía. La invitación que hizo Maduro hace dos semanas a saquear las grandes superficies va a estrangular también al comercio privado, agravando el desabastecimiento.
La situación de orden público y criminalidad son alarmantes y las mafias se enseñorean en ambos lados de la frontera colombo-venezolana. La tasa de homicidios se ha disparado, especialmente en Caracas. Los receptores de remesas del extranjero vienen a Cúcuta a cambiarlas y recibir la tasa negra de 65 bolívares por dólar. Los colombianos van a mercar a Venezuela, hacen largas colas para adquirir bienes con grandes subsidios, abaratados aún más por el cambio favorable, mientras en Cúcuta el comercio languidece. Hay un éxodo de retorno de los colombianos que emigraron por el conflicto, pero también de miles de venezolanos que prefieren la estabilidad económica de Colombia al caos cotidiano que enfrentan de su lado de la frontera.
En vez de enfrentar los problemas racionalmente, la política de Maduro agudiza las contradicciones del socialismo del siglo XXI; ha logrado además plenos poderes abusivos, mediante otra ley habilitante. Tiene que aumentar impuestos, acercar el precio de la gasolina al internacional y bajar el gasto público, todo lo cual reduciría efectivamente la inflación, sin tener que poner un policía a que vigile el precio de cada producto. Le corresponde además incentivar la producción, tanto manufacturera como agropecuaria, pero por el contrario pretende imponer una tasa de ganancia “justa”, que consiste en marcar precios por debajo de los costos. La culpa de todo es de la oposición.
En vez de acusar a los empresarios de sabotaje y seguir clausurando fuentes de trabajo, debe permitir que hagan todas las importaciones necesarias para respaldar la producción doméstica. Debe además devaluar gradualmente el bolívar hasta que alcance un equilibrio entre oferta y demanda de importaciones y de divisas. Para administrar adecuadamente las empresas públicas, el régimen debe basarse en una burocracia meritoria, sometida a la trasparencia política y a la competencia económica.
Como Maduro no va a hacer nada de lo necesario, le quedan pocos meses a la economía para que estalle desde adentro.
 *Miembro de la Junta directiva del Banco de la Republica

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