Pedro Luis Echeverria
Para quien navega sin rumbo, ningún viento le es favorable.
Séneca
La “troika” gubernamental espuria, falaz e
ineficiente que ha tomado por asalto el poder en nuestro país, adoptó la peor
medida de perversidad contra el poder adquisitivo del ingreso de los
venezolanos: no hacer nada ante los desequilibrios crecientes y recurrentes de
las variables económicas que erosionan nuestra calidad de vida. Esta
irresponsable inacción gubernamental para adoptar las medidas destinadas a
morigerar y compensar las negativas consecuencias de una desbocada inflación,
es, por decir lo menos, criminal. Hay que recalcar que las correcciones
que demandan los desequilibrios macroeconómicos son causadas,
precisamente, por la extendida incapacidad administrativa gubernamental, por el
malbaratamiento de los ingentes recursos recibidos por el país y por las malas y equivocadas políticas que
ha venido aplicando. Esa actitud de indiferencia ante la hecatombe nacional
adoptada por el gobierno, ha tenido como únicos resultados: el establecimiento
de más opresivos controles a la ciudadanía, más inflación, más corrupción, más
falta de incentivos para la inversión,
más desempleo y escasez, más vulnerabilidad a una economía altamente
dependiente del comportamiento de las exportaciones de petróleo y, por si fuera
poco, mantiene abierta la senda a futuras devaluaciones adicionales como ya ha
ocurrido, durante los largos años en que ha gobernado. Es decir, en lugar de
solventar los serios desajustes
económicos que padecemos, por el contrario, los profundiza y cierra las posibilidades de
recuperación lo que peligrosamente nos
acerca, aun más, a la noción de una
economía colapsada.
La
propaganda del régimen tiene como
finalidad esconder la terrible
realidad que los proventos petroleros no alcanzan para mantener el enorme gasto
fiscal y para cubrir las deudas y que sus desesperados intentos de obtener
recursos externos no han obtenido los
resultados esperados. Esa es la secuela de su
incompetencia y la desestabilización a la que sistemáticamente ha sometido al aparato productivo nacional y cuyos
efectos se expresan en baja
productividad, pérdida de la capacidad competitiva de la industria y el agro,
la desaparición física de muchas empresas tanto por su vulnerabilidad
operativa, como por las expropiaciones
y, un enorme endeudamiento improductivo y dañino que no ha aportado nada
positivo a la calidad del desenvolvimiento económico.
El que se
fue, es el gran responsable de esta caótica situación. Los actuales segundones
que conforman la “troika” continuarán
gobernando, ayunos de ideas y “auctóritas” y pletóricos de mentiras y
banalidades. Por sus propias carencias no han podido ni podrán superar la grave crisis que causaron. Salta a
la vista que no están resolviendo los
problemas. ¿Podrán seguir engañando al sufrido pueblo o éste finalmente se dará
cuenta que el modelo del gobierno es una utopía perdida e insostenible?
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