ANTONIO JIMENEZ BARCA
EL PAÍS
La Policía Federal de Brasil ha detenido hoy en su casa de São Paulo al tesorero del Partido de los Trabajadores (PT), João Vaccari, acusado de corrupción y de lavar dinero dentro del denominado caso Petrobras, un enorme agujero negro de finanzas ocultas,
sobornos y corruptelas que mina a la principal empresa pública
brasileña. Vaccari es tesorero del PT (el partido de la actual
presidenta Dilma Rousseff y del expresidente Lula)
desde 2010 pero es un personaje histórico dentro de la formación, en la
que milita desde hace 25 años. Por eso, su detención, aunque
provisional y esperada dada la abrumadora montaña de pruebas y
testimonos que le implicaban, supone un golpe en el corazón politico del
Gobierno. Es más: Vaccari era un amigo personal de Lula, un militante
cuya carrera se forjó paralela a la del histórico presidente.
Al tesorero se le acusa, sobre
todo, de hacerse con sobornos de empresas que trabajaban con la
petrolera Petrobras a fin de trasvasarlos a las cuentas del PT,
presumiblemente para financiar sus campañas electorales. Hasta cinco
personas implicadas en la red corrupta (ex altos cargos de Petrobras,
intermediarios y empresarios) han testimoniado a la policía que Vaccari,
durante años, se reunía, entre otros, con el exdirector de Ingeniería
de la petrolera y con directivos de empresas constructoras para
apalabrar las cantidades que irían para un lado y para otro. El
exgerente de Servicios de Petrobras, también implicado en la trama,
acusa a Vaccari de haberse hecho con más de 200 millones de reales (66
millones de euros). El cerebro de la red corrupta, el experto en lavar dinero Alberto Yousseff
asegura que una vez envió a un empleado de Petrobras a la sede del PT
en São Paulo con un maletín con 400.000 reales (133.000 euros).
La mujer del tesorero ha sido
interrogada también debido a que su nombre sale asociado a decenas de
miles de reales en su cuenta, lo que implicaría que Vaccari no solo
abastecía la cuenta corriente del PT sino la suya propia. La policía
también ha solicitado la detención de la cuñada del tesorero, acusada de
corrupción y de la que se sospecha que recibió de la red corrupta cerca
de 250.000 reales (83.000 euros).
El viernes pasado, el propio tesorero declaró en la comisión de investigación que el Congreso
brasileño lleva desarrollando en las últimas semanas para aclarar el
asunto. En ella, el tesorero aseguró que su partido recibió donaciones
legales y que solía reunirse con empresarios y altos cargos de Petrobras
sin que eso sea un delito. A la pregunta de si se reuniía con unos y
con otros a la vez en hoteles, Vaccari se perdió en respuestas evasivas y
poco concretas. En esa comisión negó haber recibido sobornos y añadió
que el hecho de que su nombre saliera a relucir tanto en boca de tantos
acusados de pertenecer a la trama se debe a que estos implicados
consiguen rebajas en la pena a cambio de dar información a la policía.
Hasta ahora, el caso Petrobras fragilizaba al Gobierno de Dilma Rousseff por su enorme repercusion mundial,
por la relevancia de la empresa afectada y por sus consecuencias
económicas en un contexto de crisis. Ahora, la detención del tesorero es
una bomba en el corazón politico del partido del Gobierno y de la
propia Dilma Rousseff, ya de por sí fragilizada y muy abajo en los
sondeos de opinión. La sombra de la mayor red de corrupción en Brasil se
aproxima cada vez más al centro del poder.
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