EDUARDO FERNANDEZ
El Gobierno venezolano se llena la boca diciendo que tenemos las más grandes reservas probadas de petróleo de todo el mundo.
Qué bueno sería que, además de eso, pudiéramos decir que tenemos el mejor sistema educativo de todo el mundo. Que tenemos las mejores escuelas y los mejores maestros, las mejores universidades, las mejores escuelas técnicas, los mejores centros de investigación científica y tecnológica.
La era de piedra no se acabó porque se acabaran las piedras. Lo dijo Yamani al ministro de petróleo de Arabia Saudita que tanta influencia tuvo en la política de la Opep.
El mundo podría estar viviendo los últimos años de la era del petróleo. Podría perfectamente ocurrir, como ocurrió con las piedras y como ocurrió con el carbón, que estuviéramos en vísperas de una civilización pospetrolera, y que las grandes reservas de las que tanto se ufanan los voceros de nuestro gobierno se quedaran encerradas en el subsuelo de la geografía venezolana sin nadie que tenga interés en extraerlas, por inútiles.
Hay tres temas que se están haciendo presentes con creciente fuerza en materia energética y que debemos tomar en cuenta: en primer lugar, la riqueza petrolera es agotable y no renovable. En segundo lugar, fuentes alternas de energía están surgiendo que pueden, por sus menores costos de producción, excluir al petróleo de los mercados. En tercer lugar, la humanidad no va a tolerar que continúe el daño ecológico que se deriva de fuentes energéticas como el petróleo.
El futuro le pertenece a los países que poseen materia gris y no materias primas.
El futuro le pertenece a los países que ganen la batalla de la educación, la ciencia, la cultura, la tecnología, la informática.
Por eso me preocupa el grado de abandono de nuestras escuelas, muchas de las cuales no tienen el equipamiento indispensable para alojar dignamente a nuestros niños. Me preocupa que nuestros maestros estén muy mal pagados y, en muchos casos, mal preparados y poco actualizados. Me preocupa la creciente deserción estudiantil. Muchos de los jóvenes que abandonan el sistema educativo terminan engrosando las filas del ejército de la delincuencia.
Para el futuro de Venezuela, mucho más importante que tener grandes reservas comprobadas de petróleo, es tener una educación de calidad que llegue hasta todos nuestros jóvenes.
Qué bueno sería que, además de eso, pudiéramos decir que tenemos el mejor sistema educativo de todo el mundo. Que tenemos las mejores escuelas y los mejores maestros, las mejores universidades, las mejores escuelas técnicas, los mejores centros de investigación científica y tecnológica.
La era de piedra no se acabó porque se acabaran las piedras. Lo dijo Yamani al ministro de petróleo de Arabia Saudita que tanta influencia tuvo en la política de la Opep.
El mundo podría estar viviendo los últimos años de la era del petróleo. Podría perfectamente ocurrir, como ocurrió con las piedras y como ocurrió con el carbón, que estuviéramos en vísperas de una civilización pospetrolera, y que las grandes reservas de las que tanto se ufanan los voceros de nuestro gobierno se quedaran encerradas en el subsuelo de la geografía venezolana sin nadie que tenga interés en extraerlas, por inútiles.
Hay tres temas que se están haciendo presentes con creciente fuerza en materia energética y que debemos tomar en cuenta: en primer lugar, la riqueza petrolera es agotable y no renovable. En segundo lugar, fuentes alternas de energía están surgiendo que pueden, por sus menores costos de producción, excluir al petróleo de los mercados. En tercer lugar, la humanidad no va a tolerar que continúe el daño ecológico que se deriva de fuentes energéticas como el petróleo.
El futuro le pertenece a los países que poseen materia gris y no materias primas.
El futuro le pertenece a los países que ganen la batalla de la educación, la ciencia, la cultura, la tecnología, la informática.
Por eso me preocupa el grado de abandono de nuestras escuelas, muchas de las cuales no tienen el equipamiento indispensable para alojar dignamente a nuestros niños. Me preocupa que nuestros maestros estén muy mal pagados y, en muchos casos, mal preparados y poco actualizados. Me preocupa la creciente deserción estudiantil. Muchos de los jóvenes que abandonan el sistema educativo terminan engrosando las filas del ejército de la delincuencia.
Para el futuro de Venezuela, mucho más importante que tener grandes reservas comprobadas de petróleo, es tener una educación de calidad que llegue hasta todos nuestros jóvenes.
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