FERNANDO RODRIGUEZ
Sin duda pueden pasar muchas cosas
después del 20 de mayo. Siempre puede pasar cualquier cosa cuando uno
está sentado sobre un polvorín; por ejemplo que estalle. Pero al menos
un proyecto parece comenzar a delinearse con relativa claridad, el de
Maduro. Ya hay indicios provenientes de fuentes disímiles que coinciden
en lo esencial.
El cuento lo echó por primera vez el
indestructible Rodríguez Zapatero, en su enésima reencarnación,
señalando que hay que retomar el diálogo, también sin fin, apenas se
realice la asquerosilla contienda electoral. Lo dijo después de su
vergonzosa derrota en Santo Domingo, con toda y descarada carta, a ver
qué salvaba del naufragio. Y algo salvó: Henri Falcón y la habitualmente
curiosa cuota de candidatos para familiares y vecinos (aunque el
evangélico de los paraísos fiscales, dicen algunas encuestas, que no lo
hace tan mal). Nadie le paró mucho a Rodríguez Zapatero por el lado
opositor y si algo se oyó fue un incrédulo “coño, otra vez”.
Pero por allí salió en estos días un
artículo en El País del siempre enterado Héctor Shamis en el que afirma
que a partir de unas conversaciones del candidato Falcón con algunos
embajadores europeos, se sabía que dicho contubernio iba a tener lugar y
que su desiderátum era un gobierno de aliento nacional,
gobierno/oposición, o sea Maduro/Falcón básicamente, que incluso podría
dar lugar a que este último ocupara la vicepresidencia. Francisco
Rodríguez, a quien señala como el broker de los tenedores de bonos
nacionales que ha obtenido del gobierno el cabal pago de estos, hasta
ahora y solo hasta ahora y cuya consecuencia es el acrecentamiento de la
miseria popular, sería el zar de la de economía, que trataría de
revertir la tragedia que vivimos buscando dinero fresco en el norte,
donde dice tener amigos. También se puede imaginar que algunos
“derechistas”, ya enrolados en la candidatura del inusitado líder
opositor, podrían desteñir el rojo-rojito con algunos ministerios.
Shamis no cree que esto tenga un buen
resultado y de funcionar sería la prolongación de la interminable
agonía a que Maduro ha sometido al país, con todo y la represión
necesaria y su desiderátum de partido único.
Felipe González, amigo fiel de la
causa de la real democratización de Venezuela, ha señalado como
verosímil esa posibilidad orquestada por Rodríguez Zapatero. No la cree
para nada feliz y su pronóstico es que “Maduro se cae solo”, de
podredumbre económica seguramente. Pero su testimonio confirma el
proyectado entente. Que, por lo demás, de ser cierto evidenciaría las
nada limpias raíces de la candidatura de Falcón, cuyo objetivo no sería
precisamente llenar el torpe vacío opositor que algunos votantes
frenéticos pregonan. El candidato emergente y su gente lo niegan.
Pero si alguna duda podría caber
sobre el carácter especulativo del plan de Maduro, hasta de Rodríguez
Zapatero se puede dudar, aunque cuando ha prometido una sinvergüenzura
siempre la ha hecho, este ha puesto las cosas más diáfanas: apenas no
más se realice el proceso electoral, y él gane por supuesto, llamará a
un diálogo nacional por la paz y el progreso nacionales. Ya tenía hasta
el lugar, República Dominicana, que la iba a ceder para tales menesteres
el presidente Medina. Este dijo a las pocas horas que nadie lo había
consultado y de hacerlo diría que no, y se entiende que no quiera
repetir el triste espectáculo del que salió esquilmado.
Claro que quedan otra cantidad de
preguntas y ya Shamis adelanta una, con precaución: ¿Qué van a hacer en
concreto esos muchos países que no reconocen la fétida elección? La
repuesta parece simple: retirar los embajadores. ¿Será así y en cuántos
casos? Se permite recordar que España y Panamá los han vuelto a sus
sitios poco tiempo después de retirarlos. Y no dice más.
Pero yo creo que hay otra pregunta
mayor sobre el hipotético escenario, dando por obvio que la oposición
abstencionista se tiene que mantener en sus trece, no va a negar la
elección para después amigarse con el elegido, es por algunos destacados
votantes falconistas y su posible visión de esta transacción que no
sería la deseable pero, tú sabes, el realismo político y la prometida
apertura de Maduro… es mejor que el silencio y la inacción de la MUD que
es un cadáver viviente: ¿entiendes?
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