ENRIQUE VILORIA VERA
Hay que recordar que el Diablo tiene sus milagros, también.
Calvino
Calvino
Nuestro Cristo marxista que prefiere la hoz y el martillo antes que la cruz, a diferencia del de la Biblia, también cuenta con algunos milagros socialistas que compiten – no por su bondad – con aquellos vinculados con la multiplicación de panes, vinos y peces. El Redentor Bolivariano de turno también pasará a la historia de lo increíble por sus variadas multiplicaciones, entre las que destacan:
• La multiplicación de muertos en calles y hospitales.
• La multiplicación de la pobreza crítica.
• La multiplicación de servicios públicos inservibles.
• La multiplicación de empresas quebradas tanto públicas como confiscadas o privadas.
• La multiplicación de la corrupción y el enriquecimiento ilícito.
• La multiplicación de los comedores de basura.
• La multiplicación del rechazo internacional.
• La multiplicación de la inseguridad personal.
• La multiplicación de pranes que desde sus acondicionadas y confortables cárceles dirigen importantes acciones delictivas.
• La multiplicación de los colectivos justicieros e impunes que liquidan sin piedad a los escuálidos opositores.
• La multiplicación de buchonas cuentas revolucionarias en paraísos fiscales.
• La multiplicación de las farmacias sin medicinas y de hospitales sin médicos.
• La multiplicación de los presos políticos.
• La multiplicación de la violación a los derechos humanos fundamentales.
• La multiplicación del control del Poder Ejecutivo sobre los otros poderes públicos.
• La multiplicación de los venezolanos que emigran en busca de un mejor presente y futuro para sí y para sus hijos.
• La multiplicación de ministerios y organismos públicos a fin de fortalecer la ineficiencia de un Estado forajido.
• La multiplicación de cadenas nacionales para ver a la pareja presidencial bailando guaguancó.
• La multiplicación de un parque automotor inservible y sin repuestos.
• La multiplicación de la ayuda salvadora a Cuba, Nicaragua y Bolivia.
• La multiplicación de los carteles oficialistas para el envío de droga.
• La multiplicación de la pobreza crítica.
• La multiplicación de servicios públicos inservibles.
• La multiplicación de empresas quebradas tanto públicas como confiscadas o privadas.
• La multiplicación de la corrupción y el enriquecimiento ilícito.
• La multiplicación de los comedores de basura.
• La multiplicación del rechazo internacional.
• La multiplicación de la inseguridad personal.
• La multiplicación de pranes que desde sus acondicionadas y confortables cárceles dirigen importantes acciones delictivas.
• La multiplicación de los colectivos justicieros e impunes que liquidan sin piedad a los escuálidos opositores.
• La multiplicación de buchonas cuentas revolucionarias en paraísos fiscales.
• La multiplicación de las farmacias sin medicinas y de hospitales sin médicos.
• La multiplicación de los presos políticos.
• La multiplicación de la violación a los derechos humanos fundamentales.
• La multiplicación del control del Poder Ejecutivo sobre los otros poderes públicos.
• La multiplicación de los venezolanos que emigran en busca de un mejor presente y futuro para sí y para sus hijos.
• La multiplicación de ministerios y organismos públicos a fin de fortalecer la ineficiencia de un Estado forajido.
• La multiplicación de cadenas nacionales para ver a la pareja presidencial bailando guaguancó.
• La multiplicación de un parque automotor inservible y sin repuestos.
• La multiplicación de la ayuda salvadora a Cuba, Nicaragua y Bolivia.
• La multiplicación de los carteles oficialistas para el envío de droga.
En lo que ha sido más que eficiente es en la multiplicación de los
votos electorales, convirtiendo a Venezuela en el único país donde el
Presidente electo obtiene más votos que el número de votantes que
concurrieron a las urnas amañadas y poco fiables.
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