Los peligros geopolíticos de Venezuela
Fernando Ochoa Antich
El Nacional
La ambición de poder de Nicolás Maduro y la debilidad de los altos
mandos militares han conducido a Venezuela a una situación en la cual
cualquier solución de la crisis nacional va a tener un inmenso costo
para nuestro pueblo y las futuras generaciones. Si ellos tuviesen un
mínimo de patriotismo habrían buscado una solución apegada a la
Constitución, que permitiera enfrentar con éxito la creciente e
inmanejable crisis nacional. El único camino posible era negociar un
acuerdo que hubiese garantizado unas elecciones realmente transparentes
para que, en caso de haber triunfado, hubiese contado con el
reconocimiento internacional y el suficiente respaldo económico de los
organismos multilaterales como el FMI y el Banco Mundial. Pero,
lógicamente, su derrota era inevitable a la luz de su desastroso
gobierno y la hiperinflación que ha generado con sus absurdas políticas.
Sin embargo, esa medida le hubiese permitido reclamar el mérito de
haber contribuido a evitar un mayor desastre y salir del gobierno con un
mínimo de respeto a su nombre y a su investidura.
El resultado del ilegal y fraudulento proceso electoral que
culminó el pasado 20 de mayo no le da a Nicolás Maduro ninguna
fortaleza. La histórica abstención, el real porcentaje de votos que
obtuvo en relación con el padrón electoral, el inmenso rechazo
internacional a ese proceso y, fundamentalmente, las muy graves
sanciones económicas a muchos de sus funcionarios y a su gobierno, dejan
al régimen con una muy precaria base de sustentación. Además, al haber
cerrado, él mismo, las posibilidades de una solución pacífica a este
grave conflicto interno, se abren, como he venido alertando en mis
artículos, las posibilidades de dos peligrosos escenarios para
Venezuela: la salida militar y la intervención militar multilateral. Ha
pasado muy poco tiempo desde el domingo para poder determinar si las
medidas que ofreció Nicolás Maduro en la campaña electoral pueden llegar
a tener algún éxito. Realmente, no lo creo. También se requiere
verificar si los venezolanos continuarán soportando estoicamente el
acoso del hambre y la muerte o, por el contrario, reaccionarán
violentamente ante el sufrimiento.
Creo de gran interés analizar estos dos posibles escenarios con la
finalidad de evaluar las consecuencias positivas y negativas que cada
una de ellas tendría para Venezuela y nuestro pueblo. La salida militar
ha empezado a tomar cuerpo. Así lo confirma el propio gobierno. Las
numerosas detenciones de oficiales, con mando de importantes unidades
tácticas, evidencian un fuerte clima de inquietud e insatisfacción en
las filas castrenses. Esas tensiones, de acuerdo con los hechos
recientes, se transformaron en una realidad antes de las pasadas
elecciones. Los rumores de nuevas y numerosas detenciones indican la
magnitud del descontento en los cuadros militares. Ya en el año 2017
había ocurrido un hecho similar muy grave: la detención de cerca de 12
primeros tenientes pertenecientes a las promociones graduadas en los
años 2003, 2004 y 2005. Eso nos indica que el proceso de ideologización
de los cuadros militares durante estos 18 años no ha tenido suficiente
éxito, ya que esos oficiales se formaron durante el gobierno de Hugo
Chávez.
Es verdad que Nicolás Maduro y el Alto Mando Militar han
establecido, con un éxito importante, una política represiva en contra
de los cuadros activos de la FAN. Ella consiste en detener por cualquier
causa a un profesional y someterlo a juicio militar, acusándolo de
haber cometido los delitos de traición a la patria e instigación a la
rebelión, para luego imponerle severas penas de prisión. También se hizo
pública recientemente la expulsión de la Fuerza Armada y degradación de
un grupo de oficiales retirados, muchos de ellos detenidos desde hace
varios años. ¿Cómo perciben los cuadros esas arbitrarias medidas? Tienen
que estar atemorizados. Eso es verdad, pero al mismo tiempo deben de
encontrarse ofendidos en su dignidad y honor militar y con certeza deben
rechazar la actitud de los altos mandos de la FAN que no han sido
capaces de defenderlos de tan injusta represión. ¿Qué va a ocurrir? Es
difícil saberlo. Pero ante esa situación, la acuciante crisis
socioeconómica, la desconfianza en los mandos y la ilegitimidad del
comandante en jefe, no se puede descartar la posibilidad de una reacción
militar.
El escenario de una intervención militar multilateral es, sin
lugar a dudas, el menos conveniente para Venezuela. Particularmente, ni
lo quiero, ni lo promuevo, ni lo acepto. Esta posición la deben tener
muchos venezolanos, entre ellos numerosos oficiales activos. El problema
es que los delicados e importantes intereses en juego difícilmente
tomarán en cuenta nuestra opinión. Este escenario puede empezar a
transformarse en una dolorosa realidad si persisten dos condiciones: el
agravamiento de la situación interna venezolana, comprometiendo la paz
regional y los intereses occidentales en la América Latina; y la
imposibilidad de que surja, en un tiempo prudencial, otra alternativa
para poder resolver nuestra crisis. Veamos cómo se está configurando
este escenario. Analicemos brevemente el rechazo y el reconocimiento de
las recientes elecciones: la gran mayoría de los gobiernos del
continente americano desconocieron los resultados con razones jurídicas
de peso, con el consecuente desconocimiento de Nicolás Maduro como
presidente de la República. Rusia y China, junto con los gobiernos
cercanos a esas dos potencias, las aceptaron sin importarle la manera
fraudulenta de su realización.¿Cómo pienso que puede realizarse una intervención militar multilateral con la finalidad de derrocar el gobierno de Maduro? Lo primero que debe analizarse son los intereses nacionales en juego. En el caso de Estados Unidos es un problema de prestigio mundial y de hegemonía regional en un momento histórico en el cual ha vuelto a tomar fuerza la confrontación entre bloques. Ciertamente, la Rusia de Putin está haciendo un importante esfuerzo para volver a ser una potencia mundial con suficiente capacidad para influir en los escenarios mundiales, pero su actual potencialidad militar y capacidad económica aún no es suficiente para lograrlo. Imaginarse que Venezuela puede jugar el mismo papel que asumió Cuba cuando la crisis de los cohetes, en 1962, es una ilusión que puede conducir a Venezuela a una tragedia. En el caso de China, la situación es algo diferente. Su lucha es económica, desea incrementar su intercambio comercial en la América Latina. No creo que pueda lograrlo totalmente. Lo radical, en ese campo, del gobierno del presidente Trump lo impediría.
En el caso de los países limítrofes con Venezuela: Brasil, Colombia y Guyana tienen, en este momento, importantes intereses nacionales contrapuestos con los objetivos ideológicos, políticos y económicos impulsados por la “revolución bolivariana”. En el caso de Brasil, no es solo el problema de la inmigración ilegal de cientos de miles de venezolanos que han empezado a comprometer la estabilidad económica en los estados limítrofes, sino que para el actual estatus político brasileño le es inconveniente la permanencia del gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela y sus estrechos vínculos con el Foro de Sao Paulo. En el caso de Colombia, sus intereses nacionales se encuentran amenazados por distintas razones, pero todas originadas en los errores políticos, económicos y militares de los gobiernos de la “revolución bolivariana”. En el caso de Guyana, está claro que su interés es encontrar una solución al problema limítrofe. La coincidencia de intereses entre Estados Unidos y nuestros países vecinos está a la vista. El Alto Mando Militar debería reflexionar sobre esta realidad y contribuir a encontrarle una solución nacional y pacífica a la crisis venezolana. No es con “ejercicios cívico-militares” como se debe responder a una amenaza de esta magnitud. Ojalá así lo entiendan. Reflexionen. Venezuela lo exige.
fochoaantich@gamil.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario