“La oferta de crudo de Venezuela puede entrar en caída libre”
Ibsen Martinez
El Pais
Luis Giusti (Lagunillas, Venezuela, 1944) dejó voluntariamente la presidencia de Petróleos de Venezuela (PDVSA) el mismo día de 1998 en que Hugo Chávez asumió la presidencia.
Ingeniero de petróleos, Giusti estuvo al frente del otrora gigante
petrolero venezolano desde 1994 y fue quien aplicó una reforma
energética pionera en América Latina. Su rol en el boom petrolero colombiano
de la década pasada es conocido y valorado. Actualmente reside en
Washington, donde es alto consejero del Centro de Estudios Estratégicos e
Internacionales en asuntos de energía y petróleo y es miembro del
Energy Intelligence Group.
Pregunta. PDVSA
es blanco de acciones internacionales que comprometen su futuro, como
la sentencia a favor de Conoco-Philips [petrolera de EE UU que tuvo que
ser compensada por una expropiación]. Hay analistas que describen este
escenario como equivalente a un embargo petrolero. ¿Lo comparte?
Respuesta. No, no es equivalente; aunque sí de
impacto significativo. PDVSA perdió con ella el acceso a los patios de
tanques en el Caribe que había venido usando. En consecuencia, tiene
ahora muy limitada su habilidad para cargar los supertanqueros que
mueven las compras de EE UU, India y China.
El caso Conoco deja ver, por otra parte, la bancarrota de la
petrolera venezolana. Aunque no esté formalmente declarada, las deudas
impagables, la aguda caída de producción que hoy está en 1,3 millones de
barriles diarios, la paralización de cinco de las seis refinerías que
tiene en territorio nacional, la necesidad de comprar gasolina y
derivados en el mercado internacional, el default de los bonos de la
empresa..., son todas características de una empresa en bancarrota. A
eso hay que sumarle la inmensa corrupción a sus más altos niveles. El
saqueo inmisericorde de PDVSA se cuenta ya en decenas de miles de
millones de dólares.
Un golpe muy duro podría llegar con la aplicación de sanciones
directas contra PDVSA, lo cual eliminaría las posibilidades de vender
crudo a EE UU. El año pasado aún se exportaban 700.000 barriles a las
refinerías del Golfo de México. Actualmente, esa cifra es de 400.000.
P. La Agencia de la Energía de EE UU ha certificado
que Colombia exportó en abril un volumen mayor que Venezuela a la costa
del Golfo de México.
R. Circula ya la broma de que Colombia,
camino de los 870.000 barriles diarios, y Venezuela con su producción en
picado, compiten por ser el primero en alcanzar un millón de barriles
al día.
P. ¿Está Venezuela cerca del fin de una era, como ya comienza a afirmarse?
R. No cabe duda de que si el desgobierno de Maduro
se prolonga, Venezuela se irá convirtiendo cada vez más en un productor
marginal.
P. ¿Los precios altos que se avizoran podrían compensar en algo la merma en la producción?
R. Irónicamente, Venezuela ha sido el mayor factor
contribuyente de los actuales altos precios petroleros. No porque haya
cerrado barriles para cuadrar cuotas de producción en el seno de la
OPEP, sino por una caída de su producción de más de dos millones de
barriles diarios en apenas dos años. Revertir producción declinante es
siempre una tarea costosa y difícil. Y la actual producción venezolana
todavía puede entrar en caída libre.
P. De no haber mediado la sostenida destrucción de PDVSA acometida por Chávez, ¿en qué situación estaría hoy?
R. Cuando asumí las riendas de PDVSA en marzo de
1994, la producción de la empresa era de 2,5 millones de barriles
diarios. Con la apertura petrolera, ya a finales de 1997 la producción
de Venezuela alcanzaba los 3,4 millones de barriles. Si tomamos como
referencia esa cantidad y le asignamos un precio de 60 dólares por
barril, el país habría ingresado 180 millones de dólares diarios, unos
65.700 millones de dólares [55.700 millones de euros] anuales. Esa cifra
equivale a la deuda total actual que tiene Maduro con China.
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